Thursday, January 17, 2008

Lo mejor del 2007 por Civilcinema

Daniel "Gato" Villalobos es uno de los cinéfilos más lúcidos que conozco. Y como ya se ha hecho tradicional, cada año por estas fechas entrega su balance del año, que publica en Civil Cinema, un buen blog de cine. Generalmente no estoy del todo de acuerdo con Villalobos, pero putah que escribe bien y es divertido para argumentar. Y la gracia es que no sólo escribe de lo mejor y peor del año, sino que "fetichea" filmicamente... y harto. POR FRANCISCO ORTEGA

Mejores y peores 2007
El Ultimo Año
15 de enero de 2008
Daniel Villalobos
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Muchas cosas han cambiado en el cine durante el último lustro -incluyendo la importancia de los DVDs en la cadena de producción- pero algunas cosas se mantienen. Como la pertinaz obsesión de algunos por preguntarse qué fue lo bueno, lo malo y lo feo del año.

Desde que vengo haciendo este ranking anual para el sitio, este 2007 fue el primer año en que dejé pasar una larga lista de películas en cine con las que luego me encontré en DVD. Hice esfuerzos en algunos casos, pero en otros tantos simplemente no alcancé a llegar a la sala, las funciones tenían horarios descabellados (¿22.30 horas un martes en la noche?) o la simple lata le ganó al interés.
¿Está en decadencia el negocio del cine tal como le conocemos, sobre todo si grandes masas de cinéfilos ya ni siquiera se toman la molestia de visitar las multisalas? El cuento del lobo nunca se vio tan cerca y en tantos grados distintos (6.500 salas de cine cerraron en todo el mundo en los últimos doce meses, según una lúgubre nota de la revista gringa Variety, la mayor cantidad registrada desde principios de los años '60). Lo que cambiará, de seguro, es el estilo de comercialización de los títulos, el auge de lo que en marketing se conoce como Long Tail: Mayores volúmenes de estrenos directos al DVD o al Pay Per View, y menos títulos en las salas con la ventaja de su virtual omnipresencia.
Por ejemplo: este fue el primer año en que la mejor película que vi, fuera de toda duda, fue un estreno de cine (Imperio, de David Lynch). Pero -ironía de ironías- la vi primero en su magnífica edición de autor, un formato que, miren por dónde, le venía de perillas al tono artesanal, de producción a escala, de cacharro armado con fragmentos, que tiene la cinta. Imperio no se veía mejor en cine. Se escuchaba mejor en cine. Pero su lugar, el sitio donde su amor por la pesadilla y el delirio personal lució más intenso fue en el televisor de mi casa, tarde en la noche.

-MEJOR ESCENA DE ACCION:
El ataque del monstruo a la orilla del río Han en The Host.

-MEJOR SECUENCIA DE CREDITOS FINALES:
La colección de penes al final de Supercool, la mejor comedia del año, que además resultó ser un vistazo despiadado a las intimidades de la camaradería masculina.

-MEJOR SECUENCIA DE APERTURA:
El divertido videoclip falso ochentero que abre Letra y Música, una comedia que no es tanto sobre conseguir la chica, sino sobre hacer las paces con tu vergonzoso pasado.


-MEJOR PALIZA:
Jason Bourne contra un asesino de la Agencia en un mugroso baño de Tánger, en El Ultimátum de Bourne.


-MEJOR CAMEO:
Ione Skye en Zodíaco, interpretando a la histérica madre-con-bebé que es recogida en medio de la noche por un conductor que podría o no haber sido el asesino. Un cameo en particular interesante siendo ella además la hija de Donovan, quien canta Hurly Burly Man, la canción que la película trajo de vuelta.
Menciones honrosas: Levon Helm en Tirador, Ignacio Valente en el documental Opus Dei, Una Cruzada Silenciosa.

-MEJOR USO DE CANCION POP:
Hurly Burly Man, en el final de Zodíaco, empate con Sinnerman de Nina Simone en los créditos finales de Imperio (Inland Empire).

