Tuesday, November 25, 2008

Antes del atardecer por Ernesto Ayala

Antes del atardecer Before sunset
Humano, demasiado humano
septiembre de 2004
Revista Wikén, El Mercurio


Dirección: Richard Linklater

Guión: Ethan Hawke, Julie Delpy, Kim Krizan, Richard Linklater

Elenco: Julie Delpy, Ethan Hawke



En el cuento “Ein Deutsches requiem”, Borges escribió: “un acto es menos que todas las horas de un hombre”. Aunque la afirmación contradice lo que el mismo Borges había afirmado en varios cuentos anteriores -pienso en “El Sur” o “El jardín de senderos que se bifurcan”-, donde los personajes deciden modificar su vida completa mediante un solo acto heroico, épico si se quiere, la pregunta no deja de ser poderosa: ¿qué vale más: una vida completa o un acto que la modifica totalmente? ¿Los doce mil días en que uno fue construyendo esa vida o esa noche que pareció cambiarla para siempre? ¿Qué se parece más a lo que somos? ¿Esa suma de infinitas y pequeñas decisiones que nos trajo hasta aquí o ese momento, esa visión que perdimos entre las manos? Estas son el tipo de preguntas que esconde la diáfana apariencia de Antes del atardecer. Las respuestas no son sencillas.

Antes del atardecer es la segunda parte de Antes del amanecer, película de 1995, en que Jesse (Ethan Hawke) y Celine (July Delpy) se conocen arriba de un tren y deciden pasar la noche juntos vagando por Viena antes de que al otro día tengan que separarse irremediablemente, él para volver a Estados Unidos, ella para ir a visitar a su abuela a París. No intercambian teléfonos ni direcciones para no someter la frescura de su relación a la tristeza de los llamados por teléfonos o las cartas, pero quedan de volver a juntarse en seis meses más, el 16 de diciembre, en el mismo lugar y a la misma hora. Si realmente se encontraban o no era un misterio que cada espectador resolvía por separado, de acuerdo a su propia manera de ver la vida.

En esta secuela, Jesse y Celine vuelven a verse nueve años después. En lugar de tener poco más de 20 años, ahora tienen algo más de 30. Jesse es un escritor de gira por Europa y está presentando un libro en una pequeña librería de París y Celine, que trabaja en una organización por la defensa del medio ambiente, llega sorpresivamente a verlo. Pero Jesse tiene que tomar su vuelo de retorno a Nueva York y, si antes tuvieron toda una noche para conocerse, ahora tienen apenas un hora, quizás un poco más. Prácticamente en tiempo real, vemos entonces a Jesse y Celine paseando por París en verano, conversando inagotablemente, acosados por los miserables minutos que se acaban.

A pesar de esta sencilla estructura, lineal, cronológica, con apenas unos pequeños flashbacks de su encuentro anterior (que permiten ver esta película sin haber visto la primera), Antes del atardecer está llena de líneas de tensión, preguntas que generan suspenso: ¿Qué ha pasado estos nueve años? ¿Qué significó aquella noche de Viena en las vidas de Jesse y Celine? ¿Se acuerdan el uno del otro? ¿Qué es lo que sienten? ¿Están casados, solteros? ¿Será el nuevo encuentro una simple conversación o asistiremos, una vez más, a un encuentro de almas? ¿Es la segunda oportunidad que nunca tuvieron o simplemente ya es muy tarde?

“Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”, dice el famoso poema Veinte de Neruda. Jesse -Hawke- ciertamente está más viejo. Las arrugas en su cara lo revelan, pero también su actitud, más distante, menos cálida, más protegida. Celine -Delpy- está igual de bella, pero también más neurótica y oculta. Los sentimientos de cada uno, que antes fueron transparentes, ahora son ambiguos. Acceder a ellos, tanto para los protagonistas como para el espectador, ya no será tan fácil. Sobre los 30 años, revelar qué es lo que se está sintiendo exige condiciones. Todos somos más difíciles y la película lo asume con lucidez, con una certeza impecable.

Pero otras cosas no han cambiado tanto. No han cambiado nada. Jesse y Celine se enfrentan a la misma ansiedad por comunicarse, a la misma risa nerviosa, a las mismas discusiones irresolubles, al mismo intento torpe –porque siempre es un intento torpe- de abrazarse a través de las palabras. Repentinamente, tal como dice Jesse, es como si hubieran pasado dos meses en lugar de nueve años.

Esta sensación de paralelismo, más que casual, es buscada. Richard Linklater, el director de ambas cintas (que coescribió con Kim Krizan, Hawke y Delpy), vuelve a utilizar una ciudad europea en verano (“A lo mejor sólo estamos hechos para encuentros de un día en ciudades europeas en verano”, dice Celine), vuelve a utilizar la idea de una plazo fatal para forzar a sus personajes y vuelve a utilizar la identificación como principal vehículo emotivo. Sus planos largos y sin cortes, la cámara conservadora e invisible, la poca o nula ostentación de efectos de fotografía o montaje ocultan mediante sobriedad y aparente distancia su gran apuesta: entre más cercanos nos sintamos a sus personajes, con más facilidad sentiremos sus problemas y, por lo tanto, sus emociones. En la maestría con que utiliza este recurso, Linklater tiene poco que envidiarle a Hitchcock, Truffaut o Rohmer.

Hay que reconocer que la mirada generacional –esa larga exploración sobre que significa dejar la juventud y convertirse en lo que vas a ser el resto de tu vida, cierta inevitable nostalgia por los años de frescura e inocencia, la dificultad para encajar expectativas y realidad– podría atentar en que el público menor de 25 y mayor de 50, por nombrar edades algo arbitrariamente, no se involucre con la misma facilidad de los que mediamos los treintantos. Podría. Mi modesto lugar en mí mismo no me permite asegurarlo. Posiblemente en este punto estoy equivocado.

Antes del atardecer es una extraña película. Resulta increíblemente familiar, pero a la vez extraña. Siento que, a pesar de todo lo que he dicho aquí, no he podido definir su magnífico encanto, su perturbadora emoción. Si Antes del amanecer está marcada por la separación inevitable a la salida del sol, aquí la madurez de los personajes permite pensar que quizás podrían seguir viéndose. Significaría el fin de un matrimonio, la separación de su hijo, pero podrían. Ello hace que, a medida que se acerca la hora de partida al aeropuerto de Jesse, el cierre en la ventana del tiempo, el desgarro producido por las preguntas comienza a acentuarse. ¿Vale más un acto que una toda una vida? ¿Se puede elegir entre la plenitud y el sufrimiento que provocará esa búsqueda de la plenitud? ¿Esta es la forma que tiene el entendimiento? ¿Cuál es la ficción y cuál es la vida verdadera? Es posible que estas respuestas sean más sencillas lo que creemos. Para Linklater y su equipo, bajo las incontables capas de argumentos y razonamientos con que nos protegemos y resguardamos, no estamos compuestos más que por emoción.
UN PATIO Por Jorge Luis Borges

Con la tarde
se cansaron los dos o tres colores del patio.
Esta noche, la luna, el claro círculo,
no domina su espacio.
Patio, cielo encauzado.
El patio es el declive
por el cual se derrama el cielo en la casa.
Serena,
la eternidad espera en la encrucijada de estrellas.
Grato es vivir en la amistad oscura
de un zaguán, de una parra y de un aljibe.



Jorge Luis Borges


La Universidad debiera insistirnos en lo antiguo y en lo ajeno. Si insiste en lo propio y lo contemporáneo, la Universidad es inútil, porque está ampliando una función que ya cumple la prensa.

El infierno y el paraíso me parecen desproporcionados. Los actos de los hombres no merecen tanto.

Dicen que soy un gran escritor. Agradezco esa curiosa opinión, pero no la comparto. El día de mañana, algunos lúcidos la refutarán fácilmente y me tildarán de impostor o chapucero o de ambas cosas a la vez.

La Biblioteca es una esfera cuyo centro cabal es cualquier hexágono, cuya circunferencia es inaccesible.

Yo no bebo, no fumo, no escucho la radio, no me drogo, como poco. Yo diría que mis únicos vicios son El Quijote, La divina comedia y no incurrir en la lectura de Enrique Larreta ni de Benavente.

Estoy solo y no hay nadie en el espejo. Borges

Yo creo que es mejor pensar que Dios no acepta sobornos.

Democracia: es una superstición muy difundida, un abuso de la estadística.

Si de algo soy rico es de perplejidades y no de certezas.

La Historia Universal es la de un solo hombre.

El tiempo es el mejor antologista, o el único, tal vez.

No sé hasta qué punto un escritor puede ser revolucionario. Por lo pronto, está trabajando con el idioma, que es una tradición.

He firmado tantos ejemplares de mis libros que el día que me muera va a tener un gran valor uno que no lleve mi firma.

Biografías: Son el ejercicio de la minucia, un absurdo. Algunas constan exclusivamente de cambios de domicilio.

Monday, November 24, 2008

Evangelios para Sanar ( Entrevista de Drago a Jodorowsky)

Alejandro Jodorowsky: DVD del libro "Evangelios para sanar"

Alejandro Jodorowsky, un Acto Psicomagico para el Mundo

Alejandro Jodorowsky y El Tarot

Alejandro Jodorowsky y La Psicomagia

Alejandro Jodorowsky y El Cine

Alejandro Jodorowsky en La Belleza de Pensar

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Jorge Teillier en una Belleza Nueva

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Siempre vuelvo a Bolaño, no hay caso (La belleza de pensar)

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Hay personas que nunca dicen garabatos, pero son muy groseros
Hay personas que te acusan de resentido, pero ellos son el resentemiento en acción. La personnificación del resentimiento.
Admiramos las cosas por motivos, pero las amamos sin motivos.
Gilbert Keith Chesterton

Sunday, November 23, 2008

Video “Trata de escribir” de Jorge González:
En el breve rapeo de Jorge González, demuestra más talento, huevos y calle que toda la discografía de Molotov.

