Wednesday, April 09, 2008

Bolaño superventas


Armando Uribe

Desde que funciona la ideología neoliberal capitalista del mercado sin control suficiente -es decir, después de la Segunda Guerra Mundial, pero agudizada en la última década-, la llamada industria del libro ha pasado a transformar lo literario en mercancía. Con esto, los escritores han pasado a dividirse entre los que escriben literatura y los que hacen productos para el mercado. Y, dentro de este fenómeno, ha ocurrido que los libros que tienen mayor éxito comercial han pasado a ser, en general, mejor considerados y, al mismo tiempo, a formar parte de un canon literario falsamente formado a partir del criterio de su triunfo comercial. Esto, sin duda, daña el sentido del valor espiritual que tienen las obras propiamente literarias. Yo, ciertamente, estoy en otra situación, dado que mi obra es poética... y la poesía nunca ha sido un producto para el mercado.

Ahora bien, puede que en algunos casos el valor literario coincida con el éxito comercial, pero eso también tiene muchas veces que ver con que esas obras expresan algo que está en el sentir común o flotando en el aire de su época y, por esto mismo, es frecuente que esas obras no logren mantenerse más allá de su tiempo. Por eso creo que para ver si una obra resiste el paso del tiempo es necesario ver qué pasa con ella una o dos generaciones después de la muerte de su autor.

Ahí está el caso de Bolaño, de quien he leído un par de cosas. Yo creo que con él ha pasado algo que es como un contagio sicológico que ha llevado a considerarlo como una figura mundial de enorme importancia y que merece el mayor de los éxitos. Con él ha pasado algo así como un "enamoramiento", en el sentido en que Freud lo define: como una "sicosis transitoria". Por ejemplo, leí 2666 y no me parece que sea una obra de la más alta calidad, como muchos la presentan, y tampoco creo que vaya a durar en el tiempo.

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