-MEJOR PELICULA CHILENA:
La Ciudad de los Fotógrafos. Tal vez no sea un documental rupturista o genial, pero me sorprendió lo digno de su narración, la forma en que esquivó la nostalgia rasca o el sensacionalismo disfrazado. Además –proeza nada de pequeña- volvió a sorprender hablando de una época que muchos ya sienten agotada para el cine chileno. Bien por el director y por los documentales nacionales en general, que este 2007 demostraron de nuevo el abismo que los separa de la ficción local en términos de calidad.

-MEJOR PELICULA VISTA FUERA DEL CIRCUITO REGULAR:
El ejército de las sombras, La Commune (Paris, 1871). Ambos en DVD. El primero me lo perdí en una breve pasada por un cine-arte el 2006 y ahora pude por fin verlo en una edición DVD muy digna.
El segundo (un demencial docudrama de 345 minutos dirigido por Peter Watkins) fue la cinta política más inteligente y aguda que viera en el año y es lamentable que no existan ediciones subtituladas en español.


-MEJOR ESCENA DE SEXO:
El reencuentro de una mujer mayor y blanca con el amante negro que la hizo viajar desde su cómodo hogar del Primer Mundo a la miseria de Haití en Bienvenidas al Paraíso, una cinta perturbadora por la manera en que consiguió darle espesor a un material que es –y se asume- como softcore. Cine de explotación en el mejor sentido de la palabra.

-MEJOR CHISTE:
El joven abogado que interpreta Ryan Gosling llega corriendo al tribunal, vestido con el smoking de gala que no tuvo tiempo de quitarse. El juez (Xander Berkeley) ignora su atuendo hasta que Gosling invoca en su alegato la dignidad de la sala. Entonces Berkeley dice: “Aprecio su preocupación por la dignidad de esta corte, 007”.


-MEJOR MINA (SÍ, SUENA FEO. PERO ES CLARO.):
Maribel Verdú en El Laberinto del Fauno (sí señor), Halle Berry en Seduciendo a un Extraño, un thriller que funcionaba mejor como cinta del canal Playboy que como pieza de género.


-MEJOR MALA ACTUACION: John Turturro en Transformers.


-MALA ACTUACIÓN A SECAS:
Al Pacino en Ahora son 13. Uh-hah. Sí, claro.


-MEJOR TRAILER:
El primer teaser de Cloverfield. Alguien iba a terminar aprovechando a gran escala no sólo la difusión que otorga YouTube, sino también su moral y tono. Que lo hiciera el productor JJ Abrams (el rey del orgasmo demorado con esa lata a plazos en que se ha convertido Lost) sólo le dio más sabor al asunto.


-PEOR TRAILER:
The Mist, de Frank Darabont. Porque es un plagio de Cloverfield, entre otras cosas.


-LA SORPRESA DEL AÑO: El final de los Sopranos. Yo esperaba otra cosa. No sé si fue un gran final. Pero sí fue un gesto audaz, incluyendo el uso de Non Stop Believing. Oh, sí, eso no fue en cine, sino que en televisión. ¿Y?



-INTERESANTES PERO NADA MAS QUE INTERESANTES:
El Ultimo Rey de Escocia, Escándalo, Secretos Intimos, La Vida Me Mata, Michael Clayton, El Arco, El Tiempo.


-LAS PERLAS:
Bienvenidas al Paraíso, A la Conquista del Honor, El Laberinto del Fauno, La Reina, Hard Candy, La Ultima Función, Ratatouille, Zodíaco, The Host, Los Tiempos Cambian, Supercool.


-MAS ENTRETENIDAS DE LO QUE ESPERABAMOS:
Letra y Música, Tirador, Los Declaro Marido y Larry, Hairspray, El Ultimátum de Bourne.


