Thursday, January 17, 2008

Mejores y peores del 2006
Mapas del mundo
11 de enero de 2007
Daniel Villalobos
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Mejores y peores del 2006

2006

En estos tiempos de películas descargadas de la red y DVDs de todas las zonas disponibles en las tiendas del centro, ¿qué vamos a entender por lo mejor del año? ¿Lo que se estrenó en el circuito comercial, lo que se vio en algún ciclo, lo que vimos en nuestras casas con cerveza en mano? Las listas de títulos, aparte de resultar un placer personal para todo cinéfilo con el corazón bien puesto, pueden ser útiles para hacerse una idea del año que pasó, de dónde venimos y cómo ha ido creciendo la industria.

El 2006 hubo en promedio mejores películas en cartelera que en años anteriores, pero ninguna de ellas se levantó indiscutida como la mejor del período. Yo elegí personalmente El nuevo mundo como aquella que más me impactó en cuanto ejercicio de cine puro, pero lo mismo podría haber mencionado Caché, El hijo e incluso Miami vice.

El cine fuera de Hollywood se está haciendo cada vez más cotidiano en las multisalas y la tarea pendiente es –ahora que por fin contamos con buenas pantallas para esos títulos- mejorar la calidad de las copias que llegan: las virtudes de Little Miss Sunshine y El hijo fueron inversamente proporcionales a lo mal que se veían (por lo menos en salas del centro, que suelen tener las peores pantallas).

El cine infantil cayó en picada el 2006. ¿Dónde estuvieron Los increíbles o los Wallace & Gromit de la temporada? Concuerdo con amigos que dicen que, de todas formas, los chistes y tramas de cintas animadas como Vecinos invasores o Lo que el agua se llevó harían comer tierra a sus contrapartes hollywoodenses con actores reales cualquier-día-de-la-semana. Pero aún así, faltó eso que algunos periodistas de televisión definirían (rascamente) como la chaucha pa’l peso. La raya para la suma.


MEJOR ESCENA DE ACCION:
El acoso policial sobre el ladrón de El niño. Finalista: la extensa caída por los hielos que termina con los pingüinos flotando al lado de una gigantesca grúa en medio de la nada, en Happy feet.


MEJOR SECUENCIA DE CREDITOS INICIALES:
El recorrido de una bala desde que se fabrica hasta que se usa, en El señor de la guerra.

MEJOR SECUENCIA DE APERTURA:
El comienzo de Oldboy, con Oh Dae-su (Choi min-Sik) armando escándalo en una comisaría de Seúl, siendo posteriormente secuestrado y encerrado por quince años.


MEJOR PALIZA:
El avance de Oh Dae-su por el pasillo plagado de enemigos en Oldboy, filmado en un largo plano secuencia, empatado con la escena inicial de Casino royale, donde Bond le rompe la cabeza a un doble agente, lo estrella contra unos azulejos y luego lo ahoga en el lavamanos. Esta última escena es en particular hermosa porque cita a un memorable asesinato de Cortina rasgada, de Hitchcock.


MEJOR CAMEO:
John Hawkes, como el desesperado soplón que se suicida frente a los protagonistas de Miami vice.

MEJOR USO DE CANCION POP:
Los créditos iniciales de Un plan perfecto, de Spike Lee, corriendo sobre la contagiosa Chayya Chayya, una canción de hindu-pop remezclada para la ocasión.


MEJOR PELICULA CHILENA:
Kiltro, seguida de cerca por Padre nuestro.


MEJOR PELICULA VISTA FUERA DEL CIRCUITO REGULAR:
The host, de Jong-ho Bong. El director de Memories of murder, el mejor thriller de pueblo chico que he visto, dirigió esta, la película de monstruos que siempre quise ver. Es extraña, un poco loca, su discurso anti-gringo nunca termina de cuajar, pero la dinámica de su familia protagonista -un grupo de despojos humanos que dejan a los de Pequeña Miss Sunshine como angelitos- me quitó el aliento casi tanto como las espectaculares escenas de acción.


MEJOR ESCENA DE SEXO:
Viggo Mortensen y Maria Bello azotándose en la escalera en Una historia de violencia.