Convertirse en animal te libra del peso de ser hombre. Hunter Thompson

En este contexto casi experimental, el rockero Gustavo Cerati debuta como actor, y en una charla con la Agencia Télam dejó algunos conceptos que intentan aclarar la idea del film: «a la hora de crear se construye en mí un mundo con ingredientes éticos que consciente o inconscientemente funcionan en dirección del bien. Sé que lo que yo haga va a tener una proyección hacia afuera y que eso va a ser bueno y puede ayudar a mejorar el mundo de alguien aunque puede que yo no lo registre». Fotograma.com
Ogden Nash
1902-1971. Poeta y humorista estadounidense.
La edad adulta es cuando te has encontrado con tanta gente que cada nueva persona te recuerda a otra.

Cualquier muchacho de escuela puede amar como un loco. Pero odiar, amigo mío, odiar es un arte.

Thomas Carlyle

1795-1881. Historiador, pensador y ensayista inglés.
Si se siembra la semilla con fe y se cuida con perseverancia, sólo será cuestión de tiempo recoger sus frutos.

Un gran hombre demuestra su grandeza por el modo en que trata a los que son o tienen menos que él.

Puede ser un héroe lo mismo el que triunfa que el que sucumbe, pero jamás el que abandona el combate.

La verdadera universidad de hoy en día es una colección de libros.

A menudo los grandes son desconocidos o peor, mal conocidos.

Nada levanta tanto al hombre por encima de las mezquindades de la vida como admirar, sea lo que sea o a quienquiera que sea.

Con números se puede demostrar cualquier cosa.

El silencio es el elemento en el que se forman todas las cosas grandes.

Los libros son amigos que nunca decepcionan.

De nada sirve al hombre lamentarse de los tiempos en que vive. Lo único bueno que puede hacer es intentar mejorarlos.
Edward James Olmos: "El éxito de Hollywood es el sacrificio del arte de todo el mundo"
El emblemático actor latino está en Viña del Mar y fiel a su rol de activista conversó sobre cine, política y el rol de su comunidad en el cine americano.

Edward James Olmos se presenta con un apretón de manos y dice "Eduardo". Bien latino, como debe ser para el actor más significativo de la comunidad hispana en Estados Unidos de las últimas décadas.

El emblemático actor de Miami Vice, Blade Runner e incansable activista por los derechos civiles de la comunidad latina de Estados Unidos, está en el Festival de Cine de Viña del Mar como invitado de honor, un sueño largamente acariciado. "Me han tratado de traer desde 1996, pero siempre estaba haciendo una película o trabajando en alguna parte del mundo. Esta vez ahorita estamos en post producción pero le dije a mi editor: 'tengo que ir'".

Olmos está promocionando La Edad de Oro, un documental sobre fútbol del cual es narrador, el que se presenta fuera de competencia en el certamen viñamarino. Y aprovecha de aclarar que sabe mucho del festival y del cine chileno, desde la tribuna que le ha dado el Festival de Cine Latino de Los Angeles (Laliff), del cual es creador.

"Está avanzando de manera increíble, formidable. Este año van a tener 24 películas de largometrajes, ya están comenzando a tener el apoyo del pueblo", explica.

-Hace pocos días dijo que sentarse a ver un filme de Hollywood es "perder dos horas de tu vida"
-Uno tiene que entender una cosa: si vas a estar sentado frente a la pantalla y no te da algo para pensar o entretenerte de manera que digas "guau", esto es especial, estás perdiendo el tiempo. Al final del día, dices por qué gasté tanto tiempo de mi vida.

-Bueno, esa sensación habría que llevarla a todo el mundo
- Si, eso es imperialismo. El capitalismo trae cosas muy buenas y otras muchas muy malas. Todos quieren que la gente les guste y tener su apoyo y éxito, pero el éxito del cine norteamericano viene con el sacrificio de todo el arte de todo el mundo.

"El 87% del dinero ganado en todo el mundo en el negocio del cine regresa a EE.UU. Eso me duele mucho. Las compañías no quieren repartir ni un dólar con cualquier persona. Yo me acuerdo cuando le preguntaron a Jack Valenti (ex presidente de la MPAA, Academia de Hollywood), cual era su misión y dijo: tener el 100% del mercado de todo el mundo, y se rió. Como ya sabe que eso será imposible, el 87% está bien.

-Y de estrenar películas latinas en EE.UU, mejor ni hablar
-No dejan entrar películas de Chile, Sudamérica, pero él dice "pero si las dejamos entrar, tenemos Volver, Y tu mamá también, El laberinto del fauno. Pero es una película cada 18 meses!! Olvídate, eso no es la realidad.

Olmos se apasiona con el tema como sólo lo haría un activista. Sabe que la pelea es difícil, casi imposible, pero el optimismo brilla en sus ojos. Y este tiempo es nuevo, advierte.

"Obama cambió la cultura de todo el mundo. Es un hombre de color que se llama Hussein, Barack Hussein Obama, no John Smith, y es el nuevo presidente de los Estados Unidos. Eso cambió todo. Gracias a Dios que tuvimos a George Bush por 8 años, ya que por él estamos viviendo este increíble tiempo en todo el mundo".
En esa misma adulación, está el germen de su potencial destrucción. Le prenden tantas velas, que lo terminan quemando
Como todo buen derechista hay que ser un poco paranoico también

El valor de la vida Por Carlos Peña

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Saturday, November 22, 2008

500 lucas Por Francisco Mouat

El alma humana es vacilante, contradictoria, y a veces se entrena con altas dosis de perversión y maldad. Mandar a matar a alguien es un acto despiadado, feroz, brutal. Se ve con frecuencia en películas de mafiosos, y por supuesto también en la vida real, porque las películas no hacen más que extender en la imaginación lo que la historia del hombre ya verificó como parte de la especie. Aceptar el encargo de quitarle la vida a alguien a la fuerza es igualmente feroz. Supone una carencia de identidad y un envilecimiento que puede conducirte a los reductos más escabrosos de la conducta humana.

Ahora sabemos que un poco de todo esto sucedió en el asesinato más bullado del último tiempo, la muerte a tiros en una vereda de Providencia del joven ingeniero comercial Diego Schmidt-Hebbel. ¿Son todos sicópatas los que matan intencionalmente o mandan a matar, o hay grados de perversión que no deben confundirse con locura pura y dura? ¿Cuánto pesan las historias personales de los asesinos, lo que vivieron en la infancia, los traumas que arrastran?

Crímenes por encargo. Casi todos los crímenes políticos son de esta naturaleza. Acá sabemos bastante del tema. Crímenes por celos, por dinero. En todas las latitudes se cuentan cuentos donde se revela el lado oscuro del hombre, aquel que no nos gusta demasiado mirar a los ojos.

En el caso de la muerte de Schmidt-Hebbel el martes 4 de noviembre, sabemos que el móvil que originó el episodio de sangre fue un lío familiar no resuelto por una herencia, sumado a la necesidad imperiosa del sicario de turno de conseguir plata para pagar sus deudas. También sabemos que el objetivo final no era el muchacho, sino el dueño de casa, un español casado con la hermana de la que pagó para que le robaran y además lo dejaran ojalá convertido en cadáver.

María del Pilar Pérez, arquitecta, vivía a pasos de Agustín Molina, su cuñado. Aquel martes 4 de noviembre, temprano en la mañana, tomaba desayuno cuando escuchó los balazos. El tipo con el que había pasado la noche en su casa, que alguna vez fue pareja suya, se asomó por el balcón y vio a Diego Schmidt-Hebbel tirado en la vereda todo ensangrentado, y a su novia pidiéndole con desesperación que despertara. La mujer que había ordenado el asalto se asomó también por el balcón, vio lo que ocurría y guardó silencio. Se acostó y empezó a tomar muchas pastillas antidepresivas para no pensar. Fue detenida en estado de inconsciencia la noche del jueves 6, a los pies de su cama, junto a un empleado y su perro. El homicida, José Mario Ruz, que a esas alturas ya había completado más de dos días en manos de la policía, confesó que esta mujer le pasó quinientas lucas para que consiguiera un arma y ejecutara el robo con violencia. La oferta económica había sido irresistible: María del Pilar Pérez le iba a pagar treinta millones por el trabajo sucio. Pero Ruz, que más que un asesino a sueldo era hasta ese momento un tipo vulnerable, no tuvo la sangre fría necesaria y el plan original se pudrió. Quinientas lucas costó en este caso la vida de un muchacho inocente. A veces cuesta un cigarrillo, tres billetes o la orden superior de un poderoso: cuando la vida tiene precio, acaba no valiendo nada.

La arquitecta tenía un interesante prontuario en materia de antiguas parejas. A una de ellas ?que hoy vive en Canadá, lejos de su alcance? la había mandado a matar sin éxito, y a su ex marido lo asesinaron sospechosamente en abril de este año de un balazo.

Quinientas lucas vale una motoneta nueva de no mucha cilindrada. No sé si con quinientas lucas alcanza para el pie de una tumba en el cementerio. Quinientas lucas más o menos cuesta un pasaje en baja temporada a México. Quinientas lucas costó convencer a José Mario Ruz de que consiguiera un arma, esperara frente a la puerta de Seminario 97, y estuviera dispuesto a matar a un muchacho que tenía la costumbre de ir a buscar a su polola en las mañanas para salir juntos a trabajar.

Thursday, November 20, 2008

Las Ramones

Hay bandas que uno quiere. Las defiende incondicionalmente a pesar de todo.Amigos freaks deciden formar una banda en 1974 y son contradicción y paradoja.
Un guitarrista ex delicuente y conservador acérrimo, un vocalista liberal de izquierda,un bajista lleno de complejidadesy drogadicto absoluto por su pena. No sé...Los Ramones son como la vida misma. Que mal se escuchan Pink Floyd, Yes y Emerson,Lake and Plamer luego de escuchar Los Ramones. Es mi humilde opinión en todo caso.



The Ramones fue una influyente banda de punk rock formada en Forest Hills, en el distrito de Queens, Nueva York, Estados Unidos, en el año 1974. En 2002 fueron incluidos en el Rock & Roll Hall of Fame.

Pioneros del naciente punk rock, cimentaron las bases del estilo con composiciones simples, minimalistas y repetitivas, contrarias a la pomposidad del rock progresivo de los años 1970. Su sonido se caracteriza por ser rápido y directo, con influencias del rockabilly de los años 1950, el surf rock,The Beatles, The Velvet Underground, las bandas de chicas de los 60's como The Shangri-Las, el garage proto-punk de MC5 y The Stooges y el glam callejero de New York Dolls y T. Rex.

