Sunday, December 09, 2007

2007 según www.zona.cl
El programa más hot del año:

CANAL COPANO

Antes que nos acusen de “amiguismo” y nos llenen de comentarios en contra de este par de “apitutados sin talento, millonarios de La Florida”, dos aclaraciones: Sí, el primer medio masivo donde Nicolás Copanoescribió fue en la Zona. Y el primero que calificó a Fabrizio Copanocomo “el mejor comediante que ha dado el país”, también. Ambos escribieron acá constantemente desde que tenían 14, y lo hicieron durante cuatro años sin parar. Fin del comunicado.

Por eso mismo no hablamos de su primer show propio en la tele hasta ahora; no queríamos aparecer haciendo RR.PP. Además, apenas salió al aire las opiniones dentro del equipo estaban divididas: la mitad lo encontraba divertido y la otra mitad una basura. Ahora que son un éxito comercial y de audiencia, no queda más que preguntarse ¿por qué?

Por dos razones: acá el show lo hace la gente común y corriente en complicidad con los conductores. Y segundo, los videos de Internet pasaron rápidamente a ser una excusa, convirtiendo a Canal Copano en un programa que trata de nada y donde puede pasar de todo.

Una escenografía casera a lo Mundo de Wayne, un público escolar que golpea un bombo como si estuviera en un estadio, videos de Internet que hemos visto mil veces en la previa de un carrete, todo conducido por las primeras estrellas del "blog system" criollo.

Eso más los deslenguados discursos de mini secciones como He Man, She Male, ¿Quién es ese Copamón? , Fotolog de Minas Ricas o un concurso de belleza 2.0 como Señorita Fotolog, todos elementos que tienen una gran idea en común: el show lo arma gente común y corriente.

Si la tele siempre ha entregado imágenes aspiracionales -mirar a gente que no es como el común de los mortales-, Internet es una pantalla que funciona como espejo. Y esa nueva lógica es la que hace funcionar a Canal Copano.

Por eso programas como Yingo o Invasión están condenados a la extinción. Por eso el Diario de Eva 2.0 pasa gato por liebre: el control lo sigue teniendo un rostro como Eva. Mientras ella se toma en serio, reta y se amurra, los Copano le hacen chistes y son cómplices de su público.

Eso sumado a que nunca sabes qué va a pasar. Momentos delirantes como La Muerte de Checho Hirane, el cumpleaños televisado de Nicolás rompiendo una piñata con la cara de Don Francisco, tener a Felipe Avello de coordinador de piso, a Rapture sentados en el sillón, o convertir a gente del público en personajes estables como Gulliver o el Ex Neonazi, lo convierten en un programa que se ve tan espontáneo e impredecible como los chistes de Fabrizio.

Mención especial para los hermanos conductores cuya historia recuerda a la de la pareja cómica de Muertos De Risa: Uno es el comediante nato y el otro el maestro de ceremonias. Uno juega a odiar al público, el otro a amarlo. Uno aprieta el acelerador y suelta el volante para hacer morisquetas, el otro conduce y evita chocar de frente con las paredes. Ambos se ven en la tele como se vería tu vecino, tienen opinión y dan la fresca sensación de hacer lo que se les da la real gana, pero en la tele. Lejos, el programa más hot del año. (Por Marcelo Ibáñez)


Mejor nueva temporada programa chileno:


EL CLUB DE LA COMEDIA

Quién no citó este año por ahí medio curado un " y nunca me van a cambiarammm”, la frase del genial personaje de Sergio Freire en El Club De La Comedia. Si bien los stand up tienen momentos memorables, son los gags los que se roban el programa.De El Hombre Ardiente a El Jefe, todos se han convertido en clásicos instantáneos.