MEJOR CHISTE:
Ocurre en Viviendo con mi ex. Vince Vaughn y Jennifer Aniston acaba de terminar su relación y ambos se niegan a irse del hogar común. Vaughn llega a jugar su habitual partida de bolos con el grupo regular, que ahora ha tomado partido por la mujer y le piden a Vaughn que se vaya.
Desesperado, Vaughn exige una votación, apuntando al único hombre del lote. Cuando éste vota en su contra haciendo oficial la expulsión, Vaughn deja su bolso a un lado, se inclina hacia el traidor y le dice, con un insuperable tono de decepción e impotencia: "Band of brothers. Deberías ver esa serie alguna vez".

MEJOR MINA (SÍ, SUENA FEO. PERO ES CLARO.):
Empate entre Jodie Foster (Un plan perfecto), Marion Cotillard (Un buen año) y Maria Bello (Una historia de violencia, The cooler).


MEJOR MALA ACTUACION:
Rick Hoffman en Hostal (el turista gringo que decide usar cuchillo en vez de pistola). Finalistas: David Bowie, en El gran truco, Kevin Spacey en Superman regresa, Jack Nicholson en Los infiltrados.

MALA ACTUACIÓN A SECAS:
Russell Crowe en Un buen año. Quién iba a decir que el tipo que hace cinco años era un dios, resulta que no es gracioso en comedias.

SECUNDARIOS QUE SE ROBARON LA PELICULA:
Ray Winstone (Los infiltrados), William Hurt (Una historia de violencia) y el mejor de todos, Tom Hollander (Un buen año, Orgullo y prejuicio, Los piratas del caribe 2: El cofre de la muerte).


MEJOR TRAILER:
Casino royale. Finalista: el teaser trailer de Superman regresa con la voz de Marlon Brando en off (que, en retrospectiva, era mucho mejor que la película entera).


PEOR TRAILER:
Memorias de una geisha. Esta cochinada era infumable, cierto. Pero el trailer la hacía ver peor.


LA SORPRESA DEL AÑO:
Casino royale. El mejor filme de género estrenado el 2006 y el mejor Bond que he visto. La mayoría de las películas sobre el agente 007 narran la forma en que este dandy sin moral ni corazón mantiene el status quo y derrota a villanos de cómic y todo sin que jamás acuse un cambio interno o alguna clase de crisis emocional.
Casino royale -gracias, en buena parte, al guión y al trabajo de Daniel Craig- resultó ser diversión para adultos, una mezcla de aventura, intriga y romance del tipo que no se veía en los multicines desde Colateral. Además, a pesar de tratarse de una de las películas más tristes del año (la historia de cómo un hombre pierde su alma), la escena final lo deja a uno con shock adrenalínico por horas.


INTERESANTES PERO NADA MAS QUE INTERESANTES:
El gran truco (una lata bien vestida), La sagrada familia (un poco musho, a la larga), Volver (¿de nuevo lo mismo?), Syriana (un glorioso revoltijo progresista), Paraíso ahora (sólo me convenció de lo peligroso que sería visitar esos países), El hombre del bosque (un sólido drama psicológico que no tengo ganas de ver de nuevo), V de vendetta (sorprendente pero irregular), Proof (la Paltrow hizo valer el vistazo), Batalla en el cielo (grandes movimientos de cámara, historia inerte), Nuestra música (el Goodfellas de Godard), Rosario Tijeras (estupendo estilo para narrar una historia ultrapredecible).


LAS PERLAS:
Una historia de violencia, La Comedia del Poder, Caché, El niño, La corporación, Orgullo y prejuicio, Buenas noches y buena suerte, El nuevo mundo, Hierro-3, El descenso, El hijo, Pequeña Miss Sunshine.


MAS ENTRETENIDAS DE LO QUE ESPERABAMOS:
Una chica en apuros, La granja, Confesiones a mi suegra, La casa del horror, Zathura, Dicen por ahí..., Misión imposible 3, Vecinos invasores, Silent Hill.


TAN ENTRETENIDAS COMO ESPERABAMOS:
El señor de la guerra, El plan perfecto, El castillo andante, Millones, Gracias por Fumar.


