Tuesday, October 02, 2007

Bum bum

El hombre detrás del deslenguado Yerko Puchento quiere independizar a su personaje regalón de Canal 13. Es por eso que este mes estrenará su propio show “sin censura”, en el que asegura se reirá de todo y de todos, desafiante. Incluso de los políticos. Y se reirá con más ganas que nunca. En esta entrevista también... ¡bum bum!

Francisca Ansaldo F


Daniel Alcaíno es casi tan hiperventilado e irónico como su caballito de batalla: Yerko Puchento. Habla a mil por hora, se ríe, gesticula y entra en contradicciones. Aunque de pronto se vuelve muy serio, como pocas veces se le ha visto en pantalla.

Eso sí, físicamente están lejos de mimetizarse. El look ultra bronceado, engominado, con vestimentas y accesorios estrafalarios, sumado al amanerado estilo del comediante se contrapone con la sobriedad y relajo del actor; de zapatillas, jeans, polerón y su rizado pelo suelto, rebelde.

Es difícil imaginar que el hombre detrás de este deslenguado y mordaz personaje se declare vergonzoso e inseguro de lo que la prensa escriba de él y de sus propias palabras vertidas e inmortalizadas en papel (o en la web en este caso). Porque asegura que prefiere pasar desapercibido en la vida real.

Difícil tarea ya que, desde que con su inseparable libretista Jorge López dieron a luz a Puchento, inspirado en el periodista de espectáculos Carlos Tejos (antes había parodiado a Iván Zamorano con Peter Veneno), su carrera se disparó cual cohete. Y es este farandulero y amanerado personaje el que semana a semana logra que el alicaído programa “Vértigo” de Canal 13 suba algunos puntitos de rating y acapare todo el protagonismo.

Es por eso que con López tuvieron la brillante idea de independizar a Yerko de la estación católica y estrenarán el 18 de octubre en Circus OK (de Coco Legrand) el espectáculo “Yerko sin censura”, una ambiciosa apuesta que promete reírse de todos, no sólo de los famosillos sino que ahora también de los políticos.

- ¿Cuál es el leit motiv del show?
“Reconocer que estamos confundidos y que el lenguaje nos tiene mal, que no entendemos lo que está pasando en Chile, que nos preocupamos sólo de una imagen pero por dentro está todo mal. Es una travesura, en realidad”.

- ¿Qué tan descensurado se viene?
“Ah, que la gente saque sus conclusiones. ¡Es que no debería haber censura en Chile! Por eso acá habrá un giro político, sin discriminar a nadie. Si podemos reírnos de la Marengo y la Campos también podemos hacerlo con la Alvear. Además, tocaremos temas banales y otros análisis profundos, pero al estilo Yerko. Por ejemplo, que echa de menos a Pinochet, que había menos delincuencia y más mano dura con él. También hablará del consumismo pero igual vamos a vender chapitas de Puchento afuera. Así, pura contradicciones”.

- ¿Crees que les irá bien?
“Sí, porque es diferente. El Coco (Legrand) habla de lo típico, de lo que sucede y capta muy bien todos los momentos, pero nosotros nos tiramos con nombre y apellido. Cómo es Chile hoy, como era antes, lo que no ha sido, cómo esperábamos que fuera. Y terminamos con una fiesta de cómo podría terminar todo esto, con un gran perdonazo para todos y que esta huevada siga si en verdad es una mierda, jajaja. Al final la sorpresa es algo muy contradictorio, metemos todo en una juguera: desde Navarro abrazando a Pinochet o el Chino Ríos con la vieja que se robó la mesa. Al principio tratamos de ordenar la cagada que tenemos en la cabeza, darle una coherencia, pero al final se desordena igual. Y esto, que es un chiste entre amigos, lo quisimos llevar patudamente al escenario del Coco”.


- ¿Por qué deciden independizar a Yerko de Canal 13? ¿Por la censura?
“Claro, para no tener ese miedo a tocar ciertos temas y porque no quiero que nadie se haga cargo de esto, que me cubran las espaldas”.

- ¿Cómo se ponen los límites ahora sin el canal?
“Según cómo se vaya dando el ensayo, cómo nos suena, si es muy fuerte o no, o es raro. No sé, no podría molestar a los mapuches, a un inválido, a los balseros cubanos, o llamar nana a las nanas, pero se puede hacer humor con todo, hay gente que hace humor negro y lo hace fantástico. Es tener sentido común, nada más”.

