Monday, June 11, 2007

Zambra

"La vida privada de los árboles " Otra de Zambra
Alejandro Zambra continúa, con esta novela, el proyecto narrativo que abrió con Bonsái, un proyecto sutil y original, que trabaja con fragmentos, retazos, indicios, sugerencias; un proyecto que articula cada obra como el tenue tejido que la memoria reconstruye diariamente y casi sin intención, la recuperación del pasado como fruto del azar, la disposición de las historias como resultado de una elección fortuita. Desde luego, tal resultado no es en absoluto azaroso.La historia o las historias contenidas en la novela ponen en escena a un reducido grupo de personajes, de cuyas biografías se entera el lector a través de aproximaciones e indicios, claro, pero certeros y suficientes -en la lógica interna del libro- para otorgarles autonomía y vida plena. Es una historia o historias tocadas por la tragedia o la incertidumbre, no se sabe muy bien, o quizá se trata de ambas.Hay algo de asombroso en la delicadeza y aparente facilidad de Zambra para enhebrar un episodio o un personaje con el siguiente, sin que, además, el narrador deje de ser consciente de que se trata de una novela, y que las novelas son artefactos arbitrarios que no tienen que ceñirse a ley alguna, aunque más de alguna ley se formule en el camino: "Se ama para dejar de amar y se deja de amar para empezar a amar a otros, o para quedarse solos, por un rato o para siempre. Ese es el dogma. El único dogma". La levedad es sólo aparente, sobre todo porque el narrador evita los campos minados tanto del drama desatado y la intensidad desmedida, como de la contención extrema de la narrativa que hace del punto seguido su mejor herramienta estilística. Así es como funcionan las cosas, un lento desmoronamiento o una creciente certidumbre, el parsimonioso aflorar en la conciencia de aquello que venía madurando por días, meses o años, el recuerdo que de repente se instala en la conciencia y obliga a mirar el mundo de otro modo. Así funciona la narrativa de Zambra, tenue, sutil y certera.La vida privada de los árboles.Alejandro Zambra.

Blog Archive