Saturday, May 10, 2008

Por Nicólás Copano
D-GENERACIONES

Vacaciones sin salida
“Lentamente me estoy frenando. Aprendo a dormir a la hora y como la gente, y disfrutarlo. Esta semana he sido mil veces más productivo comenzando mi día temprano y viviendo casi sin siesta”.


Tengo que admitir que estoy algo desesperado. Ese gran talentazo llamado Fernando Godoy, el Nachito Larraín, que también ha hecho grandes personajes como el Nachito Larraín, dijo en una entrevista con Terra que, si fuera por él, sacaría del aire mi programa de televisión. A mí me encanta la democracia, por mí que se queden todos, y que hagan lo que quieran. Aunque no me gustaría que todos hicieran todo el día esa cosa del parabrisas. No todos. No me gustaría que el resto fuese súper correcto para que la dueña de casa le compre. No, poh. Súper mala onda. Que todos sean distintos es la gracia. Además, qué malo es ser joven y enojarse porque te hacen chistecillos por la tele. Es como andar de viejo censurador. Pobre Fernando, ojalá recapacite por el bien de la democracia.

Pasando a otra cosa, Santiago es un agrado en enero, con excepción del calor, los resfríos del verano y las hormigas. Mi madre lo grita a los cuatro vientos, y ella siempre dice la verdad: soy un trabajólico. Hay veces en que incluso es cruel y, en vez de ponerse de mi parte, me amenaza encarnando la voz del destino: que me voy a quedar sin novia y solo como una rata por culpa de mi adicción a producir. Soy un hijo del rigor: mi viejo no es el dueño de un canal ni tampoco de este diario como quisieran creer varios lectores paranoicos . Y, como conozco la derrota y la victoria, teniendo claro que esto es 1% talento y 99% esfuerzo, creo que no estoy acostumbrado a descansar.

Debo hacer un mea culpa. Por eso he sido tan imbécil como para salir con frases como "madre, el mito dice que es la comida o la cocaína, pero necesito energía", llegué a decir un día, empachado de palta y tostadas. Tomé la opción de no drogarme y vivir de mi propia fuerza. Nunca me he fumado un pito ni he consumido nada, porque he visto cómo las drogas han consumido a varios de los míos. Nada de que "no hacen nada". Siempre lo artificial afecta. Y sostengo fervientemente que debo ser de los pocos de la tele que salen libres de un test de pelo. En todo caso, no juzgo: cada uno con su método, ya sea creativo o de supervivencia. Lo que pasa es que los excesos son pésimos, en cualquier caso.

Pero lentamente me estoy frenando. Aprendo a dormir a la hora y como la gente, y disfrutarlo. Esta semana he sido mil veces más productivo comenzando mi día temprano y viviendo casi sin siesta. Antes me comía la mañana en los brazos de Morfeo. En medio de esta aventura de las actividades, las vacaciones se avecinan como una verdadera pesadilla. La paranoia de no estar, de borrarme un rato. Soy remalo para faltar. Es que al final uno encuentra cariño y la pasa bien cuando puede hacer las cosas. Ahora no sé qué hacer. Pienso en la plata, en la playa, en las dos semanas, en que son pocos días, en que son muchos, en que me voy a latear, en que necesito una cura de sueño, en que no voy a ir con mi mina, en que no puedo comer tanto porque tengo que bajar de peso, en que hay que inventar millones de cosas, en qué pasará con la empresa, en cómo vamos con los resultados de la campaña, en que quiero reinventar otra vez "Canal Copano", en que quiero frenarme para aparecer despierto al aire en la radio durante marzo, en que la competencia se fue a la tarde, y son millones de neuronas activadas diseñando una red que no me deja parar.

Quería compartir esta experiencia tipo Alcohólicos Anónimos para todos los trabajólicos del país. Esos que trabajan con amor mientras el resto toma café y saca la vuelta. Espero que también descansen, porque se lo merecen. Que el resto descubra cómo funcionan las cosas sin su existencia. LND

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