Wednesday, January 02, 2008

En la poesía sufi, el Amado o Amor está en todo y en todos: a veces refresca el alma, otras veces la atormenta. Es quien porta la copa y es dulce y hermoso. Como el "Amigo", es juguetón y jovial; como "el amante que cautiva el corazón", es rudo, indiferente y cruel. El uso frecuente de imágenes de asesinato, callejuelas llenas de sangre, calderas repletas de cuerpos y cabezas esparcidas por los suelos, pueden parecer extrañas y escandalizar al lector (no parece, en absoluto, el contenido de un poema de amor), pero para los sufis este tormento es señal de la compasión de Dios: representa la destrucción del ego limitado del hombre y una etapa en la preparación divina de Dios para perfeccionar el alma.
Rumi solía recitar sus poemas mientras bailaba girando sobre sí mismo, realizando así la danza mística conocida como sa'maa. La estructura inherente a su poesía -el flujo incesante de su imaginación, la cadencia interior, la repetición de ritmos al estilo de los mantras- refleja a menudo este movimiento circular. Un significado conlleva sutilmente otro y una perspectiva, otra. Incluso el estado de silencio al que se refiere tantas veces no es algo estancado, sino cargado de posibilidades siempre nuevas. Nada referente a Rumi puede darse por sentado: uno debe ser siempre consciente del significado que se esconde tras el significado y del velo que hay tras el velo.

Sin embargo, en el nivel más profundo de la poesía de Rumi sólo se narra una historia: la del alma buscando el Amor. Cada alegoría se refiere a esta búsqueda y cada símbolo representa algún aspecto del Amor. Cuando Rumi utiliza el nombre de su maestro: "Shams", "Shamsuddin" o "Shams de Tabriz", no se refiere literalmente a Shams sino a una imagen muy personal e íntima del Amor.

Cuanto más se lee a Rumi, más obvia es su genialidad. Sin embargo, lo que le ha otorgado el título de "mejor poeta místico de todos los tiempos" no es su genialidad en la poesía ni su brillante maestría del lenguaje, sino el modo en que ha transmitido el poder de su experiencia personal y el fuego de su anhelo con su imaginación y sus palabras. El Amado, el Amor sobre el que escribió con tanta pasión, no era un mero símbolo, sino una presencia viva en su interior, alimentada con su anhelo humano por Dios. La poesía de Rumi será siempre un fenómeno. Él, como nadie más, ha abrazado la vida para hacerla divina; ha elegido una perspectiva para hacerla universal; ha tomado la gloria de Dios y la ha hecho suya. Es esto lo que Rumi ofrece al mundo. Escribió:

Ven, ¡ven! Pues otorgas gloria y belleza.

Ven, ¡ven! Pues eres el remedio de la enfermedad.

Ven, ¡ven! Aunque nunca te has marchado

ven a escuchar mis poemas.

Toma el lugar de mi alma

pues eres mil almas mías.

Fuera tus amantes y tus viejos deseos

¡pues tú eres mi Amor!

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El verdadero viaje es el viaje interior. Si quieres amor no huyas de ti

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