Tuesday, January 22, 2008

BALANCE 2007
mabuse.cl
El increíble año menguante
Una cartelera modesta, un montón de estrenos nacionales curiosos, algunas cifras, algunas citas, algunos hechos lamentables, un par de películas para recordar. 365 días con poco cine y casi nada para la posteridad.


Por Jorge Morales

1.-Mala cosecha



El laberinto del fauno: una coproducción hollyiberoazteca


El 2007 no fue el mejor año para el cine en Chile. Ni por estrenos internacionales ni por las cintas de factura local. No hubo grandes sorpresas ni películas que enamoraran a moros y cristianos. Incluso filmes que podrían destacar en este inventario –como The Host (que figura en el cuarto lugar de nuestro ranking anual)- pasaron sin pena ni gloria por la cartelera. Hubo 185 estrenos donde el 68% (126 películas) fueron de origen completamente made in USA, 15 filmes chilenos (el 8% del total) y Francia, nuestro segundo proveedor internacional, con 10 (5,4%). Argentina sigue siendo el "líder" de nuestras importaciones latinoamericanas con 6 películas (3,2%) y lo más llamativo del panorama fue la irrupción del cine británico que estrenó otras 6. Claro, varias películas tienen orígenes confusos. Por ejemplo, El laberinto del fauno, bien puede ser considerada hollywoodense, mexicana y española. Curiosamente, ésta y Alatriste, son las únicas películas españolas que se estrenaron el 2007 en Chile. Dos super(co)producciones y punto. El panorama latinoamericano es igual de desolador. Aparte de nuestros vecinos trasandinos, solamente hubo presencia de México y Brasil con un par de filmes cada uno. Los países asiáticos sólo sumándolos alcanzan una cifra apreciable: China, Corea (con dos de Kim ki-duk), Japón y Tailandia –ambas con filmes de terror- suman 7. El cine rumano, que tanto ha dado que hablar en el mundo, es un (casi) total desconocido en Chile. Bucarest 12:08 se pudo ver en el Sanfic y La noche del Sr. Lazarescu se puede arrendar en DVD, pero 4 meses, 3 semanas y 2 días, ganadora de Cannes y considerada la mejor película del año según Fipresci, aún no tiene fecha de estreno. Hollywood nos tiene monopolizados. Apuesto que no sabían.

Si hablamos de cine chileno la situación es extraña. Hubo 15 estrenos, una cifra en apariencia contundente (aunque el 2006 se estrenaron 16), pero completamente engañosa y llena de detalles curiosos. Dos se estrenaron entre gallos y medianoche (El magnífico y El asesino entre nosotros), cinco tienen un origen que no es cinematográfico (Papelucho y el marciano, adaptación literaria; Casa de remolienda, del teatro; Che Kopete y Pulentos, de personaje y serie de televisión, y Radio Corazón –secuela de El chacotero sentimental-, nacida de programa radial y con el nombre de la emisora que lo difunde), cuatro son documentales estrenados prácticamente con una sola copia (ver siguiente punto), y uno fue acusado de plagio (Fiestapatria). Los tres restantes son óperas primas: La vida me mata, Malta con huevo y Normal con alas. Tres comedias juveniles, que al margen de los juicios de cada cual, no están ni cerca de ser perfectas ni prolijas. Aparte, en el mes octubre, se estrenaron ¡7! películas chilenas, la mitad de las cintas del año. Raro. El 2007 reveló, como casi siempre, que nuestro cine tiene más entusiasmo que talento, como diría proféticamente la directora de Enfoque, Constanza Johnson.

2.-La ciudad de los documentales



Calle Santa Fe


No cabe duda que el 2007 fue el año de los documentales chilenos. Pese a que su circuito de distribución no fue mucho mayor que el de otros años, la diferencia estuvo en que por primera vez tuvieron una real difusión pública. Hace mucho tiempo que no se leían tantos artículos y reseñas de prensa sobre documentales (copiosa en el caso de Calle Santa Fe y Ángeles negros). El 2006, en la votación de mejor película chilena, no figuró ningún documental. Y no es que no se hubiera estrenado ninguno ese año (de hecho se estrenaron más) o fueran todos malos (que también era una posibilidad), el problema fue que la mayoría de nuestros votantes ni siquiera los vio. El 2007 el cambio fue revelador, tres documentales obtuvieron votos, y Calle Santa Fe y La ciudad de los fotógrafos, disputaron el cetro mabusiano en cerrada final.

