Friday, March 21, 2008

"Mirageman"

Un espejismo de hombre

"Mirageman" es mucho más de lo que parece, incluso más que una película con superhéroe y artes marciales que tiene a sus espaldas el contexto y humor de Chile en sus esquinas, habla y gente. Después de "Kiltro" (2006) y sobre todo por "Mirageman", se podría decir que Ernesto Díaz Espinoza es el director más iracundo del cine chileno y las películas que ha realizado son un pretexto para hablar del país y sus vericuetos, tan lleno de sombras y odios, tan repleto de sinvergüenzas y pillerías.

En una época donde el discurso político y las ideologías carecen de sueños, temple y confianza, y en un tiempo donde las viejas glorias vienen de vuelta, con Silvio Caiozzi, Ricardo Larraín y Gonzalo Justiniano incursionando en la comedia, Díaz abre la ventana del patio trasero e ingresa a Chile por un lugar inesperado, con la modestia del cine de género y la sencillez de la patada bien dada.

Al director no le gusta Chile de la mejor manera posible; es decir, lo enardece un país violento y corrompido y por eso en "Mirageman" existe la ilusión de un superhéroe que rescate, limpie y cure.

Maco Gutiérrez (Marko Zaror) es un hombre sin palabras, sólo una frase, alguna interjección y poco más, cuya razón de vivir es su hermano Tito (Ariel Mateluna), enfermo en un hospital siquiátrico. Ambos son huérfanos desde que sus padres fueron asesinados, Maco golpeado y el niño violado.

Esta historia está en los muros de su pieza: los recortes de prensa recuerdan la tragedia y los dibujos de su hermano hablan de algo peor, de monstruos que existen y se llaman seres humanos.

Lentamente surge el superhéroe, primero busca el nombre y el disfraz, y como es ingenuo, simple y su voluntad es de oro, ofrece sus servicios por internet. La mayoría de las respuestas son ofensas, improperios y desprecios, porque el mundo real y el virtual están hechos del mismo barro.

El superhéroe viaja en micro, sus armas son sus pies y manos y un delirante Pseudo Robin (Iván Jara) quiere ser su ayudante y así lo dice por el canal 10 de TV, donde una de las periodistas es Carol Valdivieso (María Elena Swett), rescatada por Mirageman y una mujer miserable que en la escalada hacia la fama, pisa lo que encuentra.

La sociedad que Mirageman intenta rescatar está invadida por la indiferencia, no existe solidaridad y sí tráficos de ofensas, vicios, escupitajos y también tráfico de niños, por lo que la violencia blanca de sus primeras misiones es reemplazada por algo más pesado y definitivo. Por encima o más bien por debajo, están los diarios con sus titulares y la televisión con sus géneros - noticias, farándula, reality- , y es inevitable vislumbrar lo que los mueve: hipocresía, oportunismo, codicia.

Cada país tiene el superhéroe que merece y el Chile actual tiene a Mirageman: el hombre nuevo, una simple ilusión, finalmente un espejismo.

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