El desembarco de este grupo de comediantes a Chilevisión, es lo mejor que le pasó este año a la tele abierta. Y eso da que pensar. Que los dos programas nuevos que la rompieron hayan salido de Vía X (El Club de La Comedia y Canal Copano) demuestra que si la tele chilena es una basura donde aparecen los mismos haciendo lo de siempre (ya parecen políticos), es porque los ejecutivos de los canales le tienen alergia al riesgo y la innovación. (Por Guillermo Scott)


Mejor Basura Reciclada Nacional:


SHOW DE GOLES

Hablar de fútbol es mejor que jugar fútbol. Al menos para los que no le pegamos ni al quinto bote. Y como Chile no es precisamente una potencia sudamericana, hablar de fútbol es nuestro deporte nacional. Por eso entre tragarse las enciclopédicas latas de Guarello o los chistecillos desinflados de Schiappacasse, lo mejor es esperar el renacido Show de Goles de Felipe Bianchi. Un programa donde importa más el Show que los Goles.

Y el show lo arma la galería (alias “los contertulios”): Camacho, un monstruo de la talla artera, Pradenas, el Negro Piñera del balompié, el de Antofagasta que es igual a Nelson de Los Simpsons, incluso el detestable gordito escritor de Cobreloa. En corto: Show de Goles es mejor que el campeonato nacional. De hecho yo hubiera preferido que descendiera Puerto Montt, no por mala onda con los salmoneros, sino para salvar al contertulio wanderino.

Show de Goles le quita el debate futbolístico a los científicos del fútbol y los Arjonas del balón, y se los devuelve a quienes deben tenerlo, los hinchas. Un programa asumidamente precario en recursos y con ese humor de club de Tobi que se agradece a la una de la mañana del domingo. No es un golazo, pero sirve para ganar el partido. Eso sí, saquen a Marisela. (Por Vadim Vidal)

Mejor Serie Nueva:


DEXTER

No hay cómo equivocarse con Dexter, una serie que es como si metieras en una coctelera a CSI, Hannibal Lecter, Six Feet Under y El Perfume. Lo más interesante de esta serie protagonizada por un forense sicópata con sólidos valores morales -y que secretamente asesina criminales-, no es el morbo sino su trasfondo: se trata del clásico conflicto entre la naturaleza y la crianza, eso de si uno es lo que es debido a que naciste así o porque así te formaron.

Eso, y no saber lo que es capaz de hacer el tipo que está sentado a tu lado y que parece tan normal. Viendo Dexter uno entiende el sentido del viejo refrán “ojos vemos, corazones no sabemos”… Yo aún no sé cómo es Dexter. Sí sé que estoy dispuesto a seguir viendo la serie para descubrirlo. Un manjar que los gourmets de la tele saben apreciar. (Por Alejandro Lecaros)


Mejor Serie Dramática:


GOSSIP GIRL

Gossip Girl tiene todo el drama necesario para dejarnos felices y enganchados: jóvenes millonarios y lindos, muy lindos, con nombres estelarmente grandiosos como “Serena Van der woodsen” o “Nate Archibald”, que se pasan la vida consumiendo drogas, teniendo sexo y sufriendo las aventuras y desventuras de ser un pobre niño rico del upper east side, el sector más chic de Nueva York.

Lo mejor de Gossip Girl es que es un drama que no duele; simplemente entretiene. Es irreal, es tonta. De hecho, si sigue así, tan terriblemente mala e inverosímil que es buena, se podría convertir en el “Dinastía” de las nuevas generaciones. Está tan a tono con la juventud a la que le habla, que aunque en ratings no le va bien es la serie más bajada de la semana en EE.UU. por lo cual ya se aseguró segunda temporada. (Por Isabel Plant)

Mejor Comedia:


UGLY BETTY

Sabemos que cuando los gringos hacen un remake de algo, casi siempre meten las patas hasta el fondo. Pero Ugly Betty es la excepción. Betty tiene todo para convertirse en una caricatura, pero no lo es.

Mientras la original era un culebrón que se basaba en el rollo de la discriminación por la pinta en la pega, esta es una sitcom que agrega el tema de la inmigración.