LAS PEORES DEL AÑO:
El diablo viste a la moda, Munich, Un loco amor, Memorias de una geisha, Aeon Flux, Creep, Hostal, Saw 2, Underworld 2, Match point, El código Da Vinci, Vuelo 93, El cofre de la muerte, Superman regresa, La dama del agua, Los infiltrados, Un buen año.


LAS VI Y YA LAS ESTOY OLVIDANDO:
Amigos salvajes, El rey de los huevones, Mi super ex-novia, Las aventuras de Dick & Jane, El grito, El muelle, La marcha de los pingüinos, Fuga, X-Men 3, Cars, El centinela, Torres gemelas, La casa del lago.

LA QUE MAS DESPRECIE:
Match point:
¿Por qué tanta gente cayó con este recocido tramposo, obvio y de moral repugnante? ¿Por qué nadie evocó a propósito al maestro Chabrol, quien lleva contando historias similares hace treinta años y siempre con mejor estilo, agudeza y alma? ¿Por qué a tanta gente la misoginia le parece encantadora cuando quien la luce es Woody Allen? ¿Por qué, entre paréntesis, se tiran siempre tantas flores a la veta cómica de Allen y jamás se menciona a Albert Brooks, un tipo que en un solo filme (Perdidos en América) conectó todos los temas “allenianos” y sigue filmando mejor y con más gracia? ¿Por qué se alabó tanto la impecable factura de Match point, algo que debería darse por descontado en un director que ha hecho cuarenta películas?
¿Qué clase de actriz inmigrante y pobretona es Scarlett Johansson, que tiene ese departamento? ¿Nos merecemos ese acto final donde el director nos pega un codazo para que nos riamos (o lloremos) de lo absurdo que puede ser el destino, cuando en el fondo todo lo que ha hecho ha sido sacar de la manga un truco fácil que avergonzaría a un guionista de Los Venegas? ¿Por qué negar la idea de que toda la subtrama del anillo perdido es ridícula, incluyendo el policía despertando en medio de la noche? ¿Qué estaban haciendo algunos críticos cuando se pusieron a citar a Sófocles a propósito de este episodio ñoño de Mea Culpa? ¿Qué se creen? ¿Por qué no se pegan la cachá que el prestigio como cineasta de Allen se ha mantenido debido a que sus películas son inofensivas, no tienen filo ni dientes ni dejan más residuos que un combo de McDonalds? ¿Por qué no decir que hay más arte, ingenio y apuntes sobre el mundo real en cualquier episodio de Los Simpson? ¿Por qué no se van todos a la conchesumadre?


CORAZON DIVIDIDO:
Miami vice:
Fue la película que más esperé en el año, y debo decir que a un nivel puramente sensorial no me defraudó. Junto con El nuevo mundo, fue una de las experiencias cinematográficas más apabullantes del año. Pero su intriga no tenía peso, sus héroes estaban mal resueltos, su romance maldito era pura atmósfera y cero carne, y cometió el error garrafal de dividir a su villano en tres personajes (el megatraficante, su brazo derecho y un supremacista blanco que nunca tuvo mucho qué decir en el asunto).
Mann llevó más lejos que nunca su utilización de las cámaras digitales para registrar lo que el celuloide no ve y ciertamente sus dotes para sugerir emoción o evocar sentimientos contradictorios a través de la música y el montaje siguen siendo asombrosas. El problema de Miami vice no es que su narrativa esté fuera de control, sino que ninguno de sus conflictos nos llega a importar demasiado fuera de las excusas que ofrecen para algunas escenas inolvidables, como el viaje en bote a Cuba o la secuencia final orquestada en torno a Auto Rock de Mogwai.
Como producto de género, Casino royale -tal vez justamente por su mercenarias concesiones a la historia por sobre la atmósfera- le dio cancha, tiro y lado. Y ambas, por distintas razones, le pusieron el pie encima a Los infiltrados, que al lado de Miami vice parece un episodio piloto de The wire.


