Tuesday, October 16, 2007

La última película de Greg Mottola:
"Supercool": más que una cinta de adolescentes

Ernesto Ayala

Un día en la vida de tres amigos a punto de salir del colegio.


Comenzando por su nombre en castellano, Supercool, es la típica película que parece fácil de desechar. Estados Unidos, comedia, adolescentes buscando emborracharse y tener sexo. Porky's, American Pie... viste una y viste todas. No vamos a defender que el material sea original, pero el punto, como casi siempre sucede con el cine, es la manera en que está contado y filmado, y ahí esta película merece algo más que un simple prejuicio.

Supercool cuenta un día en la vida de Seth (Jonah Hill) y Evan (Michael Cera), dos amigos a punto de salir del colegio, uno gordo, acelerado y garabatero; el otro flaco, tímido y más reservado. Ambos, junto a Fogell (Christopher Mintz-Plasse), el tercero del grupo, pertenecen al clan de los pernos, nerds o como quiera que se llame a los que están en los bordes de la vida social. La cinta comienza cuando el gordo de Seth pasa a buscar a Evan en su destartalado automóvil. ¿Y qué vemos? La mamá de Evan, Jane, sale a despedir a su hijo y se agacha por la ventanilla para saludar a Seth, y él entonces le da una buena mirada a su escote, que no es un tremendo escote, pero sí el escote de una mamá aún atractiva. La típica cinta de Hollywood le hubiera dado unos pocos segundos a los pechos de Jane, Seth hubiera soltado una sonrisa pícara y la película hubiera seguido curso. Pero Supercool, dirigida no en vano por Greg Mottola, director dedicado a las series de televisión desde Deseos y sospechas, estupenda cinta independiente de 1996, opta por tomarse su tiempo. Y mientras Jane conversa con Seth y Evan sobre cómo los amigos van a separarse al terminar el verano porque cada uno irá a una universidad distinta, lo que echa a perder los planes que siempre tuvieron, Seth no saca la vista del espléndido escote. La cinta, así, aparentemente se queda colgada de unas tetas, pero en realidad está planteando el tema central de la historia, que es la angustia de la separación, en este caso de dos amigos, pero también del hogar y de un estilo de vida. Seth y Evan están ad portas de destetarse.

Esa pequeña persistencia en el plano, esta calma en la edición, terminan por marcar el estilo de la película. Supercool cuenta pocas cosas, pero con detalles. Que todo suceda en un día, tal como en Generación cool -otro título horriblemente traducido- de Richard Linklater, o en ¿Dónde está la casa de mi amigo?, de Kiarostami, una influencia no del todo descartable, es parte esencial de su propuesta. Luego de clases, los tres amigos hacen una expedición a comprar alcohol y esa pura compra, que utiliza casi todo el segundo acto de la película, tiene quizás más épica que la saga completa de Duro de matar. Donde una comedia convencional cortaría el plano apenas el espectador ha percibido una situación, Mottola lo suspende algunos segundos más -mantiene el rostro nervioso de Fogell, deja que observemos confusión en Evan, permite que Seth suelte su perorata de cómicas boludeces- y vemos entonces más allá. Esos pocos segundos más, toda una transgresión en el género, permiten que las angustias de Evan, Seth y Fogell tengan un grado más de riqueza, sin dejar que la película sea cómica y ágil. Visto en retrospectiva, no es raro que la cinta anterior de Mottola sucediera casi por completo arriba de un automóvil.

El gran pecado de Supercool es, quizás, no jugársela por completo en los riesgos de su propuesta. La cinta incluye una historia secundaria de Fogell con una pareja de policías que resulta cómica y deschavetada, pero suma poco y se siente algo sobre extendida. La forma en que, por el otro lado, la cinta se atreve a insinuar, con no poca persistencia, el sentimiento homosexual de Seth por Evan le otorga una pátina de ambigüedad que, en la práctica, es otra transgresión. Lo que parece un final feliz, dos amigos que se aprestan a madurar, también puede interpretarse como el fin de un auténtico amor. Uno no sabe si apenarse o sonreír.

EN SÍNTESIS

No se deje engañar por el prejuicio. Supercool parece una cinta de adolescentes buscando emborracharse. Pero solo parece.

"SUPERBAD"

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