- ¿Y en eso están en sintonía con el libretista?
“Tenemos pensamientos comunes, nos complementamos. El juego se da con las palabras, como que la única que ha sido mechoneada sin entrar en la universidad es la Daniela Campos” (risas).

- Después de este salto, ¿vuelves al 13?
“Vértigo” termina en octubre y mi contrato se acaba a fines de enero, y no sé qué pasará después. No he conversado con nadie, pero igual siempre ha habido buena onda con el equipo”.

- ¿Y la polémica de que vas o no al Festival de Viña?
“Eso fue una polémica del directorio que antes no aprobaba a Yerko y después sí, que antes se censuraba y ahora no y qué opinaba yo. Dije no, chao, invitarme solo es no quererse nada. Para mí cualquier escenario es lo mismo. Si me dicen vamos, vaaamos”.

Además de su propio show también está punto de estrenarse “Radio corazón”, la película del Rumpy en la que Alcaíno actúa junto a Daniel Muñoz ,su amigo ficticio (y también personal). “Me divirtió mi intervención, me sentí simpático, generalmente me pongo nervioso, me da vergüenza, siento que pestañeo mucho y me veo estúpido”.

Dice que al fin siente que había una cámara dispuesta especialmente para él, luego de breves apariciones en cintas como “Taxi para tres” y “Machuca”, en la que su personaje es un militar que apenas se asoma para matar a la protagonista Manuela Martelli. Además de cortometrajes varios y la película “Mujeres infieles”, pero “no es lo mismo”, dice. Por lo que califica ésta como su “primera vez” en el celuloide.

- ¿Cómo fue la experiencia de trabajar con el Rumpy?
“Excelente, me dijo muy amoroso: quiero que te aprendas todos los textos, yo sé que eres pintamonos pero te necesito concentrado y eso me gustó. Y mi personaje habla una cantidad de disparates…”, comenta con una sonrisa y sacudiendo la cabeza.

Otro de sus proyectos es montar un monólogo del Che Guevara. “Eso es más personal, un rollo mío, algo que ha nacido de a poco. Ya he hecho algunas presentaciones, aunque lo ideal era hacer la obra ahora en octubre que se cumplen 40 años de su muerte pero tuve que posponerlo por el show de Yerko. Y bueno, las cosas salen cuando tienen que salir”.

La política lo mueve y se declara izquierdista férreo, aunque no es militante y ya había hecho actos similares, como cuando encarnó a Luis Emilio Recabarren para el aniversario número 95 del Partido Comunista, realizado en el Teatro Caupolicán.

Además de lo del “Che”, también ha debido posponer otros ofrecimientos como un monólogo sobre el roto chileno en la plaza Yungay y una propuesta en escena en La Pintana.

Y es que Yerko lo tiene “hasta el cuello” y está metido de cabeza en su debut “sin censura”. “Leo todos los días las estupideces que tengo que decir para aprendérmelas y cada vez las encuentro más geniales. Tomamos la política con ironía, de que nadie sabe qué hacer. Si el dominó cae… la idea es que se complete con el público. Y preguntar, por ejemplo, ¿hay algún Jarpa acá? ¡Entonces me voy con tutti!” (adelanta y lanza una maliciosa carcajada y refriega sus manos).

“Piensan que soy malo pero soy tímido y tengo que trabajar gritando”

Alcaíno estudió Teatro en la Universidad de Chile sin un motivo claro ni muchos precedentes. “También se me pasó por la cabeza estudiar Historia o Derecho, sobre todo cuando pensaba en que el año 90 se iban a abrir las causas de Derechos Humanos, como con un sentido justiciero. No es que me desviva por la política pero la padezco, no me puedo hacer el gil. Eso sí, nunca he estado muy dispuesto a defender nada, ni auspiciadores, marcas, campañas o personajes, entonces me pregunté qué puedo hacer. Y me convertí en actor y todas esas frases que me enseñaron en la universidad se me quedaron como mantras. Hay que salir a la calle y ver lo que está pasando. Si ahora todo es los pokemones y las pelolais, ¡entonces vamos con los pokemones y las pelolais!”, explica entre risas.

El actor ha participado en teleseries de Mega como “A todo dar”, en otras de Canal 13 como “Tentación” y la serie “Los simuladores”, pero fue con sus personajes humorísticos que alcanzó la fama. Primero con Peter Veneno, que parodiaba a Iván Zamorano y que nació en el programa “Venga conmigo” y desde 2001, con el farandulero y acertado Yerko Puchento. También experimentó con otros como la espiritualizada Chantall Ishaia en “Mucho Lucho”, sin mayores repercusiones.

