Saturday, May 10, 2008

Estrés

PATRICIA MAY

Es común que muchas personas se vean hoy afectadas por el estrés y, frente a éste, lo común es que se piense en tomar medidas concretas, como delegar funciones, o bajar la cantidad de horas de actividades, lo cual obviamente es importante; sin embargo, lo que no se tiene en cuenta es que el centro del problema del estrés está dentro de nosotros, en nuestra cabeza por el modo en que enfrentamos o interpretamos la vida y por la dinámica mental que comúnmente está en estado de intranquilidad y aceleración.

Es la misma dinámica mental la que nos conduce al estrés, la que no nos permite vivir una vida plena. El problema está dentro de nosotros; nosotros mismos lo hemos incubado, alimentado y engrosado, llegando a poseernos de tal manera que, incluso, creemos, vivimos y pensamos que eso es lo que somos: ese estado de inquietud, ansiedad, de pensamientos negativos, de estar aquí pensando en ayer o en mañana, de estar sobredimensionando más aún nuestros deberes al darle vuelta y vuelta en nuestras mentes a todo lo que tenemos que hacer, de obsesionarnos con algo y no poder soltarlo, de estar deseando estar donde no estamos, tener lo que no tenemos, ser lo que no somos.

Pero nosotros no somos eso y nos damos claramente cuenta cuando lo observamos: esa maraña de pensamientos y emociones que yo mismo he ido creando no es lo que soy; hay algo de mí que anhela liberarse y vivir una vida de cielo despejado y aire puro. El primer paso es hacernos cargo de que el cielo tormentoso y el aire enrarecido están dentro de nosotros, que no es culpa de los otros, de las circunstancias en sí, del trabajo, del jefe, de las responsabilidades que tenemos, sino que del modo en que las enfocamos y vivimos. Obviamente hay circunstancias que deben ser cambiadas, pero ojalá lo hagamos desde un estado de claridad que nos permita distinguir cuando estamos sobrecargando las situaciones con nuestro propio rollo mental.

La gran transformación sería cambiar la actitud, cambiar el enfoque. Puedo hacer de la fila en un banco un infierno de impaciencia o vivirla como una oportunidad de acallar mi mente, aquietarme, respirar, sentir, contactar con mi serenidad interna, en cuyo caso estaría haciendo de ese momento un instante bendito y pleno. Esto puede aplicarse a cualquier circunstancia, incluso el sufrimiento tiene un sentido, puede despertarnos, llevarnos a tomar conciencia, conectarnos con nuestra fragilidad, hacernos más humildes, unirnos a los demás.

Si el estrés tiene su raíz básicamente en el estado de la mente, entonces la transformación básica para lidiar con él es la propia transformación interior.

Es vital cambiar el modo en que enfocamos la vida, el trabajo o los deberes cotidianos, no como un peso que debemos soportar, como un trago amargo, o un trámite que se hace lo más rápido posible, sino que como el campo de realización que nos está ofreciendo la vida, donde podemos dar lo mejor de nosotros, aprender, compartir, cultivar nuestros dones y hacerlos en inspiración y buena voluntad, dándole un sentido profundo y vital a nuestra cotidianeidad, lo cual acarrea un estado de plenitud y agradecimiento hacia la vida, una natural alegría de vivir.

Blog Archive