Thursday, June 21, 2007

Fernando Vallejo

De visita en Chile: Fernando Vallejo o el arte de la diatriba
Patricio Tapia

El controvertido escritor, quien acaba de renunciar a la nacionalidad colombiana, estuvo por primera vez de visita en Chile, presentando su último libro.
PATRICIO TAPIA

Su reputación de odiador furioso y tronante encuentra fundamento, más que en cualquier otro lugar, en sus libros. Por ellos desfilan los improperios contra la maternidad, el matrimonio, los militares y los narcotraficantes; contra Dios y la patria; contra los ricos y contra los pobres; contra los médicos, los curas, los políticos y también contra sí mismo. Porque en su obra nadie sale bien parado, empezando por el propio Vallejo. En este sentido, todas sus novelas parecen ser un ejercicio autobiográfico, por lo general doloroso, en que una voz en primera persona, que se llama igual al autor, se enfrenta a una mezcla de recuerdos e imaginaciones. Los ataques, en todo caso, tampoco faltan en sus ensayos: ha escrito tanto contra Darwin como contra Einstein. En su último y documentado trabajo, La puta de Babilonia, lo ha hecho contra la Iglesia Católica.La travesura de escribirJustamente para presentar La puta de Babilonia es que Fernando Vallejo estuvo de visita en Chile.Por todo lo dicho anteriormente, uno esperaría encontrarse con un energúmeno dispuesto, a la menor provocación, a escupir sus dicterios. Sin embargo, como muchos rabiosos por escrito,Vallejo es todo delicadeza y amabilidad en el trato personal.-¿Le parece llevadero el oficio de escritor?-No lo tomo como un oficio, sino como una diversión o una travesura.-¿Ha tenido otros oficios?-Antes hacía cine y dirigí tres películas.-¿Cuál le ha gustado más?-Estoy muy entretenido con la literatura haciendo rabiar a los tartufos.-Su primer libro, "Logoi", ¿no tiene algo de manual de retórica?-Ésa es una gramática de la lengua escrita, un inventario de las fórmulas sintácticas de la prosa, un libro sobre el oficio de escribir. Lo más parecido que había antes de él, efectivamente, eran los tratados de retórica o de preceptiva literaria. Lo que ocurre con éstos es que daban cuenta de las figuras de la poesía hecha en verso, la cual para mí hoy no tiene sentido pues una vez que han desaparecido el ritmo y la rima, ¿qué objeto tiene montar una pedacería de frases en columnas verticales para dar la idea de que estamos escribiendo versos como los de antes?-En ese libro no aborda el insulto, práctica en que a usted se le considera un experto. ¿Qué podría decir del arte de la diatriba?-Yo insulto a tanta gente para llevarle la contraria a este mundo hipócrita en que me tocó vivir, el de lo «políticamente correcto» para decirlo con la expresión anglizada que hoy está tan de moda. Por lo demás, los míos son insultos más que merecidos para quienes se los ganaron duramente con su esfuerzo: los partidos conservador y liberal de Colombia, más las FARC y los paramilitares de ese mismo matadero o país; más el PRI, el PRD y el PAN de México; más Fidel Castro, Hugo Chávez, Karol Wojtyla, Joseph Ratzinger... Y unos puntos suspensivos que podrían llenar varias páginas".-En las novelas, uno suele preguntarse cuánto de autobiográfico tienen. Las suyas dan por supuesto el autobiografismo. La pregunta, entonces es ¿cuánto de invención hay en ellas?-Mientras no revele la mentira por los procedimientos del escritor, todo lo que está en letra impresa es verdadero. Y si no, pregúntenle a Don Quijote. La novela de tercera persona y narrador omnisciente revela de inmediato su mentira. Y es que nadie puede contar los pensamientos ni los recuerdos ajenos como si estuviera metido en la mente del prójimo o como si existiera el lector de pensamientos, ni reproducir diálogos enteros como si hubieran sido grabados con grabadora. ¡No puede uno repetir los propios pensamientos como se dieron, va a poder repetir los ajenos! La conciencia es un torbellino imparable, inasible, caótico. Estamos encerrados en nosotros mismos, ésa es una realidad innegable de la vida. La novela en tercera persona en esencia es mentirosa. Cuando el escritor dice "yo" queda la posibilidad de que esté diciendo la verdad. La verdad hasta donde cabe, pues la vida pasada al papel se vuelve otra cosa.-Le pregunto porque, de buscarlas, uno encuentra ciertas inconsistencias en sus libros. Por poner un par de ejemplos: el número de sus hermanos: 9 según las biografías, de 18 a 24 según otros libros; o bien, en un ciclo de novelas, la madre muere de diversas formas...-Nueve, dieciocho o veinticuatro es una forma de decir muchos. En cuanto a las distintas formas de morir de la madre, no pasa de ser sino una extravagancia más de las mías.-¿Considera las memorias como el género máximo?-De doscientos años para acá el género máximo de la literatura es la novela: la vida reinventada al ser apresada en letras impresas en un papel, o si prefieres una ficción que se pretende verdadera. La autobiografía, las memorias y la biografía son géneros menores. Y sospecho que no hay posibilidad de convertirlos en el gran género de la literatura.