- ¿Cómo has llevado el tema de la sobreexposición?
“No sé lo que la gente se imagina de mí, a lo mejor me ven como un payaso. El 98% de las personas en la calle es buena onda, aunque me he topado con algunos que me dicen que les carga lo que hago”.

- ¿Y en tu gremio?
“Hay actores que me cuestionan y me dicen cómo haces esto si antes eras actor, en qué te convertiste. A lo mejor tienen razón, o quizá es envidia. Sólo quiero aprender de dónde estoy. Ahora estoy en TV y me gusta la adrenalina estúpida que lleva salir en directo”.

- ¿Te has sentido atacado o envidiado?
“No, he tratado de que no. Se ha dicho que estoy solo, que ya nadie se quiere juntar conmigo. Me da risa, es problema de ellos.
“Para trabajar tengo que pararme a decir cosas. Los críticos dependen de mí. Tienen que mirarme pero yo no a ellos. No lo digo de orgulloso y si me pelan me pongo la cuarta pared”.

- ¿No recoges ni una crítica?
“Por supuesto, pero hasta por ahí no más. Creo que la gente es muy conservadora, que no te dejan pasarte de la raya. ¿Por qué no se puede molestar a un ministro y sí a alguien de la farándula?”

- La doctora Cordero dijo que tu te escudabas en tus personajes para emitir opiniones.
“Sí y me encantó esa definición. ¡No descubrió nada si esa es la pega de un actor!
“Acá no hay nada personal, como decía Gustavo Cerati. Agarro los mismos juicios que ya están pero con otras palabras, no hay dolor. El humor tiene que avanzar, como avanza todo. No puedo pensar en qué le puede doler a la gente, sino no sería actor. No pienso que las puñaladas lleguen al corazón”.

- ¿Cómo defines tu paso por las teleseries, que no tuvo buena crítica?
“¡Me da pudor! Prefiero andar disfrazado, es que es con esta cara salgo a la calle y un actor tiene que esconderse lo más posible, no pescar, que sepan lo menos posible de él. No ser nadie para encarnar bien a cada personaje. Todo tiene su costo y me gusta eso y si puedo, hago sólo a Yerko. Que otro actor salga en pantalla diciendo te amo y se lo crea. Salir en una teleserie es como llegar a una fiesta sin nada, en cambio ir aportando algo, eso es teatro”.

- ¿Admiras a algún actor? ¿Con quién te gustaría trabajar?
“Sí, a Daniel Muñoz y a Stefan Kramer, que es muy talentoso. Trabajar con ellos sería como jugar tenis y ver si llego a las pelotas. Pero me acomoda más laborar solo”.

- ¿Qué pasó con tu personaje Chantall Ishahia que duró tan poco?
“Puede que esté en un proceso de readaptación. Es difícil readaptarse después de salir en TV, la tele te mata desde el un principio: ganaste o no. Es difícil arreglar una chambonada en televisión. O sea, si te preguntan cuál es la capital de Alemania y dices Zurich (como la Marengo), no puedes llegar al otro día y decir que ahora sí sabes, ya cagaste, jajaja. Fue una apuesta y a lo mejor no quedó bien, no fue lo que imaginamos. A mí se me había ocurrido que fuera un hombre pintado de azul, con una gota blanca en la frente y que decía cualquier cosa para salvar, sin guión, tal como hacen ellos (los líderes espirituales), meter carril. No supimos concretar la crítica con el mono que queríamos presentar y se descontroló”.

- ¡Ni la espiritualidad se salva contigo!
(Risas) “Yo no creo en esa gente, son palabrerías, charlatanes. Me dan ganas de decir que yo podría hacer el mismo; engañar a la gente. Cómo mierda demuestro que eso es tan de mentira (se mete en el personaje) esto de la comunicación espirituaaal”.

- ¿No crees que los personajes cumplen ciclos y mueren?
“Sí, Peter estuvo varios años y hasta viajé con la selección de fútbol, apoyándolos. Una vez había una bandera de Peter en el estadio y ¡no lo podía creer! Para un actor eso es genial, que el dibujito que inventaste camine solo. Pero después, la selección no clasificaba nunca, se acabó la dupla ZaSa, terminó “Viva el lunes” y llegó la era Bonvallet que hizo que esto se farandulizara, que los futbolistas se empezaran a meter con las modelos y la TV funciona por rating y por eso pegó más Yerko”.