The Ramones

Wednesday, November 19, 2008

Quiero aquel MTV

Ver más acá

Monday, November 17, 2008

Metalectura e hipertexto. Leer entre líneas. Decir lo que se quiere decir de forma inconsciente o completamente consciente. Partir una historia como si fuese una raiz y que sola se transforme en árbol. Súper metáfora. Metáfora sútil, tenue.

Mucho ojo con Dino Buzzati

No hay caso. Los escritores importantes para uno, te descubren ellos y no al revés. Como Fernando Pessoa, Julio Ramón Ribeyro, etc. Este italiano es notable

Wikipedia

Ciudadseva

Qué leer para Revista El Sábado

Jorge Baradit, autor de una novela de ciencia ficción, Ygdrasil, que ha tenido una buena recepción crítica en Chile y en otros países, insiste en el cultivo de un género que no ha sido mayormente desarrollado por estos lares, salvo excepciones notables como Hugo Correa. En este caso, la propuesta de Baradit es un caso ejemplar de distopía o ucronía, como prefiere decir el autor. Ucronía arriesgada y hasta temeraria, puesto que contradice no sólo lo que efectivamente ocurrió en Chile en 1973, sino también todo el horizonte sobre el que se definen las simpatías y oposiciones a lo largo de las últimas décadas. En efecto, comenzar una novela sobre la base de que el golpe de Estado fracasó, que la Unidad Popular siguió gobernando y que Pinochet fue el salvador de la democracia, puede provocar la inmediata repulsa, o al menos el estupor, de quienes vivieron esa etapa de nuestra historia.

El comienzo es, sin duda, lo más atractivo: el Chile de 1978, en la novela de Baradit, sigue gobernado por Allende, pero además ?y aquí ingresa el componente genérico de la novela? ha desarrollado con éxito un sistema cibernético que conecta a todo el país y permite la circulación de información instantánea entre los usuarios, llamado Synco (iniciativa que, según el autor, efectivamente existió). Pero, puesto que la red comenzó a instalarse antes del auge de la miniaturización de los componentes, el ?digamos? GPS de los taxis ocupa todo el maletero; en las casas, una maraña de cables y antenas delata la existencia de los terminales Synco; en una pieza de hotel, un clóset completo está dedicado al artefacto y se alimenta con tarjetas perforadas. De ahí en adelante, sin embargo, la novela toma un derrotero que, por una parte, es sorprendente: las aguas son bastante agitadas bajo la superficie y el retorno de la protagonista, Martina Aguablanca, desde Venezuela, se torna cada vez menos plácido. Y, por otra, es previsible: más que indagar en las implicancias políticas y sociales de la continuación del gobierno de la Unidad Popular, la novela rápidamente se enfila hacia los contenidos propios de la ciencia ficción. Y, si la premisa inicial es muy interesante, la aparición de elementos cada vez más fantásticos en torno a Synco ?tales como los "psíquicos enterrados en cápsulas de loza" que "forman un arco de acupuntura sobre Santiago", o los 800 niños rompecódigos que protegen la seguridad del sistema? la convierte en un producto más convencional y genérico, aunque la afirmación suene contradictoria a la luz de los prodigios tecnológicos que provee la fecunda ?y hasta delirante? imaginación del autor. En esos términos, en tanto novela de aventuras, thriller tecnológico, fábula ucrónica que da una insólita vuelta de tuerca en su desenlace, el libro funciona, y funciona bien; pero no hay que pedirle más.

Ediciones B, Santiago, 2008. 304 páginas.

El colombre

Dino Buzzati

Clásico

El acantilado, Barcelona, 2008. 380 páginas.

Continúa la recuperación de la obra de Buzzati, un escritor que la historia había dejado injustamente en penumbras, de parte de las editoriales El acantilado y Gadir. Maestro del relato breve y autor de al menos una novela de renombre, El desierto de los tártaros, invita aquí a una sucesión de historias que adelantan o multiplican las obsesiones de nuestro tiempo: la espera (inútil), la irrupción del azar, el desencadenamiento del caos.

Decir casi lo mismo

Umberto Eco

Ensayo

Lumen, Barcelona, 2008. 542 páginas.

La traducción, en especial cuando se trata de la literatura, ha sido un motivo de discusión desde antiguo y dio para acuñar un dicho en italiano que se cita, siempre, en el idioma original: traduttore, traditore. Eco, conforme a su antiguo postulado de que todas las lecturas de un texto son válidas, prefiere indagar en los problemas concretos que implica el paso de una lengua a otra, en un interesante y contundente libro.

Escipión Munizaga Suárez

Gustavo Munizaga Vigil, editor

Arquitectura

Ediciones Universidad Diego Portales, Santiago, 2008. 182 páginas.

Escipión Munizaga (1096-2002) fue uno de los arquitectos importantes a la hora de considerar la fisonomía de la ciudad de Santiago antes de la irrupción de la estética Sanhattan. La calle Orrego Luco, el Hotel Carrera, la actual sede del Ministerio de Bienes Nacionales y muchas otras obras conforman un patrimonio histórico que sus hijos y nietos rescatan en este libro-homenaje, que incluye la biografía y la obra del destacado arquitecto.

Preferiría no hacerlo

Por FRANCISCO MOUAT

Algún día entenderé mejor qué hacía yo cubriendo la Cumbre de Países No Alineados en Kuala Lumpur, la capital de Malasia, los últimos días del verano de 2003. Chancho en misa. Lo de cubrir la Cumbre, en todo caso, era un eufemismo, puesto que el diario sólo me había pedido un artículo de viajes sobre Kuala Lumpur y una crónica general de la economía malaya para el suplemento especializado del domingo.

Estuve más de dos semanas en Malasia, y apenas había en el hotel una persona que hablaba español: una simpática periodista venezolana llamada Wendy, fanática de Chávez, que vivía con más intensidad que yo al menos las venturas y desventuras de los países del llamado Tercer Mundo. Charlar con Wendy y escuchar sus conchalevale era un respiro en medio de conferencias de prensa traducidas todas al inglés, un idioma que, lo confieso, me exige un grado superlativo de estrés para entender de qué se está hablando.

No había razón alguna para seguir con atención los aburridos debates de la Cumbre. Desayunaba copiosamente en los comedores del hotel donde alojábamos, jugaba pimpón con un periodista chino acreditado, recorría la ciudad con ojos de genuino asombro, a veces despertaba por las noches a escuchar las sonoras invitaciones a rezar en las mezquitas, recorría a pie el barrio chino y, por supuesto, dormía siesta escondido en mi dormitorio mientras los representantes de los Países No Alineados jugaban a cambiar el mundo.

Pero nada es perfecto, y un buen día fui conminado por la organización para asistir a una reunión desayuno con el Primer Ministro de Malasia en el Palacio de Gobierno, una mole impresionante. Nos llevaron en bus, nos hicieron pasar al salón, y ya pronto estuvimos todos sentados en una mesa larga presidida por Mahathir Bin Mohamad, el Primer Ministro que entonces llevaba más de veinte años en el poder, lo que lo empezaba a convertir en un pequeño dictador aunque él dijera que lo elegían democráticamente cada tantos años.

Yo estaba feliz degustando unas galletas bien buenas cuando entendí en mi precario inglés que la secretaria de prensa de Mahathir nos decía que cada periodista iría en orden, de izquierda a derecha, formulándole una pregunta, en inglés por supuesto, al Primer Ministro. Quise salir arrancando, y no podía. Me puse a sudar tinta. ¿Qué le preguntaba, si a duras penas entendía de qué hablaba Mahathir con los otros periodistas? Jamás en mi vida había formulado una pregunta en una rueda de prensa, hasta hoy, y creo que ya nunca lo haré. Con suerte he ido a tres ruedas de prensa en los últimos veinticinco años, siempre en la última fila, y resulta que ahora había que hacerse el lindo en otro idioma con un sujeto al que además debías tratar con guante blanco, porque eras su invitado. La secuencia de preguntas fue avanzando inexorablemente en mi dirección. Creo que me subió la presión y me vino taquicardia. Wendy le consultó algo sobre la relación de Malasia con América Latina, y yo en ese momento pensé en ser Bartleby, aquel personaje de la novela de Melville que dice, cada vez que le dan una orden en su oficina, "preferiría no hacerlo". El problema era que no sabía bien cómo decirlo en inglés, además de ser el único periodista de una larga mesa de profesionales de todo el mundo que reconocía no tener nada que preguntarle a un gobernante. Iba a quedar en evidencia, pero qué importaba, si yo nunca más volvería a estar en una Cumbre de Países No Alineados. La campana me salvó de decirle a Mahathir en mal inglés "preferiría no hacerlo": un periodista no respetó el orden asignado y contrapreguntó desde otro sitio de la mesa al Primer Ministro, la rueda se desordenó, y yo zafé de imitar a viva voz a Bartleby, uno de mis héroes literarios, aquel hombre elegante que sabe situarse en otro sitio, que desobedece pacíficamente, que se niega sin estridencias. Admiro a Bartleby y me gustaría poder decir siempre con él, cada vez que me empujan a algo que no quiero, preferiría no hacerlo.

Thursday, November 13, 2008

Heriberto Yañez se voló los sesos faltando pocos minutos para el año nuevo. Las risas fueron interrumpidas apenas un momento, para luego continuar expandiéndose por la gran casa.
El mundo está lleno de pequeñas alegrías: el arte consiste en saber distinguirlas.
Li Tai-Po
William James
1842-1910. Psicólogo y filósofo estadounidense.
No hay mayor mentira que la verdad mal entendida.

Cuando debemos hacer una elección y no la hacemos, esto ya es una elección.

El pesimismo conduce a la debilidad; el optimismo al poder.

El arte de ser sabio consiste en saber a que se le puede hacer la vista gorda.

La prueba de toda verdad reside, sencillamente, en su eficacia.

