Friday, March 21, 2008

No molestar: Súper héroe trabajando

"Mirageman" es la historia del primer superhéroe chileno, la explosiva obra de dos compañeros de curso que se reencontraron en Hollywood y regresaron a Santiago convencidos de que era aquí donde había que triunfar. El cineasta Ernesto Díaz y Marko Zaror cuentan la que parece ser su ruta hacia el éxito.


Para contar la historia de cómo el primer superhéroe chileno, Mirageman, saltó al cine, hay que hacer un flashback. Remontar la historia hacia atrás. Rewind. El génesis del azulado paladín criollo que ha dejado a todo el mundo con una muy buena impresión (ver crítica de Antonio Martínez) se inicia cerca de 2005. Ernesto Díaz, chileno, joven, cineasta en ciernes y lleno de sueños, se mueve por Hollywood. Se detiene en el Teatro Chino. Lo pasa a buscar Marko Zaror, otro chileno. Están en el paseo de la fama. Se abrazan. Bajo ellos - bien bruñida- centellea la estrella de Bruce Lee.

Zaror lleva años viviendo en Los Angeles (desde 1998), en un pequeño loft frente a Universal Studios donde no sólo su cocina es americana. También su vida. De hecho, para triunfar, el joven artista marcial, que a esas alturas ya ha sido doble de Dwayne "La Roca" Johnson en "El tesoro del Amazonas" (2004), trabaja sin descanso en el que fue su sueño desde chico: protagonizar películas en Hollywood. Para eso corre, entrena, suda, desayuna cereales.

Díaz también está ganoso. Y sin dudarlo - total con Zaror habían sido compañeros de curso desde el playgroup en el Craighouse- le cobra la palabra a Marko, quien tiempo atrás, en un encuentro de ex compañeros de colegio, le había propuesto desarrollar algún proyecto en Los Angeles. Con su diploma recién firmado y dos mil dólares en cash, parte a Estados Unidos. "Estaré bien" piensa un optimista Ernesto Díaz, recién egresado de Comunicación Audiovisual en el DUOC.

El gran contacto entre ambos es la película "Kiltro", la primera de artes marciales hecha en Chile y en donde Díaz sería el director y Marko, el héroe. En 2006, la cinta se llevó el premio Wikén al mejor director y guionista del año. Basta saber que Díaz y Zaror recién se pescaron en séptimo básico, cuando Díaz le editó a Zaror "Venganza", su primerísima película de artes marciales.

En Hollywood, Zaror y Díaz se llevan bien. Planean y hacen cosas, incluida la mudanza a un departamento más grande. Y parten a explorar la frontera con México, donde se sorprenden con el gigantesco mercado de DVDs, todo un éxito gracias a baratas películas de acción. Léase patadas, exceso de chulos y cabrones que es justamente lo que sobra en "El Tronador", la única película que Ernesto Díaz hizo en EE.UU. Esa que Marko y Ernesto produjeron con dos mil dólares y luego vendieron en diez mil. "Una película - dice Díaz- de la que no me siento orgulloso. Pero que me permitió cachar que, al final, es más difícil filmar en Los Angeles que en Santiago".

EL PLAN SANTIAGO. La cosa estaba clara: había que regresar a Chile. Total a esas alturas ya eran socios de Derek Rundell, el productor de Mandrill Films que había conseguido fondos para "Kiltro", que costó cerca de US$1 millón. La película que, en ese entonces, Díaz ya ideaba en su cabeza. Luego el plan era hacer y hacer películas. Muchas películas baratas para vender en DVD. Primer objetivo: "Mirageman".

El plan regreso a Chile se había activado: Zaror y Díaz se suben a un avión. Y, en Merino Benítez, se dicen chao. Nos vemos. Seguimos en contacto. Díaz parte a su casa. Zaror empieza a entrenar duro para consolidarse como artista marcial, al mejor (y nuevo) estilo acrobático del elongado Tony Jaa. Lo que sucede después es, justamente, de lo que se trata "Mirageman"; una película tan simple como fresca y experimental. Una película que terminaría por sacar lo mejor que cada uno tenía en su cabeza.

Vale el dato: Díaz siempre fue fanático de "Spiderman", especialmente de la serie de televisión que hizo Nicholas Hammond en los 70. Eso al punto de que, en el colegio, haría su propia versión de 50 minutos titulada "El niño araña". Díaz fue, aparte, fanático de "La guerra de las galaxias". Luego cambió a Darth Vader por James Bond; y luego aparecieron Tarantino (a quien agradece en los créditos de "Mirageman"), David Lynch y Martin Scorsese. "Si te fijas - dice Díaz- , el traje de Mirageman es un homenaje a 'Spiderman' y a 'Taxi driver"'. Y es cosa de ver la mezcla: máscara como la del hombre arácnido y chaqueta militar como la que usaba Robert DeNiro en la cinta de Scorsese.