- Este verano Peter resucitó estratégicamente, por lo de Zamorano y el Transantiago.
“Igual fue raro. Pero me gusta Peter porque no pela ni destruye a nadie. Es puro cantinfleo; un tonto que se esfuerza para unir las palabras. En cambio con Yerko, tengo que tener antecedentes para armar chistes”.

- ¿Que los programas bajen de sintonía influye en el éxito de tus personajes, como es el caso ahora de “Vértigo”?
“Pero a Yerko le va bien. No me preocupa eso, sólo que a la gente le guste. Y si es por eso, ojalá no hayan visto a la Chantall en “Mucho Lucho”. Aunque no me han tratado mal, siento que la gente me quiere. Pero es como decir: ay me quieren mis papás, no me encuentran nada malo (se ríe)”.

- ¿Y hasta cuándo hay Yerko?
“No quiero salir después todo arrugado onda ¡hola niños, soy Yerko! A todos nos gusta terminar con un gol a estadio lleno y creo que esta es una buena oportunidad. Al menos así lo estoy disfrutando. Una vez me vi en “Teatro humor” y me dije oh, yo era actor y hacía eso y de pronto no me sentí actor. Pero uno actúa para liberarse, entonces, me gustaría llegar a ese un momento de sentir que ya carretié mucho, como esos huevones arrepentidos, pero uno quiere ver el gol final, así se vaaaa”.

- ¿Con este show lo despedirías?
“No sé, a lo mejor no sienta nunca esa sensación de la antorcha de plata. Quizá unos dos años más. Es que no he pensado en nuevos personajes”.

- ¿Te imaginaste que llegarías a esta altura?
“A veces me pongo a resumir y digo chuta, gracias a mis personajes viajé un montón, no sé, conocí El Cairo, Moscú, fui a los Oscar. Estoy agradecido de la buena onda y lo he hecho en buena, pero hay gente que se lo ha tomado mal. Me confunden, me creen malo pero yo soy tímido e igual que todo el mundo tengo que trabajar. Me disfrazo y trato de gritar lo más posible”.

Se me nota todo por eso me trato de esconder”

Atrás quedó ese hosco Daniel Alcaíno que cuando los periodistas de espectáculos lo llamaban para saber sobre su relación con la actriz Berta Lasala (Canal 13), les contestaba: “¿Para eso estudiaste cinco años? ¡Qué lata, haz tu bien pega!” Ahora no oculta su “feliz” vida en pareja de más de cinco años y cuenta que quiere agrandar la familia.

“El año pasado estuvimos embarazados pero no resultó y lo intentaremos de nuevo. No me gusta hablar de mi vida privada. Prefiero pasar más piola para que cuando tenga que hacer de cojo o pedir una moneda no me cachen y se cumpla el truco. Si fuera animador mi personalidad de Daniel sería importante. No voy a programas, ni a ser panelista, ni a opinar. Sólo si es por algo importante, si estoy en una obra o en una película. Pero no si me invitan a opinar de quién manda en la casa y tener que responder educadamente para no parecer pesado... Y cuando me plantean algo así de manera seria, me quedo plop”.

- Con Yerko te metes en la vida privada de otros pero no quieres que se metan en la tuya, ¡qué fresco!
“Yo no me meto en la vida privada de la gente, no ventilo cosas nuevas, a no ser que sea algo de contingencia nacional como que se estén robando algo patrimonial, por decirte algo, eso sí lo diría. Pero eso de dar nuevos datos de que este está con esta, no me interesa. Si no está en el dominio público de antes, entonces no”.

- Pero sí has abierto las puertas de tu vida privada como cuando apareciste en “Contacto” comentando tu caso de estafa con el conocido “Contador de las estrellas”.
“Es un tema que me replanteé después y me dio mucha vergüenza verme y a veces me arrepiento de salir así, pero prefiero quedar de estúpido con palabras y gestos que a través del periódico, porque mis respuestas suenan raras. Puedo decir un chiste en buen sentido y suena mal”.

- ¿Qué te motivó a hablar públicamente de ese tema?
“Que yo no hice nada malo. Eso sí, me llamó la atención el tratamiento de la noticia fue como “a todos estos se los cagaron por huevones”. También hay gente metida en Impuestos Internos, de los bancos y pusimos querella, y el tipo (Luis Cajas) ahora anda libre. Es que prefería que saliera por lo menos una vez mi visión de cómo fueron las cosas. Salió en un diario que él nos había robado para darle la plata a las pobres. Andá a cagar, es un ladrón (tono argentino). Pero mejor no lo hago más, no aparezco más” (risas).