-TAN ENTRETENIDAS COMO ESPERABAMOS: La Huída, Crank y El Día del Crimen, la santa trilogía de cine de acción pichicateado que se dejó caer en las pantallas este año. En La Huída, Clive Owen atravesaba el cráneo de un hombre con una zanahoria. En Crack, Jason Statham hacía el amor con su novia en plena vía pública para mantener sus pulsaciones arriba.
Y en El Día del Crimen, la mejor escena no estuvo a cargo de los machos del filme, sino de Vera Farmiga, quien rescata a un niño de una pareja de pedófilos directamente arrancados del universo David Lynch.



-LAS PEORES DEL AÑO:
María Antonieta, Babel, Diamantes de Sangre, El Descanso, 300, Piratas del Caribe 3, Hostal 2, El Culto Siniestro, Borat, Soñadoras, La Maldición de la Flor Dorada, Bee Movie, La Brújula Dorada, Resident Evil 3: La Extinción.


-LAS VI Y YA LAS ESTOY OLVIDANDO:
El Ilusionista, Apocalypto, La Familia del Futuro, The Reaping, Spider-Man 3, Ahora son 13, Harry Potter y la Orden del Fénix, Reyes de las Olas, La Verdadera Historia de Caperucita Roja, Beowulf, Radio Corazón, Malta con Huevo, FiestaPatria.

-LA QUE MAS DESPRECIE:
Borat. No me reí una sola vez durante esta comedia de supuesta irreverencia y frescura. De hecho, me terminó indignando. La mejor manera de explicar mi argumento sería establecer una comparación entre Baron Cohen (el actor detrás de Borat) y el equipo de humoristas detrás de The Daily Show, el programa satírico de Comedy Central que parodia a los shows noticiosos norteamericanos.
La gente de The Daily Show se ríe sin piedad de eventos y personas en el ojo público, y del doble discurso de políticos y empresarios. Además lo hacen situándose en la posición de “reporteros” levemente esquizoides, algo chiflados. La broma es sobre ellos y la relación que establecen con sus entrevistados.
En el caso de Borat, el chiste es cruel y sólo cruel porque quienes se topan con este “periodista extranjero” no tienen oportunidad de reaccionar a la situación real. Son emboscados. Intentan salir lo mejor posible de los aprietos en los que les pone Borat. Yo no vi los brutos racistas seudoanimales que algunos vieron. Vi gente normal, ni menos o más tonta, prejuiciosa o antipática que la mayoría.
Los grandes comediantes, incluso los más despiadados, funcionan en base a una honda premisa: que todos, en nuestra miserias y méritos, somos iguales. Borat viene desde el otro lado. Miren a estos pobres pelmazos, nos dice. Somos mejores que ellos. El mundo está lleno de estúpidos, pero nosotros formamos la minoría de gente con estilo que se ríe del chiste y si tú no te ríes, entonces no eres astuto, no lo captaste. Era una cámara escondida con pretensiones de sátira social.
Lo peor de Borat no es que el suyo fuera un solo chiste repetido con infinitas variaciones: lo peor es que es una rutina sin filo ni horizonte, sin ambición ni vocación por encontrar verdad.



-CORAZON DIVIDIDO:

Niños del Hombre:
No cabe duda que Cuarón es un cineasta de fuste y que ese Londres sin niños ni esperanza fue el escenario más vivo e interesante del año. También es cierto que su historia se desinfla y que ninguna de las implicancias profundas de la premisa fueron exploradas. Es una cinta de acción con una gran idea. Nada más.