El hábito es el enorme volante de inercia que mueve a la sociedad, su más valioso agente de conservación.
Esta es la historia de un nuevo programa de radio llamado “Clandestino” grabado de lunes a sábado en un subterráneo sucio, pero acogedor. Un nuevo programa con viejos conductores. Un día cualquiera, invitan a un escritor famoso entre el under-mainstream literario. Su nuevo libro salía a la venta y necesitaba, aunque a decir verdad lo necesitaba bastante poco, difusión.
Lo que ellos no sospechaban, que este no era realmente el escritor famoso que ellos creían. Era en realidad un personaje de la “Hora de dar la hora”, un segmento del programa que antes ocupaba el espacio que ahora ellos ocupan: “El portal del Web”. Era, de hecho, el conductor de ese programa: Magmanaman. Disfrazado, con barba, lúcido, con pelo, canas y ahora hablaba de ciber chamanismo. En realidad, no era sólo Magmanaman, era Freddy y también Dj Black.
Los tres habían desaparecido misteriosamente, no se les había visto por ningún lugar que frecuentaban habitualmente e incluso su familia sospechaba algo raro luego de que terminara abruptamente el programa. Esa era la sorpresa. La profecía de Armando Luna era cierta. Se habían vuelto una sola persona dispuestos a matar de forma retorcida y aún no clara a los invasores que siempre estuvieron esperando en segunda fila para dar el golpe
Los tres eran ahora una sola persona. Los conductores nunca sospecharon. Los tres salían del cuerpo del escritor y recorrían como espectros chistosos el estudio. Es más, lo invitaron a que fuera jurado en un concurso de cuentos de terror al escritor famoso.

¿Conoces a Jorge Baradit?

“No, ¿Quién es?”, me dice un colega.
Pienso que su respuesta es absolutamente válida y mi pregunta algo desubicada. De hecho, al mismo tiempo que preguntaba me daba cuenta que yo tampoco lo conocía mucho. Por qué tendría que conocer ese nombre.
Pero por otro lado, si la cultura popular forma parte de tus prioridades, Baradit tendría en la actualidad que estar en tu top ten. Por lo bajo. Está renovando la ciencia ficción en habla hispana y sus escritos se pasan como material de culto en las universidades gringas.

Aunque a muchos no les guste, lo que Alberto Fuguet fue a los noventa, Baradit como punta de lanza del grupo al que pertenecen Alvaro Bisama, Francisco Ortega, Francisca Solar y Mike Wilson, lo está haciendo los primeros años de siglo.
Ciber chamanismo, animismo tecnológico y almas que se reencarnan en máquinas. Escribir con sangre y cojones.

En el suplemento de La Tercera, Baradit dijo que le gustaba lo que dañaba la mente, Baradit es un punk que irrumpió pateando cráneos en el formal y entrópico mundo de la ciencia ficción local y, al parecer, esta despertando del letargo a la sci-fi en el mundo entero.
Un chileno. Mira tú. Jorge Baradit

Wednesday, November 12, 2008

Patricio Jara en podcast Contratapa

Parte 1


Parte 2

Tuesday, November 11, 2008

¿La civilización Occidental? Bueno, sería una excelente idea.
Mahatma Gandhi


Esa doctora no se refirió al tema esterilizaciones. Lo corrió el poto a la jeringa
- Es que la jeringa no estaba esterilizada

Radiohead

“Radiohead” llegó hasta O.K Computer. Este grupo de Oxford es música de vanguardia, incluso de vanguardia para los que le gusta la vanguardia. Incluso muy progresivos para las personas que le gusta la música progresiva. Ahí la paradoja. Un grupo con ese nivel de sofisticación y academia, pero populares en el mundo entero. Creo, que eso se debe a sus primeros discos, que son excelentes y simplementes notables, pero ahora adquirieron una dirección absolutamente personal y lo respeto, pero yo paso. Sospecho de las personas que dicen que su disco favorito es el Kid A, o el último “House of cards”, que entre paréntesis es una soberana lata y se va y se fuga y se vuelve a ir, están mintiendo. Demasiado sofisticado para mí. Demasiado viaje interior para mí. Suficiente con mi viaje interior de todos los días. Sé y tengo claro que el mundo está paranoico, alienado, equivocado y desquiciado, y no quiero que me lo estén recordando al oído a cada momento, a cada momento. Me basta y me sobra con el caos de mi cabeza. La más vanguardista de las bandas populares y la más popular de las bandas vanguardistas
Nos gusta llamar testarudez a la perseverancia ajena pero le reservamos el nombre de perseverancia a nuestra testarudez.
Jean Baptiste Alphonse Karr



Carlos Peña
Domingo 09 de Noviembre de 2008
Nadie es Obama


Lo más notable de Barack Obama -descontada su historia personal- es su carisma, uno de los fenómenos más raros de la sociabilidad y de la política.
El sujeto carismático es capaz de insuflar entusiasmo allí donde hay escepticismo; sentido de comunidad allí donde existe apenas competencia; un poco de trascendencia allí donde cada uno siente que el asunto no da para más; sentido de futuro allí donde el pasado parece aplastarnos; algo de sacralidad allí donde todo es demasiado profano; algo de liturgia allí donde todo parece indicar que se trata de una simple entretención.
En suma, el carisma es capaz de convencernos siquiera por un momento que, a pesar de todos sus defectos, este mundo vale la pena.
En breve, se trata de un acontecimiento. Algo absolutamente singular.
De ahí que no es cosa -como hemos oído por estos días- de decidirse a imitar a Obama, ponerle esa marca a una generación o a un dirigente y echarle para delante. Ese esfuerzo -conociendo a nuestros personajes, que suelen tener más entusiasmo que talento- se deslizará de lo sublime a lo ridículo en un dos por tres. Es que no hay nada más patético que un elefante que quiere transformarse en grácil mariposa.
Y es que el carisma no es un asunto de puro marketing, de simpatía o de simple imaginación.
Max Weber (uno de los primeros en reflexionar sobre este asunto en su sociología de la religión) vio en el carisma un fenómeno que irrumpe, de pronto, en los procesos normales de gobierno, insuflando vitalidad allí donde hasta hace poco existía sólo tedio. Weber siempre pensó que las sociedades modernas verían poco a poco aplastado su dinamismo por las rutinas del consumo y de la producción. Por eso, en alguna de sus páginas más famosas llegó a describir la moderna sociedad capitalista, cuyo ejemplo más adelantado era los Estados Unidos, como una "jaula de hierro": un estuche vacío de todo espíritu.
La única posibilidad -pensaba Weber- de restaurar la vitalidad dentro de ese páramo, era el misterio del carisma. El sujeto carismático era capaz de conferir sentido a vidas individuales que de otra forma se vivían para fines desconocidos y lejanos. El carisma es entonces algo que tienen en común los profetas y los grandes políticos, una zona traslapada de religión y de política.
Por eso, no es raro que Obama hable con la contención física y gestual de un profeta seguro de sí mismo; sea capaz de transmitir entusiasmo sin malabares y sin histeria, y tenga la habilidad para hacer sentir a quienes lo escuchan que las tareas colectivas siguen valiendo la pena.
Pero, justo porque Obama tiene esas características -las características del sujeto carismático en el sentido clásico de esa expresión- es tan difícil que entre nosotros surja alguno de veras. Y es que el carisma, como el liderazgo, supone algunas condiciones sociales para hacerlo posible: sentido de lo colectivo, sospecha de trascendencia, una narración común.
En nuestro país, en cambio, nos hemos acostumbrado a reducir la política a las políticas públicas, y hemos llegado a concebir al proceso político como un evento en que el electorado escoge entre diseños de gestión. Entre nosotros, el managament ha llegado a ser el secreto de la buena política; los relatos, un sinónimo de demagogia, y la acción política, una actividad de servicio y no un intercambio entre iguales.
Por eso, entre nosotros sólo hay dos tipos de políticos: el que enfatiza la gestión y presume de ser un administrador sagaz y el que maneja al dedillo las máquinas partidarias y las redes para conseguir votos. O sea, hay managers y hay operadores a pequeña o gran escala.
Pero el tercer tipo de político -ese que es capaz de auscultar la sensibilidad de las masas, insuflar un sentido colectivo a los ciudadanos mediante la palabra y hacerles creer por un momento que en este valle de lágrimas hay dos o tres ideas que tienen sentido- entre nosotros no existe.
Entre nosotros hay alcaldes eficientes; diputados díscolos; parlamentarios abúlicos; funcionarios internacionales; senadores tránsfugas; ex Presidentes capaces de elocuencia; alcaldes rapaces; legisladores de aspecto digestivo; concejales de variados oficios; candidatos que nadie proclama; dirigentes resentidos; candidatos con posibilidades; ministros que se hacen ilusiones; ex Presidentes que riñen con las palabras; funcionarios con una desmesurada imagen de sí mismos.
Hay de todo.
Lo que no hay es carisma. Ese rasgo que exhibe Obama y que le permitió, contra toda evidencia, hacerse de la nominación y ganar la Presidencia.
Y nos hace falta. Después de todo, nos parecemos cada vez más a los habitantes de esa jaula de hierro que describió Weber: un puñado de personas que se han adormecido poco a poco con las rutinas de la producción y del consumo.



Todos los educadores son absolutamente dogmáticos y autoritarios. No puede existir la educación libre, porque si dejáis a un niño libre no le educaréis.
Gilbert Keith Chesterton



Los que están siempre de vuelta de todo son los que nunca han ido a ninguna parte.
Antonio Machado



Acá hay tres clases de gente: la que se mata trabajando, las que deberían trabajar y las que tendrían que matarse.
Mario Benedetti


Álvaro Bisama en Clandestino “Rock and pop”

“En el medio del fragor de la posmodernidad por decirlo así, siempre es bueno volver a libros como “Casa Grande”,

“Leer el obsceno pájaro de la noche es como leer muchas cosas al tiempo”

Muchas citando y hablando de Shakespeare, pero nadie lo ha leído

"Hijo de ladrón" de Manuel Rojas es un gran libro sobre conquistarse a sí mismo y encontrar un lugar en el mundo. Abre la novela moderna en Chile"

Meditaciones, pensamientos

Ucronías. Millones y millones de preguntas sin respuestas. Vivir para siempre sería una tortura, algo insufrible y desesperanzador. Los cinéfilos son tristes, la realidad los aplasta. La vida es como es, el cine es cómo la vida debería ser. Anótese, comuníquese y archívese. En el centro de la tierra hay seres que nos gobierna. Qué patéticos son los oficinistas, me río de ellos. Burócratas que son saben lo que es burocracia y que disfrutan con su pequeño poder. Acepto sólo propuestas indecentes.