Pero el alentador estreno de documentales se vio opacado por una absurda cercanía en sus fechas de lanzamiento, más encima peleándose horarios en el Cine Arte Alameda, la única sala que sigue cobijándolos por más de una semana. El telón de azúcar (documental cubano-francés de realizadora nacida en Chile, pero residente en Francia y criada en Cuba) se estrenó el mismo jueves que La ciudad de los fotógrafos, una semana después de Calle Santa Fe y dos semanas antes de Reinalda del Carmen, mi mamá y yo. Con resultados dispares, pero con una sensibilidad común, es difícil creer que el público vaya de buena gana a ver en un mismo mes cuatro documentales que en el papel se parecen tanto.

3.-De copias y copiones



Piratas del Consejo 1: La maldición de la Remolienda


Del Consejo de Calificación Cinematográfica (CCC) salieron dos copias piratas de películas chilenas (Casa de remolienda y Radio Corazón) que circulan por internet. La delatora marca de agua (un sello sobreimpreso en la película que decía "Copia para el CCC") generó alarma y rabia justificada entre los productores y realizadores locales. Un escándalo con más ruido que sangre. Se supone que hubo un sumario interno y hay un fiscal investigando, pero a tres meses del hecho, sin responsables, la única conclusión que se puede sacar es que los piratas copian de todo, absolutamente de todo.

El otro escándalo plagiario –de otro estilo y tanto o más grave que el anterior- es el caso de Fiestapatria de Luis Vera, cuyas amenazas legales del director –al parecer ninguna en curso- trataron infructuosamente (o quizá no tanto ya que sorprendentemente la película ha obtenido algunos premios internacionales) de ocultar lo innegable: el argumento del corto Plato Fuerte, dirigido por Ángel Torres con un equipo de estudiantes del Instituto Arcos, y del que Vera fue profesor y supervisor del guión, se parecía demasiado a su largometraje. Aún cuando no se ha aclarado nada (otro caso sin cierre), convengamos que la disputa es legítima e interesante, pero triste, dada la estatura del filme. Al parecer, cuando se trata de defender la paternidad, no hay guagua fea.

4.-Citas citables



Directores chilenos (Rumpy al medio) en Haciendo Cine 1.


"No hay industria porque está lleno de flojos de mierda" -decía Roberto Artiagoitía, el Rumpy, en una entrevista en la versión nacional de Haciendo cine (Nº2), una revista de origen argentino cuya circulación en Chile es poco clara (hasta el momento sus dos números sólo se han repartido gratuitamente en festivales). La frase aludía a la absoluta dependencia –según el Rumpy- de las platas estatales en el financiamiento de las películas chilenas. Los realizadores agrupados en la ADG (Asociación de Directores y Guionistas de Cine), presidida por el director de Dos hermanos, Martín Rodríguez, se enojaron mucho por las opiniones de Artiagoitía y enviaron una enfurecida carta alegando en contra de… la revista. Que el periodista no hizo las contrapreguntas apropiadas, que por qué pusieron ese titular tan mala leche (se pregunta Rodríguez si acaso quieren "polemizar", "provocar" e "insultar"), y les enmienda la plana de cómo debería ser la línea editorial de una revista seria. La defensa de Haciendo cine no estuvo mucho mejor diciendo que ellos actuaron de "buena fe" y que no pretendían "promover las declaraciones que hizo" el Rumpy… Pero, ¿no es exactamente eso lo que hicieron?... Y acaso eso, ¿tiene algo de malo? En realidad, el tema es muy sencillo, Rodríguez y sus ofendidos socios deberían estar agradecidos de Haciendo cine porque así se enteraron de lo que piensa el Rumpy (y pueden dejar de invitarlo a sus avants premieres), y la revista debió defender su derecho a publicar y titular como les venga en gana –algo que los entendidos llaman libertad de prensa- sin tanta retórica compungida y conciliadora. El único que realmente debería estar disgustado es el director de la Cineteca, Ignacio Aliaga, que fue entrevistado y confundido, incluso en la portada, con el cineasta Ignacio Agüero en el primer número de Haciendo cine… aunque pensándolo bien, quizás es Agüero el que debería estar ofendido. Usted decida.

"Aplaudida por la crítica. Destruida por Italo Passalacqua y Leopoldo Muñoz"- rezaba algunas inserciones publicitarias de La vida me mata. Si bien más de alguien encontró la frase divertida e ingeniosa, el texto es torpe y picota. El chiste, claro, es separar a Passalacqua y a Muñoz de los "críticos de verdad" porque sólo aquellos que encontramos la película "buena" somos dignos de ser considerados como tales. En el fondo, la clásica pataleta infantil de los realizadores chilenos que quieren que todos los amen (quién no).