De su paso por EE.UU. a Ernesto Díaz le habían quedado claro tres principios.

1) La diferencia entre el cine chileno y el gringo es que ellos tienen su industria. Así que no tiene sentido copiar el modelo hollywoodense.

2) Para vender un proyecto no importa decir de qué se trata, sino, valga la redundancia, cómo se vende. En su caso películas baratas, editadas en la casa.

3) Para hacer una película hay que agarrar una cámara y hacerla. Punto.

Seguidor del Chapulín Colorado, pero no fanático, Díaz dice que la sencillez de "Mirageman" está más cerca de "Flores de fuego", la película de Takeshi Kitano (otro de sus referentes), que del ingenuo humor de Gómez Bolaño. Aun más, Díaz piensa que el humor de "Mirageman" viene de la mano de la cinefilia: "De reírse un poco de los géneros. O sea, de hacer cine sobre el cine, que es algo característico de la gente de mi generación. La generación Errol's", dice Ernesto, quien ahora escribe a toda prisa "Santiago Violenta", una película, sin Zaror, en clave de novela negra. "Yo me crié con la TV y arrendando películas en Errol's".

O sea, un intenso zapping mental que, de un modo u otro, es lo que explica la entusiasta acogida que ha tenido "Mirageman" entre la gente: Premio del Público en Viña y en el Festival de Austin, Texas, razón por la cual Magnolia Films, la productora que introdujo a Tony Jaa en Estados Unidos, ahora planea hacer otro tanto con Zaror. Primero exhibiendo "Mirageman" en más de cien salas en Estados Unidos. Luego produciendo otra película, de al menos cinco millones de dólares, que probablemente se rodará entre Tailandia, Chile y Estados Unidos. Zaror y Díaz no lo dudan: el plan Santiago finalmente resultó.

"Yo siempre admiré a Hitchcock", dice Díaz: "Y en Estados Unidos pasé varias veces frente a su oficina, que ahora es un paseo turístico, fantaseando con la idea de trabajar algún día en un estudio, en un stage. Pero ya no me gusta tanto. 'Mirageman' se hizo cámara en mano. Es cine casero. Y eso me encanta. Después de todo, es lo que siempre he hecho. En la misma habitación. Yo no soy un cineasta al modo tradicional. Sí un filmmaker que ve la fotografía, graba, busca la música y luego mezcla todo en casa".

SUPERHÉROE EN LA VIDA REAL. ¿Y qué piensa Marko Zaror? De partida que las complejas coreografías de grandes artistas marciales como Tony Jaa (el tipo que hizo temblar el imperio Jackie Chan) ya no tienen mayor sentido porque finalmente se ven, son mecánicas, y por prestarles atención uno hasta se olvida de la película. "'Mirageman"', dice Zaror, "tiene la gracia de que todo es explosivo: pa, pa. Pura adrenalina, que es lo que en verdad pasa en la calle. Las peleas son así. Por eso Bruce Lee hizo lo que hizo. Cuando se enojaba tú sabías que, rápidamente, le iba a pegar a todo el mundo".

Hay una anécdota. Le pasó a Zaror hace poco cuando vivió su propio incidente "Mirageman". Le tocó estar cerca de un asalto y debió reducir a un delincuente. "Fue hace tiempo igual. Estaba en el Paseo Ahumada, y vi a una señora en el suelo llorando, como en shock, y a un gallo corriendo. Y fue una cosa instintiva, fui y lo detuve. Me salió el Mirageman interno y el tipo quedó botado. Pero no me gustó porque yo no soy una persona violenta. Nunca me ha gustado pegarle a nadie. Sí entrenar y dominar todo tipo de movimientos".

Zaror está confiado. Dice que "Mirageman" es, al igual que "Kiltro", una película de género, pero en este caso de superhéroes, algo que es mucho más masivo. De ahí el interés que tiene Canal 13 en transformar la película en serie. Sin embargo, hay algo más. Algo que no tiene que ver tanto con la industria como con el personaje, con Mirageman: este nuevo Condorito embriagado en Gatorade. Zaror opina: "El cine nos tenía acostumbrados a superhéroes con increíbles poderes, pero resulta que Mirageman es un tipo común y corriente que asume una misión porque se lo ha pedido alguien. Uno no puede ser Batman, pero sí Mirageman. Basta ver la historia: un chileno medio, un guardia del Passapoga, que se pone a entrenar para reducir a malhechores, desde carteristas a ladrones de Superochos. Es así como termina invitado a programas de farándula mientras intenta desbaratar a una banda de pedófilos. 'Mira, ahí va el wea de Mirageman', dice la gente. En Mirageman risa y respeto se mezclan en forma natural. Eso fue lo que pasó. Eso fue lo que resultó".

SERGIO PAZ.

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