Aborto

Si los hombres tuvieran hijos el aborto ya estaría legalizado hace rato, que no te quepa duda de eso.

Conace: Vuelve a ser inteligente

La campaña de Conace es una caricatura idiota que sólo habla mal de ellos. De su falta de argumentos. De su total incapacidad para articular un discurso convincente contra la marihuana. La marihuana es mala, pero el alcohol goza de cierto prestigio empresarial. Así nos gusta, única, grande y nuestra.

Juventudes PR y PPD abren la polémica por campaña de Conace contra la marihuana

Dirigentes Rubén Darío Díaz y Carolina Cabrera afirman que no existen estudios científicos concluyentes que avalen la postura del organismo estatal.
Lunes 3 de Noviembre de 2008

El Mercurio Online
SANTIAGO.- Los secretarios nacionales de la Juventud Radical de Chile y la Juventud del PPD, Rubén Darío Díaz y Carolina Cabrera, criticaron fuertemente la campaña del Consejo Nacional de Control de Estupefacientes (Conace) "Vuelve a ser inteligente. No fumes marihuana".

En un comunicado de prensa dado a conocer esta tarde, los dirigentes afirmaron que "la campaña lanzada por Conace es discriminatoria, represiva y atentatoria contra los jóvenes de Chile. Nos parece una tremenda falta de respeto inferir que los jóvenes que fuman marihuana son menos inteligentes que los que no fuman. Eso es inaceptable y pedimos que se retire dicha publicidad".

La campaña lanzada ayer muestra a un adolescente que consumió cannabis intentando realizar simples acciones cotidianas con gran dificultad, ya que tiene disminuidas sus capacidades por el efecto del narcótico.

Según los dirigentes juveniles, "este tipo de caricaturas son las que alejan a los jóvenes de la política, puesto que el Conace ridiculiza a quienes consumen marihuana y no toma el problema en su plenitud, ya que el problema no está en que consuman marihuana, si lo hacen en justas medidas, el problema está en el consumo en otro tipo de drogas como por ejemplo la Cocaína, ¿qué ha hecho esta institución por prevenir este consumo?", recordando que no existen estudios científicos concluyentes que relacionen la capacidad intelectual con el consumo.

Además, Díaz y Cabrera señalaron que pedirán a sus representantes en el Congreso que oficien a Contraloría, puesto que a su parecer la campaña atenta contra la normativa nacional.

"Nuestra constitución vela por la Tolerancia y la no discriminación, del mismo modo, en Chile el consumo personal de Marihuana no es un delito, es por ello que pedimos que la Contraloría fiscalice la legalidad y legitimidad de la propaganda del Conace, puesto que creemos que se atenta contra los derechos y la dignidad de muchos jóvenes", señalaron.

Recordaron que sus juventudes políticas han estudiado y aprobado sendos votos políticos, desde hace varios años, pidiendo que se despenalice el autocultivo y consumo de la marihuana, además de sacarla de la clasificación de droga dura, como recientemente la catalogó el Conace.


Fernando Paulsen

The Walker, de Paul Schrader

Por Alan Pauls

Tengo cierta debilidad por las debilidades de Paul Schrader. La tengo desde antes de leer el capítulo brutal que Peter Biskind le dedica -a él y a su hermano, el malogrado Leonard- en Moteros tranquilos, toros salvajes, donde los sorprende encerrados en un motel de carretera, sin un centavo, duros de cocaína, dando vueltas desesperados alrededor de un guión que les salvará la vida o los empujará al suicidio. Paul es más conocido y ensalzado por los guiones que escribe para otros (principalmente Scorsese, a quien le regaló, entre otras, las obras maestras de Taxi driver y Toro salvaje) que por las películas que filma para sí mismo (y acaso para mí, porque la taquilla suele mirar para otro lado). Y para colmo es uno de los últimos cineastas cultos que quedan en Hollywood. Schrader, director-universitario (¿?), supo escribir ensayos perspicaces sobre Bresson y Yasujiro Ozu, dos nombres que cualquier productor americano tomaría hoy por marcas de carteras y fusiles automáticos. Su antepenúltima película, The walker, llegó a Buenos Aires en DVD (que es como suele llegar últimamente el cine que no nos avergüenza), y es un perfecto compendio del mundo Schrader: una película extraña, a la vez actual y anacrónica, desgarrada por el fuego cruzado del arte y la industria de la narración y ensombrecida por una melancolía incurable. Como American Gigoló (la historia de un prostituto top de Los Angeles) o Light Sleeper (un dealer en Nueva York), The walker es el retrato minucioso y estetizante de un segundón, un parásito social: Carter Page III (extraordinario Woody Harrelson), un "acompañante" de mujeres maduras en el mundo afelpado y cruel de la alta política de Washington. Mezcla de taxi boy (sin sexo) y asistente terapéutico, de chismoso profesional y traficante de influencias, Carter Page III es un ejemplar cabal de criatura schraderiana: una pieza menor pero crucial del sistema, uno de esos eslabones que merecen nuestro desdén y también nuestro temor, siempre a mitad de camino entre el patetismo y el poder, la intemperie y la ambición. Como siempre en Schrader, The walker es una historia de ascenso y caída, o más bien de corrupción y redención: formado en la disciplina del disimulo y la intriga indirecta, este patricio decadente, traumatizado por un padre desproporcionado, se atreve por primera vez a salirse de libreto y se ensucia con un hecho de sangre que debería haber contemplado de lejos. La osadía, por supuesto, lo hunde y lo salva al mismo tiempo, como es de rigor en un calvinista como Schrader. Pero lo que importa del film es el tipo de mundo al que The walker se asoma: el mundo de la bambalina. Esa dimensión social lateral, secundaria, a la vez sutil y vulgar, íntima y pública, que funciona como el laboratorio secreto de los grandes mundos (la Política, los Negocios, el Espectáculo), transcurre en restaurantes, salones de juego, peluquerías, se hace oír en infidencias y rumores, vive de la envidia y pone en juego a seres afectados por un mal que no tiene consuelo: el resentimiento.

Monday, November 10, 2008

El corán

No hay que ser musulmán para disfrutar y asustarse con el Corán. Para disfrutar de sus bellas imágenes y potentes versos. Para asustarse y decir: Sí, tal vez, Alá es quien verdad existe. El Corán es a veces un efectivo libro de terro. Mil viejos testamentos juntos.

Andrés Caicedo en la Zona

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Bolaño en EE.UU

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El arte debe dar cuenta de lo invisible, de lo esencial. O por lo menos debe consignarlo. Ese es el problema

Sunday, November 09, 2008

SUE por Paniko.cl




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Ensayos de literatura

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Dadaísmo

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Victorianos eminentes




Cuando Victorianos eminentes apareció en Inglaterra en 1918, su autor, Lytton Strachey, era un perfecto desconocido para el público. Tenía ya treinta y ocho años y todavía no había escrito nada que justificase las expectativas de sus amigos ni las suyas propias. El éxito del libro fue extraordinario y su estilo marcó un hito en el arte de la biografía en lengua inglesa. Victorianos eminentes reúne las biografías de cuatro personajes muy significativos de la sociedad inglesa del s. XIX, pues encarnan a su clase dirigente: el cardenal Manning, prelado católico; Florence Nightingale, reformista del sistema sanitario inglés; Thomas Arnold, director de la Escuela de Rugby y reformista de la enseñanza; y el general Gordon, que sacrificó su vida en la defensa de Jartum. El autor selecciona los sucesos determinantes en las vidas de los biografiados y su entorno, y asocia con lúcida ironía los acontecimientos públicos con los privados, en lo que constituye una suerte de manifiesto generacional que pone en tela de juicio los logros de la era victoriana. Bertrand Russell leyó el libro en la cárcel de Brixton, donde lo había recluido un juez que no compartía sus ideas pacifistas: «Me hizo reír tan alto -escribió luego- que un oficial de prisiones se asomó a mi celda para recordarme que la cárcel era un lugar de castigo.»

El libro del Desasosiego



Wikipedia

Proverbia


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Más

Y más


"Lo que sobre todo hay en mi
es cansancio
y aquel desasosiego que es gemelo del cansancio,
cuando éste no tiene más razón de ser
que la de estar siendo.

Siento un recelo íntimo
de los gestos que podría esbozar;
una timidez intelectual
provocada por las palabras que podría decir.


Todo me resulta frustrante por anticipado.

El hastío insoportable de todas estas caras,
emblemas de la inteligencia o de su falta,
grotescas hasta la náusea de tan felices o infelices,
horrorosas porque existen,
marea apartada de las cosas vivas que me son ajenas...."



“El corazón, si pudiese pensar, se detendría”

Hablar en radio

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Leer o no leer

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Danza de la incertidumbre y estupefacción. El que dice entender la física cuántica no la entiende en lo absoluto. Esconde un sinnúmero de secretos. Múltiples secretos.
Probabilidades como evaden el bulto los físicos. La causa no tiene sólo un efecto y viceversa.

Saturday, November 08, 2008

El mártir de los cinéfilos

columna de WIKEN, version original
libro ya en la calle: confimado que llegará a Perú este mes y, al parecer, en Ecuador y Venezuela.
Colombia y Mexico, de todas maneras; en Arentina saldrá en marzo

El martir de los cinéfilos

por Alberto Fuguet



Andrés Caicedo, el autor colombiano, fue, antes que nada, un cinéfago (palabra suya). Sufría, según él, de cinesífilis. Esta semana ha llegado a las librerías un libro de Caicedo que edité y recopilé llamado Mi cuerpo es una celda. La denominé una “autobiografía” y, luego de cavilarlo mucho, me otorgué el crédito de “dirección y montaje”. En Colombia, su país, no necesita de presentación. Es de culto. Andrés Caicedo, el rockstar literario local, terminó transformándose en la estrella de cine más grande que ha producido Colombia.



