Friday, January 11, 2008

Pablo Illanes presenta

Cine

Volver, de Pedro Almodóvar

Hubo un tiempo en que todos amábamos a Almodóvar, fue precisamente a raíz del estreno de "Mujeres al borde de un ataque de nervios", estrenada en el mítico combo cines Ducal-Las Condes hace muchos años. Película seminal en la carrera internacional del director manchego, "Mujeres…" nos introdujo al insólito y entonces incomparable universo del director, un mundo de féminas peleadoras, toxicómanas y obsesivas insertas en escenarios extremos y filmadas por una cámara que se regodeaba entre la estética de Douglas Sirk y el melodrama más clásico con la moral de Fassbinder y sus intensas obras maestras. Entonces, gracias a la labor de pequeñas distribuidoras, festivales y, por cierto, algunos piratas cinéfilos, conocimos el pasado almodovariano, ese que denota el espíritu provocador e insolente que lo catalogó algo así como el mentor creativo de la movida española. Lo cierto es que Almodóvar dirigió un puñado de películas fundamentales ("¿Qué he hecho yo para merecer esto?" y "La ley del deseo" están en un rincón especial de mi devedeteca), escribió un libro gracioso acerca de la movida ("Patty Diphusa") y básicamente se divirtió durante varios años haciendo lo que mejor sabe hacer: "epatar con cariño", objetivo que cabalmente ha cumplido a lo largo de la primera etapa de su carrera. Durante la segunda, aquella post-Oscar por "Todo sobre mi madre", Almodóvar no saltó olímpicamente a América para filmar con Melanie Griffith y Kevin Costner (aunque estuvo a punto, con "The paperboy", que finalmente rechazó), sino que permaneció en España, una decisión que parecía excelente aunque no ha rendido las películas esperadas. "Volver" es una película seria, convenientemente alejada de la masculinidad tierna de "Hable con ella" y, en especial, de los majaderos jugueteos homoeróticos que terminaron traicionando el rodaje y el resultado final en "La mala educación". "Volver", por eso, es una película a la George Cukor, con media docena de mujeres, viejas, adultas y adolescentes, que hablan sin parar sobre el presunto regreso a la vida de la madre, interpretada con todas las herramientas que ya le conocemos a Carmen Maura. Hay momentos precisos, personajes queribles y varias musiquitas que seguro se pondrán de moda, pero falta lo más importante, ese elemento que el Almodóvar de "Matador" nunca olvidó: la emoción genuina.

Basta de Jennifer Aniston

Querida Jennifer: Hace once años atrás crucé al videoclub de la esquina y arrendé una película de terror para una noche de sábado. La película, llamada "Leprechaun", era tan mala que sólo vi los primeros 30 minutos. Tú aparecías como la co-protagonista y ni siquiera te miré dos veces. Como otros millones de seres humanos, sólo me di cuenta de tu existencia con la egomaníaca y demandante Rachel Green, princesa insoportable que me recordó a alguien que conozco y gracias a cuya histeria me convertí en un fan moderado de "Friends", vehículo televisivo que te convirtió en lo que siempre quisiste ser: una actriz graciosa. Pasaste años encerrada en aquel cálido espacio comprendido entre los departamentos y el Central Park y provocaste grandes carcajadas. Eras histérica, gritona y atractiva y sabías poner en su lugar a la controladora Mónica y a la mentalmente perturbada Phoebe, las únicas que podían hacerte el peso a la hora de hacer reír. Paralelamente, intentaste una carrera en el cine, con resultados bastante más decentes que tus compañeros. Como toda actriz del montón en los 90, estuviste en una película latera del ídem Edward Burns ("She's the one") y participaste en dos comedias románticas que hoy en el cable resultan hasta simpáticas ("El objeto de mi afecto" y "Retrato perfecto", tan equivalentes en tono e importancia que llegan a parecerse). Pero todo lo que sube tiene que bajar: "Friends" se acabó y Rachel Green está muerta como las neuronas de tus agentes. No se puede negar que has tenido suerte: mientras tus colegas Matthew Perry (Chandler) y David Schimmer (Ross) nadaban en las aguas nauseabundas de la mediocridad secundaria, tú compartías roles con los grandes de la comedia (Jim Carrey, Ben Stiller), siempre como un objeto "cute", como tú, inofensiva y discreta. Pero algo ocurrió más tarde. Te enamoraste del príncipe que todas querían y sucumbiste ante la obsesión por la belleza. Brad, el Más Bello, te convirtió en el hazmerreír de Hollywood y entiendo que eso no debe ser fácil. Pero podrías haber sido más digna. Por un segundo deberías haber imaginado las risotadas de Brad y Angelina en algún hotel de lujo en Tanzania, mientras veían alguna de tus últimas gracias. En "Descarrilados" eres la amante de Clive Owen, el non plus ultra de la elegancia y cuya presencia requería que te convirtieras en Lana Turner, pero sólo eres una Rachel más, una maleducada y centro de mesa al borde de la risa, perdida en una historia ambiciosamente "noir" que, como todos nosotros, no entendiste ni te importó demasiado. En "Dicen por ahí…" estás dirigida por un viejo que sabe de comedias, Rob Reiner, y tienes grandes escenas con viejos cracks, como Shirley MacLaine y Kevin Costner, pero estás acelerada y pensando en la traición del Más Bello que en la insólita búsqueda de tu personaje. Eso quizás te llevó a cometer "Viviendo con mi ex", donde te desquitas del tuyo para filmar una película execrable con tu actual pareja, el simpático y regordete Vince Vaughn, que en este minuto debería replantearse seriamente un futuro contigo. Ya no te quiero, Jennifer. Colmaste mi paciencia. Todos podemos equivocarnos una vez, pero ningún ser humano normal puede participar en una aberración como "Viviendo con mi ex". Despide a tu agente, cambia a tu sicoanalista, toma unas vacaciones, pero cambia. Y si algún día te sientes triste, siéntate con Vince a ver "Pecado original". Eso sí que da risa.

Bubble, de Steven Soderbergh

Entre los rodajes con Julia Roberts y Brad Pitt, el otrora independiente Steven Soderbergh se da el lujo de filmar lo que le gusta (y no lo que los estudios le imponen). Anteriormente, mientras dirigía "La gran estafa" ("Ocean's eleven"), realizó "Full frontal", una pequeña e inusual comedia escasamente distribuida. "Bubble" es la primera de seis películas que el director de "Sexo, mentiras y video" rodará para HDFilms, productora dedicada justamente a eso: a filmar en tecnología digital y de una manera totalmente alejada de Hollywood. Con actores desconocidos y un estilo a menudo pretencioso por su afán "independiente", Soderbergh establece las relaciones entre tres operarios de una fábrica de muñecas, dos jóvenes y una mujer madura que se cuenta entre lo mejor de esta película. Como buen experimento, "Bubble" fue lanzada simultáneamente en cines, DVD y televisión como una manera de derribar la piratería. Buenas intenciones para una rareza que conviene revisar.


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El periodista y guionista Gonzalo Maza es sorprendente. No sólo es capaz de publicar este blog cinéfilo interminable en cuanto a cifras, links y contenidos, sino que además lo hace con una visión precisa donde se conjuga en la medida exacta la cinefilia, la industria y lo freak. Analízame es un parque de diversiones para el obsesivo buscador de datos e incluye además links de guionistas, directores, revistas de cine y fondos para filmar. Un gusto. Incluir ya en favoritos.

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