- ¿Y cuando hablaste abiertamente sobre el cáncer testicular que te afectó?
“También me dio mucho pudor pero me pusieron entre la espada y la pared. Si bien necesitaba dinero para cubrir la enfermedad, surgieron grupos de actores que empezaron a hacer obras a beneficio, me abrieron cuenta corriente y había que promocionarlas y por eso fui y di la cara. Por eso Yerko habla de esas inconsecuencias que hay en todos, que siempre uno las justifica con algo. Como: Tuve que hacer el comercial porque mi mamá se estaba muriendo. Uno no sabe por qué la gente hace ciertas cosas”.
“Me ha tocado hablar del cáncer, conocer gente aquejada y saber cómo cuesta promocionar obras a beneficencia. Me ha tocado ir a ver presos políticos y leer un comunicado de prensa de la huelga y dicen oh, Daniel está loco, cada día más comunista. Todo lo que he hecho ha sido porque lo he aguantado y lo he resistido. No me arrepiento de nada, es más que nada el tonterismo mío de que no me gusta verme hablar”.

- ¿No te arrepientes de absolutamente nada?
“De hacer un comercial para la CTC. No haría comerciales, pero si mañana necesito el dinero porque se está muriendo mi hermana ¡Me fascina Ripley mierda, vamos! Pero en este minuto estoy tranquilo”.

Sobre el cáncer testicular que lo afligió hace unos años, agrega: “Nunca he querido ir a dar mensajes para superar una enfermedad. Siempre me invitaban a programas, pero no, para ir a decir amiga, escuché tu caso y tira para arriba porque siempre hay una oportunidad de salir adelante. ¡No! Lo vas a pasar pésimo, mareada, aprovecha ahora, trata de hacer lo que no hiciste, por si las moscas. Ese no es mi mensaje, es la realidad, (dice muy serio). Yo me pongo la cuarta pared. ¿Me voy a morir? OK, pero que sea más rato porque ahora estoy haciendo algo”.

- ¿Cómo lo enfrentaste?
“Lo malo dura un rato, caminas por la calle con la canción de Alberto Plaza y miras a un perro y piensas oh, él va a pasar el año nuevo y yo no. Al principio es así. Pero después te dices: oye gilipollas, hay gente que sufre mucho más, así que sólo grita cuando te duela. Y no me dolió tanto. Es una batalla, pero se puede. Y no es que sea creyente, pero salí con ese pensamiento adelante y ahora estoy bien”.

El actor de 35 años tiene tres hermanos y dice que es de domingos familiares. Asegura que hoy en día se siente muy afortunado, porque dice que le queda mucho tiempo libre para compartir con Berta y Luisa (la hija de ésta con su ex pareja), aunque afirma que no le gusta hablar de su vida laboral con su mujer porque “prefiero que ella me hable de sus cosas no más, que es más linda”. Viven en una casa antigua en la, hasta hace poco, tranquila comuna de Ñuñoa y cuenta que están preocupados porque les van a “plantar” dos edificios alrededor. “!Me muero que empiecen a gritarme cosas o a la Berta, de los departamentos de arriba¡”

-¿Qué más haces en tu tiempo libre, aparte de compartir con tu familia?
“Leo cosas de catalanes fomes, de huevones que se creen revolucionarios, de mexicanos guerrilleros. Me gusta ese lugar que no es la sociedad. Sentirme en una selva con un fusil pero no para dispararle a nadie sino que para leer y tener todo el tiempo del mundo, para caminar, pensar y rearmar ideas. Eso que hablan con los bichos del suelo y los árboles, los colores. Yo veo eso posible. Me quiero volver loco leyendo novelas de caballería o que la gente crea eso pero no decir nunca la verdad de lo que pienso de eso. Que me pregunten si creo en eso y no responder nunca pero que igual se me note. Se me nota todo y por eso, me trato de esconder”.

- ¿Vicio privado?
“Caminar por el centro. Me gusta ver lo más cercano que hay del origen en Santiago. Es un rollo, de que ahí partió todo: un encuentro, historia, creencias, guerras, esclavitud, idiomas, gente, peruanos, lanzas, el que saluda, el que tira mala onda. Son inseguridades y es también el trainning que hace un actor. Hay unos que ven mil películas o leen libros de teatro, a mí me aburrieron, es un agote. Para mí es mirar, mirar, mirar. Lo más cercano. Y me sirve también de anestésico, ¡pero no es flojear! ¿Ya?” (pasa de un tono muy serio y analítico a uno divertido o viceversa; la tónica de toda la entrevista).

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