La idea del libro es ofrecer otra mirada de Caicedo o, como dije una vez ante su familia, cortarle el pelo y subrayar más su lado cinéfilo-tartamudo-nerd. Detrás de su imagen de Morrison tropical, del pelo largo y las novelas sobre gente que baila salsa, estaba un tipo de anteojos que se pasaba en el cine y que, más que admirar el cine de Jerry Lewis, sentía que era su torpe representante en Cali. El cine no sólo contaminó y tiñó su creación sino que moldeó su vida. Acaso también contribuyó a destrozarla.

Uno de los primero artículos aparecidos a raíz de Mi cuerpo es una celda presentaron y tildaron a Caicedo como “suicida y cinéfilo”. ¿Es eso? En efecto, se mató en 1977 a los 25 años después de haberlo intentado varias veces. En su último texto anotó las películas que había visto recientemente. Caicedo, sin duda, es mucho más que eso pero esos dos adjetivos (suicida, cinéfilo) son parte esencial de su personalidad y su visión de mundo.

¿Cuánto tiene de enfermedad la cinefilia?
¿Es algo normal?
¿Tiene algo enfermo?
¿Estar encerrado todo el día en un cine (u hoy, tirado en la cama, mirando una pantalla) no tiene algo de estar en una celda?
¿El ver tanto (el verlo todo) no es una vía de escape?
¿De qué?


El cine tiene algo de cárcel pero también algo de iglesia y, al ser un sitio oscuro, se conecta con la muerte, los fantasmas y, cómo no, el erotismo y lo prohibido. Tal como es una manera para entender y conocer el mundo, también es una forma de huir.

¿Es la cinefilia una adicción peligrosa?
¿Un refugio para cobardes?

Luego de pasar tanto tiempo junto a sus escritos a veces pienso que lo que más quería era vivir dentro de la pantalla. La rosa púrpura de Cali. O, al menos, estar siempre ligado a ella: como crítico, como director de revistas de cine, como coleccionador de trivia, como espectador compulsivo, como director sin obra y como guionista frustrado que escribió cintas de terror y westerns.

Su meta era tragarlo todo y, luego, escribir sobre todo lo que veía, para así, en el acto de escribir, volver a ver lo que ya había visto. A veces pienso que quizás la tecnología lo hubiera salvado. Pero su pasión y desmesura lo llevaron a acumular toda la información posible hasta convertirlo, con el tiempo, en un cinéfago incondicional y, sin planearlo, en el primer mártir de los todos los cinéfilos latinoamericanos.
"Rock and pop" de forma conciente asumió que no quiere ser masiva. Como que te obliga a cambiarte. Te dice: No te quiero aquí.

R.E.M en Chile

Porque sólo REM podría cantar del fin del mundo en el fin del mundo. "Its the end of the World", siempre fue mejor que "Until the end of the world" de U2. Francisco Ortega

Porque aunque suene cliché, escuchar "Everybody hurts" al lado de la mujer que se ama es un perla perfecta.
Porque cantaron lo que tenian que cantar, evadieron lo obvio y al segundo acorde tenían ganados a todos.
Porque shows como el de REM dividen aguas, todo lo anterior nunca fue tan bueno.
Porque sin parafernalias y solo con un puñado de buenas canciones vale para sacudir la guata.
Por la version power y sin teclados de "Imitation of Life", Brian Wilson estaría orgulloso de sus aventajados alumnos.
Porque después de anoche, las comparaciones son inevitables, pero también estan de más. La sonrisa perfecta de un público tocado por la magia del rock es impagable.
Porque Mike Mills es el mejor actor secundario que puede tener una banda.
Porque a pesar de que aún siento la exclusión de "Nightswimming", en las restas da la mismo.
Porque al final cada uno de los que fuimos caminamos por la luna y más allá.
EL SETLIST

Living well is the best revenge (de Accelerate, 2008).
What's the frequency, Kenneth? (de Monster, 1994).
Drive (de Automatic for the people, 1992).
The great beyond (2000).
Hollow man (de Accelerate, 2008).
Ignoreland (de Automatic for the people, 1992).
Electrolite (de New adventures in hi-fi, 1996).
Imitation of life (de Reveal, 2001).
Everybody hurts (de Automatic for the people, 1992).
(Don't go back to) Rockville (de Reckoning, 1984) -voz de Mike Mills-.
The one I love (de Document, 1987).
Country feedback (de Out of time, 1991).
Let me in (de Monster, 1994).
I'm gonna DJ (de Accelerate, 2008).
Bad day (1985)
Orange Crush (de Green, 1988)
It's the end of the world as we know it (and I feel fine) (de Document, 1987).

ENCORES


Supernatural superserious (de Accelerate, 2008).
Losing my religion (de Out of time, 1991).
Disturbance at the heron house (de Document, 1987).
Man on the moon (de Automatic for the people, 1992).

Edwrad James Olmos y Galactica

Respuestas del actor a Francisco Ortega con relación a la notable serie de TV

Adama es un personaje complejo, con elementos de héroes clásicos, como Ulises o los mismos jueces del Antiguo Testamento. ¿En quien se inspiró para construirlo?“Más que complejo, es un hombre aterrado ante la responsabilidad que se le vino encima. Cuando me lo explicaron me dijeron que imaginara la siguiente situación: un día cualquiera fundamentalistas religiosos destruyen Estados Unidos completo mientras yo estaba al mando de un portaaviones museo de la 2ª Guerra Mundial, con aviones y equipos antiguos. Y en ese buque debía de subir a un grupo civiles para intentar llegar a costas amigas, con enemigos muy superiores intentando hundirnos”.
Habló de fundamentalismo religioso, En Galactica es un tema clave…
“Es que el conflicto de la serie es básicamente religioso. Una máquinas seguidoras del Dios único quieren arrasar con los adoradores de los dioses falsos. Los humanos en Galáctica son politeístas, adoran a los Dioses de Kobol. Y de alguna forma en occidente también lo somos, siguiendo a un montón de pequeños dioses, mientras el fundamentalismo islámico cimenta su ideología en acabar con nosotros, los infieles. En la serie, para los Cylon, robots fanáticos del Dios único, no queda más que exterminar a quienes no siguen su palabra. Galactica no es una serie de ciencia ficción, sino un drama político, muy actual, que nos está hablando con inteligencia de temas muy importantes. Me he sorprendido con reportajes y entrevistas extremadamente intelectuales acerca de la serie, bastante inusuales si se toma en cuenta que sólo es un programa de televisión”.
Y de estos comentarios, ¿se queda con alguno?“Que Galactica es el programa más inteligente de la televisión. Creo que lo leí en Rolling Stone o Entertainment Weekly”.
Y en esto de la metáfora política ¿Se imagina un encuentro entre Adama y Bush?
“(Se rié) Sería complicado. Ambos son hombres muertos de miedo y eso es muy peligroso”.

Akira




Por Daniel Villalobos
Akira, el largo de Katsuhiro Otomo basado en su propio manga, cumple este año dos décadas desde su estreno. Hace tiempo me pidieron de Rolling Stone Chile una opinión al respecto. No sé si la usaron o no, pero esto fue lo que envié:

“La primera vez que vi Akira fue en 1993, en Temuco. En esa época el animé era gusto de pocos y más todavía en el sur, donde la idea de violencia animada partía con Centella y terminaba con Robotech: la muerte de Roy Fokker era lo más dramático que habíamos visto en el género y punto. Recuerdo la primera secuencia de Akira, esos tambores tribales de la banda sonora y esa ciudad plagada de luces. Pero sobre todo recuerdo esa protesta donde un policía enmascarado le apunta a un civil y, sin dudar, le dispara una lacrimógena en el pecho. Nunca había visto algo así en un filme animado.
Tampoco había visto algo como ese teniente de policía abofeteando toda una fila de niños que le llegan al hombro sólo para hacerlos callar. O la golpiza que unos pandilleros le dan a una chica indefensa hasta que cae al suelo escupiendo sangre.
Desde luego el tema de los niños telépatas era atractivo, pero lo que más me impresionó fue la conducta de los humanos normales en la historia. Recuerdo el shock que me produjeron esas escenas y la sensación de estar viendo algo igual de cuestionable que el porno e infinitamente más subversivo. Al final de la función quedábamos cinco o seis personas en la sala, ninguno tenía más de veinte años de edad y ninguno de nosotros sabía dónde ir después de ver una película así”.

Por Francisco Ortega

...Matrix con La Naranja Mecánica, un cóctel de metahumanos, pandilleros, extrema violencia, futurismo y ultra tecnología para la película de animación más cara de la historia. Tanto que obligó al ministerio de cultura nipón a crear el “Comité Akira” con el objeto de buscar financiamiento para finalizar la obra de Katsuhiro Otomo, un animé que nació destinado a cambiar la historia del género para siempre. Y vaya que lo logró. A veinte años de su lanzamiento, todo lo que Japón ha hecho en el género de allí en adelante se le debe, tanto en moral como en estética, a Akira.
Si por un lado Akira marcó el inició de una ciencia ficción dura, que tomaría riesgos conceptuales tras los cuales surgirían piezas como Dark City, Matrix e incluso AI y Minority Reports, por otra parte catapultó a la animación (occidental y oriental) a un nuevo estado. Y en esta lectura no es apresurado decir que sin Akira no tendríamos ni Ghost in the Shell, ni Steamboy, pero tampoco Futurama, Los Simpson o Padre de Familia.