Betty no sólo es fea y tiene cero glamour, también es una chica latina con parientes ilegales que trata de surgir en la ruda ciudad de Nueva York, trabajando en una revista fashion rodeada de tiburones y hienas. Pero con puro carisma, humor e inteligencia Betty se la puede.

Punto aparte el elenco. America Ferrera (Betty) es la revelación del año. Y de bonus tenemos a una venenosa Vanesa Williams, una sexy Rebeca Romijn (X-Men) y el regreso de Judith Light (Quién Manda a Quién). Y ojo con Michael Urie como el gay que se roba la serie. Ugly Betty hay que verla. Es adictivamente buena. (Por Alejandro Lecaros)


Mejor serie de todas:


HEROES

Hay dos palabras que explican por qué Heroes es la mejor serie del año: Hiro Nakamura. No, no es que uno se identifique con este nerd nipón que jura que puede controlar el tiempo y el espacio…, nooooo, para nada.

Hiro representa perfectamente las razones por las que Heroes se ganó un puesto en el Olimpo televisivo. Primero, es un rostro nuevo y fresco. Segundo, es ñoño pero simpático. Tercero, lo puedes tener al lado sin darte cuenta y dejarte sin habla cuando lo descubres. Y así mismo es Heroes.

Cuando se estrenó, la serie llamó la atención por ser súper novedosa comparada con lo que daban en la tele. También era entretenida de ver, un deleite como LOST pero sin hacerte sentir idiota al final de cada episodio. Heroes hizo que el público masivo aprendiera a disfrutar lo que quienes leemos cómics de superhéroes llevamos décadas disfrutando. Admitámoslo: todos queremos ser Heroes. (Por Alejandro Lecaros)


Mejor nueva temporada de serie antigua:


PROJECT RUNWAY

Ya hemos hablado de cómo un buen casting hace a un buen reality. En la tercera temporada de Project Runway elevaron esto a un arte: minimizaron a los extremadamente raros y optaron (más todavía) por la calidad. Estos diseñadores eran tan buenos, que para la final no se decidieron y dejaron que los cuatro mejores compitieran en la Fashion Week de Nueva York para demostrar quién sostenía mejor la aguja.

Y fue increíble. Las colecciones de este año eran todas para morirse, a excepto del siempre impecable Michael Knight que sorprendentemente guateó.

Project Runway es entretenido porque uno no puede creerlo cuando esta gente hace ropa preciosa con dos pesos y un par de hilos. Es un programa para fashionistas en ese sentido, pero al mismo tiempo para cualquiera: nunca pierde el espíritu de competencia, ese que hace que salgan garras, las mujeres se conviertan en perras (y un par de hombres también) y que todos los concursantes le hablen a la cámara pestes de los otros. De todo el poliéster de la tele, Project Runway es seda china. (Por Isabel Plant)


LOST

“¡Tenemos que volver, Kate! ¡Tenemos que volver!” Por esta pura frase del final de temporada, LOST se ganó un puesto en esta cetegoría. Hay que ser honestos: durante varios momentos del año pareció que la serie se iba derechito al tarro de la basura, pero la vuelta de tuerca del final, con Jack revelando que sí se habían escapado de la isla y que el típico flashback no era flashback, fue maestra.

En un segundo todo el año cobró sentido (bueno, relativamente hablando) y te hizo maldecir a los escritores por obligarte a esperar nervioso una nueva temporada.

Me gusta que no tengan miedo de arriesgarse a "saltar el tiburón”,por más cerca que hayan estado de hacerlo este año: a los guionistas de LOST no les tiembla la mano. Este año, por ejemplo, nos mataron al buena onda de Charlie (Dominic Monagham). Y aunque hay que ser muy desgraciado para matar a un hobbit, estuvo bien hecho, demostrando de paso, que LOST sigue estando llena de sorpresas. (Por Alejandro Lecaros)

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