Saturday, July 21, 2007

Así se hacen las cosas por la chucha

ZODIACO(Zodiac)
Estados Unidos, 2007
Dirigida por David Fincher, con Jake Gyllenhaal, Mark Ruffalo, Anthony Edwards, Robert Downey Jr., Brian Cox, John Carroll Lynch, John Lacy, Richmond Arquette.
Si David Fincher acabara su carrera con esta película uno podría decir que el círculo se ha cerrado. Desde Seven-Pecados capitales hasta Zodiaco el relato de los serial killers (tópico tan central en la sociedad americana) parecería morderse la cola. Si nos adentráramos más profundamente en su filmografía (El club de la pelea, La habitación del pánico) veríamos que la búsqueda del director está más centrada en dilucidar lo que el victimario “provoca” en las victimas, ya sean directas o indirectas, que en descubrir los motivos y razones que movieron a los homicidas a ubicarse fuera de la ley. Resultan estos personajes cifra de algo mas subterráneo y subyacente, porque entroncan su aparición muy directamente con lo social, y sirven para mostrar los lazos que los atan a esa célula fundacional y primigenia que los ve surgir horrorizada, los padece en el mismo cuerpo y los expurga creyéndolos la Otredad inclasificable.
Zodiaco relata la carrera del serial killer así autodenominado que, actuando durante fines de los ‘60 y principios de los ‘70 en la bahía de San Francisco, asesinando a mansalva y procurándose hacerse acreedor de otros crímenes epocales, manipulando a la prensa y a la policía, enviando cartas con códigos y mensajes supuestamente crípticos, tuvo en vilo a una sociedad que aún hoy en día no sabe con exactitud quién fue, y carga como una cruz con semejante caso abierto, sin aclaraciones fehacientes ni consoladoras.
Evitando cualquier exceso en las formas, Fincher decide contar el “cuentito” con una linealidad y meticulosidad que hacen que los 158 minutos interesen sin que decaiga la atención (aunque por momentos el agobio se siente), pero demostrando también a partir del uso de las elipsis (que además son reafirmadas por carteles que dan cuenta del paso del tiempo de una manera bastante extraña: “¾ de hora luego”, “5 semanas después”, “2 años y medio más tarde”) que ni siquiera semejante metraje puede dar cuenta de todo.
Además opta por dividir el protagonismo en una especie de coralidad que se reparte fundamentalmente en tres personajes (que a la vez pueden encarnar tipologías fáciles, pero solo en un principio, ya que luego de que el espectador se familiariza con ellos, se complejizan): Paul Avery, periodista estrella del “San Francisco Chronicle” (excelente Robert Downey Jr.), el detective David Toschi (el siempre efectivo Mark Ruffalo) –que se supone fue la fuente de inspiración para el personaje cinematográfico de Harry el sucio–, y el historietista Robert Graysmith (estupendo Jake Gyllenhaal), el novato que acabará tomando la posta de la investigación, descubriendo el misterio y, lo que resulta central para el film, convirtiéndose casi en su eje principal (el guión se basa en sus libros, dos best sellers). Esta suerte de disposición triangular aligera la trama, desplegando al interior de la película diferentes puntos de vista y toma de decisiones según cada cual, permitiendo que varíe la posición del espectador y la proyección empática.
El espectador, más que desentrañar el misterio policial, padece la violencia ejercida por el asesino (sin abundar en regodeos morbosos), sigue el itinerario que le muestran sus “guías” fílmicos y se refleja en esos protagonistas obsesionados que, finalmente, sólo verán cómo sus vidas se salen de control y pierden pie en un mundo que acaba develando que la muerte y el terror son su verdadero rostro. Y que semejante cara es una imagen que el espejo devuelve cotidianamente, aunque que el disfraz social pretende ocultar.
Con una reconstrucción de época lograda al detalle (desde los ‘60 hasta los ‘90 la película viste, peina, maquilla y muestra la tecnología de cada momento histórico sin hacer ostentación, sino funcionalmente), una banda sonora excelente con bellas canciones, un gran trabajo de edición, montaje y fotografía y un elenco sobresaliente y ajustadísimo en el que además de los nombrados se lucen Edwards, Sevigny, Cox y Koteas, Zodiaco no es otro thriller efectista y cool con las consabidas vueltas de tuerca, sino una película efectiva que hace uso de un ritmo propio para contar y apuesta a la inteligencia del espectador que debe leer entrelineas, sopesar lo visto, rumiarlo y comprender que nada termina con el descubrimiento del asesino. Y mucho menos con la sentencia final, sea ésta cual fuere y mal que nos pese.

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