EL ANTES Y EL DESPUES

“Akira es el Blade Runner del animé”, define el escritor Jorge Baradit (Ygdrasil), “una pieza definitiva con aroma inmortal. El momento en que la animación japonesa le hizo jaque mate a la animación occidental, un golpe del que los caucásicos NUNCA nos hemos podido recuperar”
“A pesar de que el antagonista es militar, estamos ante una película muy fascista, lo que es un riesgo argumental y moral por donde se le mire”, continúa Baradit. “La lectura es que los débiles siempre serán débiles (Tetsuo) y solo los que nacen fuertes están destinados a convertirse héroes (Kaneda). Que si los débiles acceden al poder se transforman en monstruos, y que los realmente fuertes, los héroes, tienen su propio código de honor fuera de lo establecido. Siempre me ha llamado la atención lo similares que son esas figuras a los westerns, pero bueno Akira, perfectamente puede ser abordado como un western. ¿un sushi western tal vez?”.
“Akira previó los temas de la ciencia ficción de los 90”, continúa el autor de Ygdrasil, novela que confiesa le debe mucha a la obra de Otomo. “X-Files, por ejemplo, al plantearse como un lugar donde se interpenetraron todas las temáticas de lo fantástico por primera vez de modo masivo, casi como una declaración de principios: la ciencia ficción dura, la conspiranoia, el cyberpunk, los monstruos fantásticos, la paranormalidad desatada, la surrealidad, la alucinación psicodélica, las dimensiones astrales. Pero aquí y ahora, en la ciudad, el aterrizaje del madness en el mundo real”.
Tenemos la suerte de ser parte de una generación educada con animación japonesa. Al contrario que Estados Unidos y que Europa, donde el boom del animé se desató precisamente después de Akira, en Chile (y Latinoamérica en general) tuvimos el privilegio de contar con niñeras como Heidi, Marco, Capitán Harlock, Mazinger Z y Fuerza G. Y lo de suerte no es antojadizo, el material animado japonés de los 70 y 80 era mucho más interesante –y mas barato de importar- que el europeo o el norteamericano. Recordemos que en los 80, Disney estaba intentando levantar cabeza (tras sonados fracasos como El Caldero Mágico) y los dibujos animados occidentales solían ser derechamente infantiles. El colorido, las historias, e incluso lo simplista de la animación ayudaron al animé a tener un hueco en nuestras pantallas y en nuestro disco duro común.
Sin embargo, por mucho cariño que le tengamos a los “monos japoneses” que nos sirvieron de educación preescolar alternativa, entre estos y Akira hay (y ha habido) una enorme distancia. Hasta 1988 el manga y el animé eran una expresión artística exquisita que demostraba lo maduro con que Japón enfrentaba el tema (y la industria) de los dibujos animados, creando a partir de estos una mitología popular de alcances universales, sólo pensemos en Candy o en Macross, serie que luego sería convertida en Robotech. Pero a pesar de lo potente de estas producciones y lo adulto de su enfoque, fue con Akira donde la diferencia se marco con mayúsculas. En agosto de 1988 explotó una nuevo tipo de bomba atómica, igual que al inicio de la película. Una bomba que no destruyó ciudades pero si derrumbó preceptos. Los monos animados nunca más serían lo que eran, superaron sus “18 años” y perdieron la virginidad en una hora y veinte minutos. El aporte cultural japonés a la ficción fílmica que dio Akira sólo se compara al de su otro compatriota, y tocayo: Akira Kurosawa.

Alejandro Alaluf

20 años son nada

EL FUTURO SEGÚN AKIRA


En 1988 la animación japonesa dio un salto cuántico. Katsuhiro Otomo llevó a pantalla su manga homónimo y el futuro nos pegó un puntapié en la entrepierna.
Punto medio entre Blade Runner y Matrix, Akira no sólo cambió al animé, sino que nos hizo caer de rodillas al interior del más negro de los porvenires.
A dos décadas de su estreno, Akira es considerado, el mayor legado audiovisual nipón, tras Kurosawa


2 de diciembre de 1992, seis de la mañana, es un hermoso día en Tokio. La luz del final del otoño se cuela entre nubes blancas que tapan el sol sobre las calles grises y brillantes de la capital japonesa. Todo se ve y se siente perfecto… hasta que explota la bomba.
Primero fue un punto, luego una bola de fuego, después una estrella entera que consumió a la ciudad. En cosa de segundos Tokio desapareció para siempre. ¿Un nuevo tipo de bomba atómica? Los rumores dicen que no sólo ocurrió en Japón, otras grandes metrópolis del planeta también fueron arrasadas por este extraño ataque. La III Guerra Mundial ha sido desencadenada, el fin del planeta como lo conocemos. O tal vez el comienzo de algo peor.
Corte y a negro. 2019. La ciudad se llama ahora Neo Tokio y cubre con rascacielos eternos y autopistas elevadas, prácticamente todo el Japón. Neones y pantallas gigantes rascan las paredes de los edificios más altos del mundo y bajo ellas reina el caos: terrorismo urbano, drogas y sectas religiosas que claman por la llegada de un nuevo mesías, encarnado en un niño llamado Akira, en quien supuestamente descansa la clave que detonó la III Guerra Mundial el 92. Entremedio, en las autopistas, dominan las pandillas de motociclistas, que pelean contra sus iguales, como modernas tribus feudales, por el control de determinados territorios. De las ruinas de Tokio surgió Neo Tokio, el apocalípsis no generó un posterior paraíso, sino todo lo contrario.
Kaneda es líder de una pandilla, eternamente enfrentada a una banda menor: los Clowns. Tiene la mejor moto de la ciudad y una relación casi paternal con Tetsuo, uno de sus amigos, el más torpe de la manada. Tetsuo respeta a Kaneda pero también siente celos y rencor hacia su amigo, mucho más popular. Suena música electrónica, se escuchan ritmos tribales, las luces y neones cobran vida mientras Kaneda y los suyos dictan sus reglas sobre la autopista. Creen que el mundo les pertenece, pero están equivocados. Mientras sus motores rugen sobre el asfalto, movimientos sociales se desarrollan en protesta contra el gobierno y el ejército. Además ha sucedido un evento inesperado en el Estadio Olímpico de la ciudad. Un prisionero gubernamental escapó. Y no es alguien cualquiera, sino un niño, un pequeño que huye del ejército y se sumerge en un maelstrom urbano en que la cuenta regresiva va juntando olas de protestas ciudadanas, con una marcha religiosa, una pelea de pandillas motorizadas y filas de tanques enviados a detener el alboroto. El choque de estos elementos marca el instante cero de la película. El niño misterioso detiene las balas, destruye el centro de la ciudad pero también afecta de forma directa a Tetsuo, que acaba convirtiéndose en el eje de la historia. Y quien fuera un adolescente debilucho y fracasado, renace como una entidad cada vez más fuerte e incontrolable, infectada del llamado “factor Akira”, con una sed incontrolable de poder, la que se crece aún más alimentada por los celos que siente por su amigo Kaneda. Y en este resentimiento infantil, Tetsuo conducirá a Kaneda a una batalla cuyos resultados cambiaran el destino de la humanidad entera, mal que mal las bombas de 92 no fueron causadas por misiles o disparos orbitales, sino por una docena de niños de inmenso poder, ¿los niños Akira? Criaturas metahumanas diseñadas por los poderes fácticos para producir un salto genético, propósito que evidentemente no resultó.
“La primera vez que vi Akira fue en 1993”, relata el escritor Alvaro Bisama (Caja Negra), “en una sala atestada en Viña donde estaba todo el mundo que entonces tenía alguna idea de tendencias. Salí con la cabeza dada vuelta. La versión vista era la japonesa. Alguien a mi lado dijo: Walt Disney se fue al carajo. Un año después vendí cincuenta cómics de superhéroes para comprar uno de los tomos del manga (historieta, versión impresa del animé). Yo tenía 19 años y estudiaba para profesor. Otomo fue una revelación, un mandala. Alguna vez leí una entrevista suya donde decía que su historia se trataba de dos amigos que dejaban de ser amigos. Puede ser. Akira era una catedral de la que nunca salí. Siempre vuelvo a ver la cinta y me quedo pegado: ese Neo Tokio me parece cercano, íntimo, demoledor. Gente perdida que se encuentra a sí misma. Adolescentes dando vuelta en una ciudad que los supera. Héroes accidentales. Una narrativa que no va a ninguna parte. La luna que sale de su eje. Rayos láser. Anfetaminas. Un mundo cuya felicidad consiste en que se acabe. 20 años de Akira son una celebración extraña: volvemos a Akira como a nuestra vieja habitación de adolescentes, como a los viejos discos de rock que nos sabíamos de memoria y repetimos como un mantra en la soledad, al modo de imágenes que nos confrontan con nosotros mismos mientras nos demuelen o iluminan”.


En Wikipedia


“Aunque su ambientación es claramente cyberpunk, no recuerda a nada visto antes (al menos en occidente). Por ejemplo otros animés, como Ghost In the Shell, sí tienen mucho de este género, inventado por el canadiense William Gibson en 1982, pero Akira maneja un toque original, y es que ese mundo futuro donde las nuevas tecnologías están al servicio de los militares, donde la superpoblación es un problema sólo para los pobres que la sufren, y donde la gente necesita de sectas para dar sentido a esa realidad, recuerda demasiado al mundo futuro hacia el que nosotros parecemos abocados”.
Mike Wilson, autor de El Púgil, la más reciente novela de ciencia ficción chilena, también apunta la importancia del guión en la construcción final de Akira, pero centrando su idea en el significado cultural del mismo, “clave es el punto de partida. comienza con esa escena sublime, con la destrucción de la metrópolis. Es la quintaesencia de la psique post-apocalíptica japonesa. Esto le recalcó al occidente que ellos (los japoneses) ya estaban en el después (gracias a Hiroshima y Nagasaki) y que nosotros seguimos en el antes. Algo así como el discurso mesiánico de las tradiciones judeocristianas, para unos ya llegó, otros aún lo aguardan. En el caso del fin del mundo, Akira no solo es el después, es un después que nos supera, aun cuando es distópico. Akira fue un fenómeno de mayor impacto entre los gringos y los europeos en el sentido de que no estaban muy familiarizados con el discurso pop hecatombe japonés. en Latinoamérica, nos habíamos criado con Ultraman, San-ku-kai, Fuerza G, Robotech. cuando Akira llego por estos lados, alucinamos, pero a la vez nos era familiar. Todos ya teníamos un niño japonés adentro”.
Aparte del relato, rescata Rodríguez (Akira. pantalla de sueños), la película tiene tres cosas que hacen que el apartado técnico se aleje mucho de las otras obras similares. Lo primero es la sincronización de los labios con el doblaje. La Disney lo había utilizado antes, pero en Japón era la primera vez que se usaba. Primero se dobló y luego se añadieron las bocas, para sincronizarlas perfectamente. Hoy en día ya no es novedad, pero en 1988 era asombroso el efecto realista que proporcionaba (incluso se puede apreciar viendo la película doblada). Después está la utilización del color: el “comité Akira” de Otomo usó 734 colores para el universo de Akira, todos pintados a mano plano tras plano. Además ocuparon el naranja en vez del azul para las escenas nocturnas (una gran parte de la película transcurre de noche) una opción entonces impensable. Sin embargo los resultados son evidentes, un fotograma de Akira es inconfundible gracias al naranja: simplemente una firma del futuro, solo pensemos en los actuales skyline nocturnos de Shanghai, Dubai, Hong Kong, Tokio o nuestro propio Santiago, ¿qué color domina el horizonte? ¿la noche urbana es azul o anaranjada?
Y por último está la música. El compositor, Shoji Yamashiro tuvo entera libertad para hacer lo que el quisiera, abordar las imágenes desde lo sinfónico, lo electrónico o lo tribal. El resultado es una maravilla auditiva con una compleja partitura que mezcla temas hechos enteros con un xilófono de bambú (el mítico leit motiv que se escucha durante persecución de motos del principio), hasta otros que más parecen sonidos de discoteca con guitarras eléctricas, todo ello aderezado de unas potentes voces corales que son el centro de toda el sonido ambiental del filme. La música de Akira es una de las bandas sonoras más extrañas y complejas que se pueden ver el cine.