Rocky Balboa:
Pasé un buen rato mirando Rocky Balboa. La vieja fanfarria de Bill Conti funciona, la esperable secuencia de entrenamiento es digna y la pelea final tiene interés y está bien coreografiada (es por completo inverosímil, desde luego, pero ese no es el punto).
Sin embargo, las escenas que se quedaron conmigo son las menos estridentes: Rocky vagando en la oscuridad por la pista de hielo que alguna vez visitara con su mujer y que ahora es un sitio baldío; firmando autógrafos en el hall de un edificio cuando lo que de verdad quiere es hablar un par de palabras con su hijo; paseando por la ciudad, haciendo barras en el patio de su vieja casa, contando anécdotas de peleas a comensales que no están demasiado interesados en ellas, dando consejos que nadie le pide, adoptando el animal más feo de la perrera. En definitiva, comportándose como la gran mayoría de los viejos que uno conoce.
El verdadero deseo de Rocky no es ganarse cien títulos mundiales y noquear a miles de contrincantes, sino cumplir dos anhelos imposibles desde que el mundo es mundo: volver a tener veintiún años y resucitar a los muertos. Rocky Balboa es una película pequeña y digna donde un sesentón que alguna vez fue ícono de juventud y moral fascistoide nos dice muy tranquilo que todo era mentira, que los buenos tiempos se acaban y que al final la tragedia no es ser noqueado en el ring sino dejar de ver a quienes amamos.


Cartas desde Iwo Jima:
Antonio Martínez lo dijo mejor en su lúcida reseña del Wikén, y yo lo digo así: Eastwood se dedicó a reírse del mito patriotero clásico en su otra película sobre Iwo Jima, En Defensa del Honor (contada desde la perspectiva estadounidense), pero en su filme gemelo ha terminado construyendo otro igual de endeble: estos honorables, confundidos y mal entrenados soldados japoneses, a los que se les rinde homenaje décadas después de haberles hecho talco.


Alerta Solar:
Espléndida producción, bella fotografía, algunas notables ideas de diseño y un elenco digno de mejor causa. Lo que en realidad me decepcionó de la cinta es que prometía ser una gran pieza de ciencia-ficción, pero al final sólo es una serie de peripecias débilmente hiladas por un guión más preocupado de inventar muertes ingeniosas que de explorar el mundo creado.
Sin embargo, conseguir en estos tiempos una mirada interesante sobre el cliché de “ocho personajes atrapados en una nave/submarino/taladro subterráneo” no es un logro menor.


El Buen Pastor:
Había una interesante conexión entre este y el primer filme de Robert de Niro como director, Una Historia del Bronx. Una conexión, de hecho, que para mí explica el error de los críticos que se apresuraron a comparar El Buen Pastor con la saga de El Padrino y sus mafiosos shakesperianos. La conexión tiene que ver con la traición filial, con los padres que hieren y manipulan a sus hijos, con los costados oscuros y resbaladizos de la institución paternal.
El niño de Una Historia del Bronx caía bajo el influjo de dos figuras de autoridad (su padre chofer y su amigo gángster), que al principio de la historia aparecían claramente diferentes y que hacia el final se revelaban como ambiguas y llenas de matices. Y en El Buen Pastor es el hijo de Edward Wilson quien termina siendo su principal víctima, la verdadera baja real en el mundo etéreo del espionaje y el testigo mudo cuyo juicio es el único que Wilson no puede comprar, destruir ni obviar. El Buen Pastor es en conjunto irregular, pero qué diablos, también lo fueron Alí, Alexander y 13 Días, películas con las cuales comparte una triste certeza: que para los hombres, el mundo laboral es el lugar donde se depositan la confianza y lealtad que se le niegan a la propia familia.

Los Simpsons:
Cierto, son Los Simpsons. Pero todos los sketches eran gastados, repetidos y/o predecibles. No había historia. No se aprovechó el medio. ¿Para esto esperaron quince años? Como capítulo de larga duración exhibido en pantalla chica habría sido pasable (a pesar de que una historia similar y mejor armada se contó en el episodio ¿Quién le Disparó al Señor Burns?).
En tanto cine de animación, al lado de algo como Ratatouille, la verdad es que fue una vergüenza.


