Sunday, January 20, 2008

El 19 de noviembre del 2007 salió una reseña a YGDRASIL en la prestigiosa revista argentina AXXON, decana de los ñoños sudacas. Curiosamente el reseñador se declara espantado y confundido, intenta hacer una reseña negativa...pero siento que todas las razones por las que no le gustó son justamente las razones por las que a mi me encanta. (Jorge Baradit)



Publicaciones reseñadas: "Ygdrasil", de Jorge Baradit

Una novela de contenido vertiginoso y adictivo que provoca sensaciones contradictorias. Un caleidoscopio donde personajes e historia carecen de sustancia.



Esta novela del chileno Jorge Baradit me provocó toda suerte de impresiones, así que tengo que empezar por lo obvio: es una obra ante la que no cabe la indiferencia. Es una obra que sacude al lector, que lo exige. Es un experimento de narrativa e imaginería y lenguaje. Es una enorme y caleidoscópica secuencia de imágenes de todo tipo, con una arrolladora violencia. Baradit nos muestra imposibles combinaciones de tecnología y biología, de técnica y mística, de ciencia, violencia, onirismo, sexo, ciberespacio, surrealismo y sadismo.

Ustedes deberán disculpar si aparecen ligeras incoherencias en esta reseña, ya que la novela puede producir estados de exaltación, intoxicación y confusión.

El autor sacude con descargas de adrenalina, acción e imágenes. La novela se vuelve vértigo y torbellino con mucha facilidad. Esto le da una característica fuertemente adictiva; es difícil dejar la lectura y uno está siempre colgando de un hilo, esperando que pase lo que tiene que pasar. No porque haya suspenso: está clarísimo desde el principio que todo terminará mal. La única duda es qué tan mal. Y no es eso lo que nos hace seguir la lectura. Es como recorrer una exhibición de atrocidades y maravillas, y seguir adelante abriendo los ojos cada vez más grandes a medida que las aberraciones son cada vez más llamativas y grandiosas, hasta llegar a escalas cósmicas. Es como caer en el pozo que llevó a Alicia al país de las maravillas. Hay una mezcla de velocidad, angustia, empatía con los personajes y compulsión que me hizo seguir la lectura hasta el final.

Admitámoslo: no suenan como las mejores razones para leer una obra. Tal vez sea mi formación clásica y un cierto acartonamiento, pero a mí me gusta que me cuenten una historia en la narrativa. Me gustan las novelas que cuentan una historia. Aquí la historia es casi inexistente, está al servicio de un muestrario de fragmentos oníricos donde el autor desparrama su fantasía en distintos tonos (generalmente oscuros). Hay momentos donde la fantasía discurre por lo sexual, otros donde se entroniza la violencia más escabrosa, lo escatológico en todos sus sentidos. En otros pasajes, las combinaciones de tecnología, mística y seres vivientes para armar máquinas imposibles son en parte risibles, grotescas y escabrosas, aunque siempre originales.

Puede ser simple rechazo por los anticuerpos adquiridos en carreras científicas, pero a mí me sacaron de clima varias veces las ideas como una runa svástica de cobre en medio de un bosque chileno para que sea el primer electrodo de un circuito impreso planetario que estimule los chakras del mundo con acupuntura geodésica. O "mallas cargadas de estática a 60 Hz, una baja frecuencia asociada a la resurrección de Cristo", para atraer almas flotantes no deseadas. O cuatro seres humanos dispuestos en cruz, con cráneos soldados a la estructura de un árbol y piernas entrando en la esfera de datos de una corporación, estimulados químicamente para sostenerse un permanente satori, porque eso aumenta su conductividad.

Como dije, a mí esas cosas me producen rechazo. Pero habrá quien le guste eso, los inmensos collages que dibuja Baradit, jugando en los límites del lenguaje, del posmodernismo, del sincretismo más salvaje que haya visto. Sería muy difícil detectar la vorágine de influencias que desembocan en esta novela, hay de todo allí para mencionar. Sin duda están Giger y sus diseños en buena parte del aspecto visual, pero hay visiones con cientos de influencias más. Sin duda, el manga japonés o el tratamiento de la violencia de Kitano o de Tarantino están, pero también hay muchas más fuentes. Pensar en la cantidad de homenajes y referencias me marea. Sin embargo, la novela no es un mero pastiche, detecto mucho Baradit allí, detrás de las referencias hay una visión personal, un camino de exploración que él nos transfiere.

En fin, como dije, apenas si vale la pena hablar de la historia, pero es casi una norma de las reseñas hacer una breve sinopsis, así que aquí va: es el periplo de una asesina chilena, que se ve envuelta en movidas cada vez más grandes, siempre como juguete de entidades cada vez más poderosas. Arrancando con un pequeño ciberespionaje en la red del Banco de México para el propio gobierno mexicano, terminando en un destino milenario que sella la suerte de la Humanidad, de nuestro sistema solar y quién sabe si del Universo todo. Esta mujer es llevada de aquí para allá, haciendo de todo pero sin poder nunca elegir tomar otro camino, en la suerte típica del héroe de la tragedia griega, condenada de antemano. La acompañan el espectro de un chico muerto en la segunda guerra mundial y un ser extraño, inhumano, un "selknam" (no confundir con la tribu fueguina del mismo nombre) que se define como "parte del sistema inmunológico del universo".

Los personajes prácticamente no existen, apenas si hay un par de pinceladas para cada uno. Es que no hay tiempo, siempre la acción es arrolladora y las imágenes se suceden en cascada. No hay tiempo para profundizar ningún personaje, nada de su interior, apenas un par de frases para caracterizar un poco los estereotipos, alguna anécdota.

El lenguaje es extraño, muy trabajado. Todo en esta novela nos habla de mucho trabajo del autor. De barroquismo en algunos detalles. De prolijos labrados y ediciones de secuencias.

En fin, de todas las impresiones ambivalentes que me produce trataré de hacer un resumen: es un libro interesante para leer como un gran experimento. Se puede leer muy rápido, la trama es casi inexistente y las imágenes están muy logradas. Por cierto, no es ciencia ficción, sino más bien un surrealismo con tinte fantástico. Una novela desafiante, con bajas probabilidades de aburrir al lector o de dejarlo indiferente.

Carlos Ferro para Axxón y Garrafex News

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