"Normal con alas ha tenido una relación difícil con la crítica chilena" dice, a modo de pregunta, la periodista cubana Estrella Diaz en una entrevista en el Festival de Cine de La Habana. "En Chile los periódicos son conservadores y la película se ríe de la clase conservadora y por eso se molestaron muchísimo"- responde Coca Gómez, directora de Normal con alas. Perdón, ¿quiénes son los críticos conservadores que influenciados por sus medios conservadores criticaron mal la película? Y ¿quién se molestó?... ¿Edwards?, ¿Saieh? OK, es Cuba y parece que pinta bien ser víctima de una campaña elitista, pero hay que ser un poco más serio antes de hablar de confabulaciones donde sólo hubo opiniones desfavorables. En todo caso, es bueno recordar que la publicidad de Normal con alas reproducía la opinión más que entusiasta de Ana Josefa Silva, crítica de La Segunda, que, como se sabe, es el más conservador de los medios conservadores del conservador grupo de El Mercurio.

5.-Tres vidas y una sola muerte




Dentro de las pérdidas que año a año nos recuerdan por qué el cine puede ser una experiencia tan estimulante, el 2007 tuvimos tres grandes desapariciones. A la partida de los directores Ingmar Bergman y Michelangelo Antonioni, que dieron clases en sus respectivos estilos –como un cine de raíces místicas y existenciales, uno, y de una fascinante sensibilidad poética y estética, otro-, le siguió el lamentable fallecimiento de Sergio Salinas, uno de los mayores responsables de que descubriéramos la obra de esos cineastas. Desde la crítica de cine en Primer Plano y Enfoque, y sobre todo comandando el Cine Arte Normandie, Salinas nos brindó la oportunidad de conocer muchas de las primeras películas que nos convirtieron hoy en apasionados cinéfilos militantes.



Sergio Salinas (1942-2007) frente al Normandie


Recordaba, a propósito de las desproporcionadas manifestaciones de reconocimiento por la muerte del comentarista deportivo Julio Martínez, que la Cámara de Diputados negó en su momento un homenaje a estos cineastas. Si bien el hecho de que los parlamentarios reconocieran la obra de estos realizadores no pasaba de ser una manifestación folclórica, su rechazo fue particularmente patético. Que nuestros legisladores estén disponibles ahora para apresurarse conmovidos a renombrar un estadio de fútbol con el nombre de un señor bonachón y de buen léxico cuya trayectoria consistió en pasar piola por todos los medios de comunicación en los que estuvo y decir dos frases cursis para el bronce, y negarse a reconocer a dos gigantes como Bergman y a Antonioni sólo para el registro y la anécdota, debería darles vergüenza. Pero tenemos que estar preparados. Cuando Sergio Livingstone ya no esté entre nosotros, sospecho que empezaremos a hablar del Palacio Presidencial del Sapo.

6.-Super Imperio

Ganó Imperio de David Lynch. Seguro que nos acusarán de snobs (la Cahiers du Cinéma también la premió), pero nuestra encuesta es la más amplia de la oferta nacional donde sólo han sido convocados críticos de cine de casi todos los medios nacionales que ofrecen este "servicio". En Wikén ganó Secretos íntimos sólo con críticos del mundo mercurial. En La Tercera, que se votaba con lista cerrada de diez pre-seleccionadas, y con un combinado de críticos y directores ganó La vida de los otros. Así que hicimos algo de justicia con el incomprendido David Lynch.



Imperio


Hay que reconocer que el año estuvo tan malo que la apuesta de Lynch tenía ventaja. El director norteamericano, uno de esos que se va por las ramas, se coronó sin mucha competencia, porque exigió más que el resto. Imperio no es necesariamente la cinta más entretenida o las más comprensible del 2007, pero es el filme que como expresión cinematográfica desafiaba más límites. Dentro de los que dieron la pelea, sin embargo, habría que destacar una de esas cintas a la que la mayor parte de nosotros trata de hacerles el quite. Una comedia adolescente, una American pie pero con corazón y cerebro, y que rompiendo prejuicios, es la auténtica sorpresa del año: Supercool. Si alguien es capaz dentro de uno de los géneros más predecibles, simplones e insufribles, combinar humor a destajo y melancolía pura, sin renegar de su formato, no fue, después de todo, un año perdido.


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