Monday, January 14, 2008

Nueva Publicación Cuentos:
La ciencia ficción "chilensis" contraataca
Una nueva antología del género de ciencia ficción acaba de salir a las librerías. Se trata de "Alucinaciones.txt", una selección de relatos de jóvenes autores chilenos que demuestra que, aunque no tengamos nuestro Silicon Valley, sí es posible escribir sobre fantasías tecnológicas por estas latitudes.



Javier Rojahelis

El solo hecho de hablar de ciencia ficción en Chile ya parece sacado de una novela de este género. Alejados de los centros mundiales que producen tecnología y de países con sociedades mucho más sofisticadas, lo cierto es que hablar del desarrollo de la ciencia ficción en nuestro país puede sonar casi a extravagancia. Sin embargo, y pese a esta inicial reticencia, una serie de jóvenes escritores ha estado trabajando silenciosamente en el cultivo de este tipo de narrativa, la misma que afuera cuenta con íconos como Isaac Asimov, Ray Bradbury y Stanislav Lem, entre otros. De este fenómeno nos enteramos ya el año 2006, cuando se publicó Años luz, un libro que, además de presentar a noveles narradores nacionales incursionando en el género del sci-fi, indagaba en la historia de la literatura chilena, detectando a algunos escritores de principios y mediados del siglo pasado (como Juan Emar, Hernán del Solar y Hugo Correa) que también habían echado a volar su imaginación en textos futuristas.

Ahora nos encontramos con Alucinaciones.txt, otra antología en la que se puede comprobar cómo las nuevas generaciones de escritores se conectan con historias de anticipación, ficciones tecnológicas y futuros alternativos. Los gestores de este libro son en gran medida los mismos de Años luz aunque, más allá de los créditos que exhibe la publicación, la verdad es que la mayoría de las personas detrás de este libro son amigos que comparten periódicamente tertulias dedicadas a hablar y debatir sobre ciencia ficción, instancias que son justamente las que han servido para que broten estos proyectos de publicación. Luis Saavedra, uno de los próceres dentro de las nuevas generaciones gracias a su fanzine "Fobos", cuenta que este proyecto nació del escritor Sergio Amira (autor de la novela de ciencia ficción Identidad suspendida), cuya idea era reunir autores actuales dentro del género. Finalmente, el proyecto creció y quedó en manos de Saavedra, Jorge Baradit (autor de la novela Ygdrasil), Pablo Castro y Rodrigo Mundaca, quienes se pusieron a la tarea de discriminar el material que entraría en el libro.

"Después de algunas gestiones sin fortuna con un par de editoriales -cuenta Saavedra-, recalamos en Puerto de Escape, la misma que editó Años Luz. Marcelo Novoa, el responsable de la editorial, contactó a gente como Tito Matamala (Premio Revista de Libros de El Mercurio 1995) y Alejandra Costamagna (reciente finalista del premio Planeta-Casa América, con su novela Dile que no estoy) para subirlos al bote, a pesar de la poca experiencia que tenían con el género". Otros autores que se sumaron al proyecto fueron Sergio Gómez, Francisco Ortega (El número Kaifman), Álvaro Bisama (Caja negra) y Francisca Solar (La séptima M).

El otro porvenir de Chile

En la selección -entre textos ya publicados, inéditos y unos pocos especialmente realizados para la antología- destaca el cuento "Reflejos", de Pablo Castro. Se trata de una irónica historia ambientada en un futuro en el que los humanos pueden perpetuar el contacto con sus seres muertos creando una especie de clones virtuales de ellos. Lo más mordaz de este relato es cuando el protagonista se ve enfrentado al dilema de eliminar virtualmente a los integrantes de su familia, que ya han fallecido en la realidad, porque ya no puede seguir pagando el costo de mantención de sus clones. Este relato resultó nominado al premio Grand Prix de l'Imaginaire en una lista en la que también figuraba nada menos que la famosa Ursula K. Le Guin (Un mago de Terramar).

Otros relatos de la antología son los de Francisco Ortega, Jorge Baradit y Alberto Rojas. Se podría decir que estos tres autores se remiten casi por igual a la "ucronía", subgénero de la ciencia ficción que consiste en originar versiones paralelas de la historia ya conocida alterando su curso e inventando otros desenlaces que difieren de lo que ya ha sido recogido por la crónica de los historiadores. Ejemplo extranjero de este subgénero es el caso de Norman Spinrad y su novela El sueño de hierro, que muestra a un Hitler que, en lugar de ascender al poder, emigra a Estados Unidos, donde se convierte en autor de ciencia ficción.

En la ucronía "Santa Graciela", Ortega describe a un grupo de soldados que, en plena dictadura chilena, viajan a una pequeña isla en el sur con el fin de descubrir por qué el retén de ese lugar, al que han sido trasladados presos políticos, ha perdido todo contacto y comunicación con el continente. Mezclando elementos que recuerdan La Isla de Dr. Moreau, de H.G. Wells, con una trama que se toca con productos cinematográficos como "Eclipse mortal" (la primera de las crónicas de Riddick) y "Especies", Ortega se despacha una insólita teoría de por qué gobiernos como el de la Unidad Popular habrían sido derrocados y a quiénes beneficiaría, en realidad, la implantación de regímenes dictatoriales o gobiernos burgueses. Por su parte, Baradit, en su relato "La conquista mágica de América", toca la tecla de la fantasía esotérica para intentar explicar cuáles serían las fuerzas que se fueron moviendo tras todos los pasos que llevaron a que Colón, el imperio español y la religión católica llegaran al nuevo continente. Finalmente, Alberto Rojas, en "El prisionero", abre las puertas de un universo paralelo para confeccionar un entrañable cuento en el que descubrimos qué es lo que realmente le pasó al teniente Bello y por qué nunca volvió con los suyos. Un cuento que demuestra que Bello, aunque sea sólo dentro de la ciencia ficción, no estaba tan perdido después de todo.

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