-MEJORES PELICULAS VISTAS EN DVD (YA SEA PORQUE SE ESTRENARON EN ESE FORMATO O PORQUE NUNCA PASARON POR CINES):
Brick, Idiocracy. La primera es una relectura del cine negro en formato de drama estudiantil y en términos de tono, ritmo y actuaciones estaba perfecta. La segunda es una comedia negra, salvaje y bruta con la cual Mike Judge (Beavis & Butthead) se burló de la misma cultura tontona que ayudó a fundar. Cómo cambian los tiempos.


-EL LANZAMIENTO DEL AÑO EN DVD:
Blade Runner: The Final Cut. Anunciada por varios años, esta edición definitiva (y sus múltiples encarnaciones replicantes) no sólo permitió apreciar en profundidad los vericuetos de una película que sigue penando a muchos. También se convirtió en una lección de cuánto ha cambiado el cine industrial –en su concepción, producción y difusión- en apenas veinticinco años. Casi mejor que la flamante versión 2007, de hecho, era Dangerous Days, el documental de tres horas adjunto que cubría todos (todos) los aspectos de la gestación del filme.


Menciones honrosas: la bella edición Criterion de El Ejército de las Sombras y la recopilación de los cortos de Pixar.


-MEJOR BONUS TRACK DEL AÑO:
Me convencí este pasado 2007. Los realizadores estadounidenses más interesantes del último lustro no trabajan en el cine. Lo hacen en la televisión y en la internet y se llaman Andy Samberg, Jorma Taccone y Akiva Schaffer. Samberg es actualmente parte del elenco del show Saturday Night Live de la NBC, donde además Taccone y Schaffer participan como guionistas.


Pero estos muchachos partieron en la red, en el sitio www.thelonelyisland.com, y desde ahí trasladaron a SNL su demente lógica de videoclip e infomercial. Lo que hacen Samberg & Co es mucho más que grabar simples parodias de tres o cuatro minutos. Lo que han conseguido es un oficio que directores de cartel en Hollywood en su vida han soñado con lograr. Los tres minutos de Iran So Far dicen más sobre la relación de Estados Unidos con sus enemigos que toda las parrafadas de diálogos de Michael Clayton, Syriana y El Buen Pastor juntos.
No quiero decir que esas sean malas películas. Es sólo que –a la hora de distinguir lo correcto de lo genial, lo aplaudible de lo urgente- esas cintas son a los cortos digitales de Samberg lo que una balada de Arjona es a una canción de Dylan.
YouTube –y la red en general- está plagado de homenajes y parodias a los trabajos del trío, lo que confirma las sospechas iniciales de que Samberg, Taccone & Schaffer (que siguen activos y deberían sacar un DVD recopilatorio cuanto antes) no están simplemente forjando una gran carrera cómica, sino además fundando un nuevo lenguaje. Bien por ellos.

Mención honrosa: Portrait of America, el clip de cintas ajenas y propias que Michael Mann editó para la versión 2007 de los Oscares.

-MEJOR FOTOGRAFIA EN PEOR PELICULA:
Babel:
Los clichés ciudadanos-del-mundo y la onda Benetton-ManuChao nunca lucieron mejor.


-MEJOR BANDA SONORA:
Imperio (Inland Empire)



-RAREZA QUE MERECIO MAS PRENSA Y ESPECTADORES DE LOS QUE TUVO:
Los tiempos cambian.


MEJORES PEQUEÑOS MOMENTOS:

-Los tres policías poniéndose de pie y viendo acercarse al principal sospechoso de los homicidios en Zodíaco.

-Un adolescente gordinflón y grosero, cargando a su mejor amigo como un herido de guerra, luego de una larga noche donde nada salió como esperaban y donde ninguno de los pudo decir ni hacer lo que querían. Supercool.

-El extraño gesto con el cual el patriarca de la familia le dice a sus hijos que huyan un segundo antes de ser atrapado por el monstruo en The Host.

-Una sublime Tilda Swinton ensayando sus respuestas para una entrevista de relaciones públicas en Michael Clayton.