Flores rotas:
Me gustó más en un segundo vistazo, pero en última instancia, todo el afecto que se huele aquí por los personajes en pantalla no compensa el tufillo a recocido, y esa fatal idea de glamorizar a los hijos de puta. De todas formas, entendida como un "Bill Murray" es 100% mejor que Perdidos en Tokio. Pero para Jarmusch, que agotó estos temas en sus primeras tres películas, es un paso atrás. Me quedo con cualquier corto de Coffee & cigarettes.

Secreto en la montaña:
En términos de la relación homosexual de los protagonistas, la película sugiere más que muestra y nunca desciende -tal vez por desgracia- a los abismos de pasión histérica de un Almodóvar o un Fassbinder.
¿Es eso un error? Tal vez. No cabe duda que el filme tiene categoría, buen cierre y ciertos elementos (la fotografía de Rodrigo Prieto, la mirada final de Roberta Maxwell interpretando a la madre de Jake Gyllenhaal) mucho más grandes que la suma de sus partes. También es verdad que todo el oficio del director Ang Lee está jugado por un estilo que escamotea partes que podrían ser más incómodas para el público regular.
Lo más interesante del conjunto es que, si se traslada la historia de Ennis y Jack a un romance heterosexual, nos quedamos con algo bastante cercano -en lo bueno y lo malo- a Los ouentes de Madison: es en los aspectos de la historia que incluyen a las mujeres (una irreconocible Anne Hathaway y una sublime Michelle Williams) donde aparece un filo y una emoción que no tienen nada que ver ni con la fórmula ni con el discurso progre ni con el lujoso envoltorio (Santaolalla, Prieto, Ledger, Gyllenhaal) con que rodearon esta gris historia de sexo al aire libre y amor cobarde. Apenas recuerdo las peleas y besos de los vaqueros en su carpa, pero no he podido olvidar en todo el año el momento en que Michelle Williams tira la loza a un lado y dice todo lo que ha estado pensando y sintiendo, y da a entender que no es tonta y esa -en el contexto de su vida- es la peor tragedia de todas.


Viviendo con mi ex:
Qué gran película habría sido esta si desde el principio se hubiera planteado como un drama sobre rupturas. Pero se marketeó como si fuera una comedia romántica estilo Hitch, ese abominable subgénero de treintones inmaduros que aprenden en 90 minutos de metraje a seducir a mujeres mucho más astutas y valientes que ellos. Y estaba -en parte- filmada en consecuencia, con colores brillantes, música pop y chistes tan burdos como el pariente afeminado que canta éxitos de Yes.
Viviendo con mi ex tiene todas esas secuencias erróneas donde se apuesta por el humor físico o los enredos torpes, pero entre ellas hay al menos tres grandes momentos que fueron de lo mejor del año: el primero es aquella larga, intolerable y muy real discusión donde un incidente menor (unos limones, creo) termina gatillando el fin del romance.
El segundo es la mirada que Vaughn le da a Aniston cuando ella vuelve tarde al departamento y descubre que su ex ha organizado una orgía en el living. El tercero es la franca charla que Vaughn tiene con su mejor amigo (Jon Favreau), un gorila sin modales pero con bastante seso, quien le explica sin adornos por qué su relación se fue al carajo y cuánto tiene que ver en eso el hecho de que Vaughn es un hijo de puta, que siempre lo ha sido y siempre lo será. Memorable.


MEJOR ESTRENO DIRECTO A DVD: Chica de mostrador. El cliché de "pequeño gran filme" se regala como dulces a los pobres, pero aquí cae como anillo al dedo. Es el romance más fino que haya visto en el 2006 y es también una curiosa mirada a las mujeres y cómo funcionan a espaldas de los hombres: las escenas de Claire Danes sola en su departamento enano, vistiéndose para una cita con un hombre veinte años mayor me resultaron más sugerentes que cualquier sesión cachística de Bajos instintos 2. Steve Martin (que escribió el guión basándose en su propia novela) siempre me ha hecho llorar en sus comedias y nunca supe por qué hasta que vi este filme.


EL LANZAMIENTO DEL AÑO EN DVD:
Ray Harryhausen: The Early Years. Para todos los que veneramos los esqueletos de Sinbad o los dinosaurios o la Medusa o alguna de las cientos de grandes invenciones stop-motion de Harryhausen, esta fue una caja de maravillas.
Finalista: Apocalypse now - The complete dossier.