UN MISTERIO, ¿QUÉ ES AKIRA?


La pregunta es más complicada de lo que parece y ha molestado a todos quienes han buscado una respuesta al ¿qué me están contando Otomo? Se supone que Akira fue alguna vez un niño japonés que vivía como cualquier otro niño japonés, hasta que agentes del gobierno, participantes de un complejo proyecto secreto, descubrieron que poseía un aura especial mediante la cuál se podría, eventualmente, acceder a un poder desconocido. Entonces el muchacho fue apresado y convertido en “conejillo de indias”. Se le traslado a instalaciones especiales, en las cuales se encontraban otros niños que previamente habían sido tomados por el gobierno. Al igual que a ellos, se le grabó un número en su mano (con el cuál se le pasaría a denominar), Akira fue conocido como el NUMERO 28.
El objetivo del experimento, que llevaba décadas de desarrollo, era descubrir la clave para poder obtener el control absoluto sobre el ser humano hasta lograr un nivel muy evolucionado, en el que el ser humano no tuviera limitaciones (algo muy parecido a la idea del superhombre de Nietzche). El NUMERO 28 demostró desde un principio que era el sujeto con las cualidades necesarias para poder llevar adelante el proyecto, incluso se estuvo cerca del éxito, sin embargo la operación se salió de control. El ser humano no estaba preparado para manejar tal poder, no podía controlar lo que estaba haciendo y los graves accidentes (uno de los cuales fue camuflado como una bomba atómica, para así ocultarlo a la opinión publica) fueron sumándose uno tras otro. Entonces se decidió criogenizar a Akira para revivirlo cuando se contara con la preparación necesaria para controlar su poder. El niño fue congelado en una gran máquina enterrada bajo el Estadio Olímpico de Neo Tokio. Cuando Akira es despertado –hacia el tercio final de la película- se le ve como un ente de cuerpo traslúcido, con una imagen entre material e inmaterial, que sólo aparece en medio de un confuso momento, cuando Tetsuo estaba totalmente fuera de control.
Así, es difícil establecer qué o quien es exactamente este ser llamado Akira. Tal vez simplemente nadie este capacitado aún para entender el misterio.

Pixar

John Lasseter en Una breve historia de Pixar, documental contenido en este DVD: “Yo veía un efecto en la pantalla y decía ¿qué es eso? y ellos (los ingenieros) decían ‘Oh, sólo es un error de programación’ y yo les decía ‘Es fantástico, ¿pueden hacerlo de nuevo’. Si no hubiéramos trabajado mano a mano jamás habrían surgido esas ideas. El arte desafía a la técnica y la técnica inspira el arte. Esa para mí es la esencia de lo que hacemos en Pixar“.

Peluquería de señoras Por Francisco Mouat

Ayer en la mañana leí un pequeño ensayo de Enrique Vila-Matas que fue toda mi lectura del día. Cuando acabé el texto titulado "Un plato fuerte de la China destruida", parte de su libro El viento ligero en Parma, me eché en la cama a mirar el techo. Creo que incluso me faltó un poco el aire. Tal vez exagero. Tal vez era simplemente emoción, o puro asombro. Vila-Matas, fiel a su costumbre, citaba a varios escritores, Kafka, Montaigne, Marguerite Duras, y se detenía en dos de ellos: el francés Georges Perec y el chileno Roberto Bolaño. Y los hermanaba: ambos se murieron antes de tiempo, ambos ocuparon los últimos años de su vida en escribir febrilmente, ambos fueron escritores de raza.

Alguna vez escribí sobre Bolaño y un recuerdo de su infancia: un flaco que parecía un zancudo y al que no había visto nunca antes le preguntaba en Cauquenes, cuando él tenía diez, once años de edad, por una dirección, y él le contestaba que no tenía idea, y el flaco se alejaba, y él se quedaba mirándolo, y en ese momento parecía tomar conciencia de que probablemente sus vidas, la suya y la de aquel flaco que parecía un zancudo, sólo se iban a encontrar durante ese breve lapso de tiempo. Ambos eran dos mundos totalmente independientes entre sí, destinados a encontrarse una sola vez en la vida y por espacio de unos pocos segundos. En ese momento Bolaño tuvo conciencia de la muerte, de la extinción, de convertirte en polvo en el tiempo.

Vila-Matas cuenta un episodio de la vida de Georges Perec que de alguna manera se empata con aquel recuerdo de Bolaño. Perec nació en 1938 y formaba parte de una familia de judíos polacos que emigraron a Francia. Su padre murió en la invasión nazi de 1940 y su madre en un campo de concentración en 1943. "No tengo recuerdos de infancia", escribió una vez. Eso no le impidió saber que su madre había sido peluquera de señoras en la casa donde vivían, en la rue Vilin de París. Cuando Perec ya era un hombre adulto, "acompañó a una amiga a fotografiar los restos del negocio materno, poco antes de que las excavadoras hicieran su aparición y borraran del mapa la serpenteante rue Vilin y el barrio entero". Cuando hicieron la fotografía, todavía podía leerse esa inscripción: Peluquería de señoras.

Bolaño le confesó a Vila-Matas en una carta de 1997 que había llorado al leer un texto suyo que hablaba de esa fachada de ladrillos y una puerta hecha con cuatro tablones de madera encima de la cual podía leerse: Peluquería de señoras. A través de ese recuerdo Bolaño evocaba el gesto de Perec y especialmente su literatura, a la que admiraba como a ninguna.

Los recuerdos se van demoliendo con el tiempo, y a veces una fotografía urgente logra congelar lo que después el futuro acaba aniquilando.

Perec anhelaba en esa fotografía materializar el recuerdo de una infancia poblada de ausencias. Vivimos escogiendo de quién separarnos cada día. No es que lo hagamos conscientemente. Sólo que no tenemos alternativa. El tiempo es limitado, los espacios están fijos, y nosotros nos movemos en estas coordenadas sin tener mucha idea de a dónde vamos. La sangre te empuja a saber más de los que vivieron antes que tú, a hacer pactos con aquellos que quieres que te acompañen en el camino. Los demás se van quedando atrás, a veces sin vuelta.

Vila-Matas cita a Montaigne, que cuando era joven creía que la meta de la filosofía era enseñar a morir, y que, ya mayor, rectificó y dijo que "la verdadera meta de la filosofía es enseñar a vivir".

Me tumbé en la cama porque no supe cómo seguir adelante. No quise pasar a otra página, a otra historia, a una narración cualquiera que me sacara de mis propios recuerdos de infancia, que, aunque frágiles a veces, me ayudan a fijar rostros y a pensar que esos encuentros fugaces con aquellos fantasmas son parte de lo que terminaremos contando que fueron nuestras vidas. El letrero de una Peluquería de señoras, en el caso de Perec. En el caso nuestro, ¿quedará algún letrero?

Alicia en el país

Por Ascanio Cavallo

Friday, November 07, 2008

Caicedo por Fuguet

Ver La Tercera

James Bond

Ver especial de Emol

Bond renación de manera notable.

Wednesday, November 05, 2008

Angela Cuevas

Es un ángel la señora Ángela. Pura inocencia, bondad y fuego. Es una princesa, una niña, una reina. Mantiene una pureza que conmueve y que me pone la piel de gallina cuando estoy con ella. La señora Ángela me hace acordar a mis bisabuelas María y Patrocinia, a mi abuela Chela. Ángela Cuevas es la poetisa más importante de la región de Atacama y tal vez una de las más grandes de Chile. Ha publicado 3 libros y ha participado en antologías, pero trabaja cuidando niños, cocinando, lavando ropa y enseñando en talleres literarios a adultos mayores. La señora Ángela mira por la ventana de su casa cómo los pájaros juegan en los árboles de un soleado mediodía de noviembre, piensa sus respuestas como repasando su vida. “Bendito sea Dios de ponerte en camino, bendito seas tú, Gracias”, me dice la poetisa Ángela Cuevas al final de la entrevista. “Es increíble que me hayas entendido”. Me besa como un pequeña niña, un beso en la mejilla suave, angelical, delicado. Me toma la mano derecha y me le besa y se la lleva a su cara. “Creo que me recordarán para bien cuando vaya por el universo en busca de la luz del unicornio azul”.

Monday, November 03, 2008

Prem Rawat

O.K...para muchos este compadre es un encantador de serpientes y un charlatán con estilo. Un gurú chanta para gente inculta. Un hijo de la new wave levantado a la categoría de culto por los hippies que ahora llevan corbata, pelo corto y canas. Un orador extremadamente convincente si tu quieres ser convencido. Mistica pop desechable. Ese es el problema en estos tiempos. La mayoría somos serpientes y desechables místicos pop

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Plenitud interior

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