-Sin embargo, usted hizo algunas biografías...-Sí, yo intenté, sin lograrlo, hacer de la biografía el gran género que reemplazara a la novela con mis biografías de los poetas colombianos Silva y Barba Jacob. Desde Plutarco o Suetonio hasta Stefan Zweig o Henri Troyat, la biografía ha sido siempre un género menor. Y así seguirá siéndolo. En última instancia la función del biógrafo es la de un portero que abre y cierra unas puertas: el biógrafo abre y cierra comillas y cita documentos. Lo más que podrá escribir un buen biógrafo es una buena biografía, nunca una gran obra literaria.-¿Para quién están contraindicados sus libros?-Nunca he pensado en eso. Ni para quién están indicados tampoco. Tengo siempre un gran temor de desilusionar a mis lectores y que se sientan engañados.-¿Se considera enemigo del cristianismo?-Definitivamente sí. Mi gran deseo es hacerle un boquete inmenso a la Iglesia para que se hunda.-En su libro también ataca a Mahoma. Después de Salman Rushdie, ¿no teme represalias?-Es evidente que si uno suelta un vaso, se cae.-Es claro que no es católico, pero si tuviera que confesarse, ¿cómo empezaría?-Mi gran pecado es la ceguera en que viví muchos años respecto al sufrimiento de los animales, lo que me tardé en poder formular esta frase: todo el que tenga un sistema nervioso para sentir y sufrir es nuestro prójimo. Mi prójimo por lo tanto no sólo es el hombre como pensaba Cristo (si es que existió), sino también las vacas que acuchillan en los mataderos y los perros callejeros que matan en los antirrábicos.-Le recomiendo agregar al gran pecado algunos menores, para que no se note tanto.-Sólo hay grandes pecados, pecados mortales. No hay pecados veniales. Los mortales son los que nos dan la pena del infierno; los veniales son inocuos y se borran solos, sin confesión. Eso por lo menos sostenía el catecismo, que hoy ningún católico aprende y menos practica.-¿Pertenece a alguna secta?-No, a ninguna.-¿No se ha arrepentido de haber cometido algún exceso en sus libros?-Nunca. Me he arrepentido de muchas cosas de mi vida, pero de nada de mis libros.-Ahora que ha renunciado a la nacionalidad colombiana, ¿no le atrajo el estatuto de apátrida?-La patria es una palabra que dentro de poco va a valer tanto como la gloria. La ridícula gloria que encendió las almas de los ambiciosos en el siglo XIX, como Bolívar y Napoleón, ¿hoy a quién le importa? Dentro de poco la patria será como la gloria, un arcaísmo, una antigualla.-Pero ha obtenido la nacionalidad mexicana.-En México he vivido la mayor parte de mi vida y escrito todos mis libros. Y en México me pienso morir. Digamos, entonces, para hablar con palabras del pasado, en proceso de extinción, que México es mi patria. Mi patria es donde yo me muera.-Entiendo que está trabajando en otro libro.-Quisiera escribir uno más, el último, sobre la vejez. El problema para un libro con este tema es la primera persona en que siempre he escrito. Y es que es parte de la vejez el no querer saber nada de nada y no tener por objetivo sino el salir lo menos traumáticamente que se pueda de este negocio. Y no seguir garrapateando frases para llenar el poco tiempo que nos queda. Si fuera un escritor de tercera persona omnisciente un libro sobre la vejez me sería muy fácil. Estoy pues ante un problema literario sin solución. La primera persona es el camino más difícil de la literatura, pero es el que yo escogí. Y el de decir verdades incómodas.Fernando Vallejo nació en Medellín, Colombia, el año 1942, en una familia conservadora. Estudió cine en Roma y Nueva York. Desde 1971 vive en México.Toda su obra bajo la forma novela ha sido publicada por Alfaguara. Es autor de un largo ciclo novelesco autobiográfico en cinco partes (1985-1993), reunidas bajo el título común de El río del tiempo (algunas de cuyas partes se han publicado por separado recientemente, como Los caminos a Roma). Además, La virgen de los sicarios (1994), una novela de amor homosexual en un trasfondo de violencia y narcotráfico (fue llevada al cine por Barbet Schroeder). Con El desbarrancadero (2001) que describe la enfermedad y muerte de uno de sus hermanos por sida, ganó el Premio Rómulo Gallegos 2003, cuyo dinero donó a unas asociaciones de ayuda a perros callejeros en Venezuela. En La rambla paralela (2002) se pasea como un fantasma por Barcelona y en Mi hermano el alcalde (2004), basándose en otro de sus hermanos, se burla de la política. Ha escrito ensayos: Logoi (1983), La tautología darwinista (1998) y Manualito de imposturología física (2005). También es autor de un par de biografías: El mensajero (1991), sobre Porfirio Barba-Jacob, y Almas en pena, chapolas negras (1995), sobre José Asunción Silva. Como cineasta escribió y dirigió las películas Crónica roja (1977), En la tormenta (1980) y Barrio de campeones (1983).

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