MEJOR BONUS TRACK DEL AÑO:
No lo encontré en el cine, sino en la pantalla chica. Fue la actuación de Shakira en la final del Mundial de Fútbol de Alemania. La colombiana sale a cantar junto a Wyclef Jean una versión pichicateada de "Hips don't lie. Están en un escenario blanco y ovalado, flanqueados por un coro de mujeres negras con ropa "tribal" que podrían ser de Nigeria, Alabama o de alguna picá del Mercado Central. La letra -un menjunje que habla del tercer mundo, lo lindo que es Colombia y un romance nacido al calor del baile- se mezcla con unos alaridos proto-místicos y un par de músicos que claramente no están tocando nada de lo que escucha por los parlantes.
No vemos al público. Sabemos que está ahí, pero la cámara jamás los muestra y todo lo que se perciben son sus gritos, que ni siquiera parecen en sintonía con la canción. Shakira baila y se dobla a sí misma, con ese raro y formidable talento que tienen las verdaderas estrellas pop para hacernos felices con el solo espectáculo de su felicidad.
No hay conexión con la masa. No hay verdad, ni revelación, ni belleza, sólo estímulo básico y puro en el sentido en lo que lo entregan las luces de una discoteque o un juego de Fantasilandia. No hay idea detrás (pero hay ideología). En apariencia todo está bien: Shakira es simpática y bonita, su compañero es desaliñado pero carismático y la cosa termina con un aplauso general que viene de alguna parte, que puede ser simplemente una grabación de diez años atrás y que se esfuma mientras Wyclef Jean abraza a la muchacha como cubriéndola del frío, como queriendo evitar que algo le pase. He visto la actuación en YouTube varias veces, al principio por las curvas de Shakira, luego porque algo en ella me pareció extraño y me lo sigue pareciendo, y ahora la volví a ver porque en esta estupidez tan añeja como el cabezazo de Zidane huelo algo sobre el poder del pop que ignoraba hasta hoy.


MEJOR FOTOGRAFIA EN PEOR PELICULA:
El trabajo de Janusz Kaminski en Munich.


MEJOR BANDA SONORA:
Miami vice.


RAREZA QUE MERECIO MAS PRENSA Y ESPECTADORES DE LOS QUE TUVO:
Oliver Twist, El matador, The cooler.


MEJOR ESTRENO DEL AÑO EN CUALQUIER FORMATO:
El nuevo mundo. Ahora que me hago más viejo, entiendo de qué hablaban mis mayores cuando decían “Ahora que me hago más viejo”: diez años atrás de seguro me habría aburrido como ostra con este filme de Terrence Malick y habría preferido Los infiltrados o Munich, historias donde la moral y el significado de lo que vemos están claros desde el inicio.
No tengo muchas cosas claras sobre El nuevo mundo, salvo que es excepcional, que fue la experiencia audiovisual más poderosa que tuve en el año y que el estilo de ver la realidad y el cine que está presente en su origen va a quedar obsoleto o muerto en algunos años. Es curioso que se estrenara el mismo año que Miami vice, otra cinta obsesionada con la forma en que los seres humanos perciben su entorno, pero que tomó la ruta opuesta: donde Malick apostó por una nitidez que hiere los ojos, Mann usó las cámaras digitales para borrar los límites entre el aquí y el allá, entre una persona y otra, entre un edificio y el cielo que lo cobija.
El nuevo mundo, contrario a lo que dijeron algunos, tiene un espléndido guión y cuenta con mano firme su historia –la que le interesa- y termina con una explosión de imágenes que suceden en la cabeza de alguien, que evocan la tragedia de la conquista de América y que también hablan de la relación que nuestro presente tiene con esas épocas distantes. En medio de toda la cháchara pro-globalización y el cosmopolitismo de salones VIP, resultó ser una fábula prodigiosa y meditada sobre el choque cultural y el concepto mismo de viaje. “Es real, todo lo que alguna vez soñé, es real”, dice Colin Farrell en un minuto de la cinta, y esa frase (la felicidad maníaca de descubrir lo que nadie ha visto antes) se extendió a quienes pudimos disfrutar El nuevo mundo en pantalla grande.

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