Tuesday, April 08, 2008





Jarvis Cash Dylan y Fran Carter Odone POR SERGIO CANCINO


Terminé de leer la autobiografía de Johnny Cash y sigo flotando entre los párrafos. Qué pedazo de libro y qué difícil es encontrar su material en las disquerías. Solo hay algunos compilados, un par de DVDs y ejemplares de la serie American Recordings, así es que optaré por Amazonear alguno de sus box sets. Sí, todavía existimos marcianos que compramos discos, y no tengo problema con darle cash al clan Cash, porque el finado se lo merece. Cuando veo el video que hizo para su versión de "Hurt" de Nine Inch Nails, ya no soy el mismo. La foto que ven corresponde al aviso que Johnny y su sello publicaron tras obtener el Grammy por "Unchained", dedicada a la comunidad musical y radial de Nashville que no quisieron tocar ese material, por considerarlo country bastardo, raro, alternativizado, incómodo. Que se los folle un pez.

Si no te gusta Dylan, jamás vas a entender el sentimiento que provoca su música y no pienso gastar caracteres en convertir a los infieles ni mucho menos explicar el mecanismo dylanita deformador de canciones y modificador de gargantas. Pasa en el fútbol y en el amor: la química no se puede fingir. Y quienes acudieron a Arena Santiago buscando pirotecnia, pantallas gigantes, demagogia y un inmaculado set de canciones conocidas para chapurrear en inglés, debieron quedarse en casa escuchando los tres volúmenes de grandes éxitos de Bob, el Destructor. Todos tenemos nuestros momentos personales de Dylan y por eso agradecemos que las canciones varíen show tras show. Aunque una de mis favoritas es "Series of Dreams", que probablemente no suena en vivo desde comienzos de los 90. Desde el fondo de la cancha yo quedé conmovido con "When the Deal Goes Down", "Nettie Moore" y los focos dorados bañando el Oscar conseguido por "Things Have Changed", posando sobre un amplificador. Me puedo morir tranquilo porque escuché en vivo las históricas "Like a Rolling Stone", "Blowin`in the Wind", "Highway 61 Revisited", "Lay Lady Lay" y "Just Like a Woman". Agradecí como cabro chico que tocara "Honest with Me" y "Summer Days". Salí del show con la fe renovada, tal como me sucedió cuando vino Lou Reed a promocionar "Ecstasy" al Víctor Jara. Aquella vez inicié mi culto Velvetiano Reedoso DougYulístico, mis sentidos quedaron alterados entre las cuerdas que rompía Lou, su apasionada insistencia con su material solista y el saludo final a la Velvet para dejar las cosas entre amigos.

Asunto que nos lleva a Jarvis, el Valiente. Porque hay que tener muchas pelotas y buenas canciones para montar un show con un solo disco con nombre y apellido bajo el brazo (obviaré Relaxed Muscle) y negarse a visitar la comodidad del templo de Pulp. Y el hombre de las gafotas tiene el don. Ese es un frontman. Y no se trata de cantidad de saltos, piruetas, saludos en español, banderas al viento y millas acumuladas de tanto moverse sobre el escenario. Dylan, el Estático, es un espectáculo magnético que basa su poder en su presencia monolítica y gruñona. Cocker es, sobre todas las cosas, un tipo que hace tan buenas canciones que dan ganas de quedarse viviendo dentro de ellas. Me sucede con "Heavy Weather", "I Will Kill Again", "Disney Time", "Fat Children", "Running the World" y "Don`t Let Him Waste Your Time". Ahora, considerando que esto no es Europa, donde las giras del buen Jarvis serán algo frecuente tras cada lanzamiento, y que andaba acompañado por su compadre Steve Mackey al bajo, una Pulpada no habría venido mal antes o después de la apoteósica versión para "Starman" de Bowie.

Punto que rebota hacia el arte del cover y Francisca Valenzuela. Aunque escuché sus demos y la entrevisté en el desaparecido Concierto Enfoque antes de su explosión mediática, nunca la había visto en vivo hasta hace un par de semanas. Fue en la Universidad de Los Andes, allá arriba, en la inauguración del año estudiantil organizada (oh, ironía) por el COA, Centro Organizador de Actividades. Buen show, sobre todo por su celebrada versión para "Run Run se fue pa`l norte" de Violeta Parra y (oh, sorpresa) "Folsom Prison Blues" de Johnny Cash. Ahí simplemente se transformó en June Carter, guitarra al viento, negrura country por dentro.

Acorde que me lleva a las transformaciones, como la experimentada por Sabina Odone, ex integrante de Supernova 2.0 y del refrito Música Libre 2001. Tras un buen rato de exploración entre los bosques, dio con una fórmula de pop folklórico que es formidable y que en vivo es una fiesta hipnótica. Sabina lanzó hace algunas semanas su disco "Sentencia de amor imposible" en El Living y el comienzo de la aventura no pudo ser mejor. Hubo un momento en que pensé que presenciaría un caso de combustión espontánea: ella, cual Juliette Lewis poseída por los diablos de La Tirana, se contoneaba y bajaba del escenario como un nuevo tótem con el ombligo al aire. Porque más allá de la belleza de la chica, las canciones son cañonazos en la noche. Con elementos de Andrea Echeverri de Aterciopelados, la primera Julieta Venegas y mucha sangre chilena, Sabina se pasea por nuestra geografía musical sin forzar la caja de cambios y con los suficientes quiebres como para secuestrar la emoción a tiempo completo. Hizo dos covers de Violeta Parra: primero, "La jardinera", demasiado impostada y literal, casi fuera de lugar; luego, optó por "Qué he sacado con quererte", con mejores resultados gracias a un abrasivo enfoque minimalista. Salí del Cine Arte Alameda entusiasmado. Odonizado. Esperando por más cosas buenas que este año ya desencadenó.

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