-En El Tiempo, de Kim Ki-Duk, la lágrima secreta que una chica –una chica fea- deja caer mientras se aleja del protagonista después de una fallida cita romántica. Es sólo un instante, pero es la clase de instantes que pulverizan la historia general y te hacen ver lo artificial de su conflicto.

-Jane Adams en Secretos Intimos, contándole su historial clínico al hombre que acaba de conocer.

-En El Ultimátum de Bourne, el espía amnésico se reencuentra de nuevo con la agente de la CIA interpretada por Julia Stiles. Conversan en un café. Ella le menciona un detalle de su pasado. El la mira sin entender. “Vaya”, dice ella, “de verdad no recuerdas nada”. Y el tono de su voz y la expresión de sus ojos revelan de qué está hablando en realidad y de por qué este personaje en apariencia irrelevante ha reaparecido en las tres películas de la saga.


MEJOR FRASE:
Aparece en Creo que Amo a mi Mujer, la versión en clave comedia que Chris Rock hizo de una cinta de Rohmer. El héroe está en plena crisis existencial: Una vieja amiga de esas que nunca dejan de revolvernos las hormonas ha vuelto a su vida, y su presencia está afectando su matrimonio, su cordura y la calidad de su trabajo. El jefe de su empresa, un viejo blanco y zorro, lo mira desde su altura y le dice: “Recuerda, puedes perder dinero persiguiendo mujeres. Pero nunca perderás mujeres persiguiendo el dinero”.


MEJOR ESTRENO DEL AÑO EN CUALQUIER FORMATO:
Imperio (Inland Empire), de David Lynch. De no haberse estrenado hacia fines de noviembre en dos o tres salas de Santiago, el lugar del mejor título de cine del 2007 se habría repartido entre Zodíaco y Ratatouille, dos grandes películas que basaron su fuerza en recuperar algunos de los mejores logros del Hollywood clásico: historias claras, personajes bien delineados, perfecta evocación de lugar y espacio, cruce afortunado entre detalle real y tono de fábula.
Sin embargo, Imperio se dejó caer y puso todo en entredicho. Entre otras cosas, los mitos de Hollywood, un sitio que para Lynch es el lugar donde la facturación de sueños implica siempre una conexión directa con la locura y lo irracional. Imperio no tiene un sentido, sino una atmósfera, pero la riqueza de sus interpretaciones no significa que sea un desorden o un simple juego intelectual.
Después de varios vistazos, me parece una de las películas más rigurosas de Lynch, al lado de Cabeza Borradora y Terciopelo Azul, y muy lejos de la perversión tontorrona de Corazón Salvaje o Carretera Perdida. Imperio es una cinta sobre sueños e historias que se abren a otras historias, pero su brújula moral (su impecable sentido de lo correcto e incorrecto, de lo brutal y lo delicado, de lo que debe mostrarse y lo que debe dejarse en sombras) nunca luce extraviada.
Imperio se grabó con cámara digital y –según el propio director- en condiciones inéditas de libertad y control sobre el producto final. “Haciendo estos sencillos ajustes, usted podrá ver en su televisor la misma película que vio el director en su corte final”, dice un texto al principio del DVD Zona 1, y la frase evoca no sólo aquella estética publicitaria años ’50 tan cara al mundo lynchiano, sino también al tono de artesanos independientes como Stan Brakhage.
Si aquella exultante coreografía final al ritmo de Nina Simone alcanza semejante grado de impacto sensorial no es sólo gracias a la técnica e ingenio, sino también a que es el final de un viaje. Y lo que se está celebrando no es el final feliz de una historia que nunca terminamos de entender, sino la ambición de un artista que, más que darle la espalda a los ritmos de la industria, está exigiéndole que se ponga a la altura del desafío. “Mírenme y díganme si me han visto antes”, es una frase que dos actrices diferentes dicen en la película. Quien podría estar diciendo la frase es el propio director.

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