Tuesday, November 20, 2007

SIN VERGÜENZA

Ilustrador, pintor, músico y ahora cineasta. Si hay algo que traspasa la obra de Sebastián Silva es su origen autodidacta, el juego, y la curiosidad “infantil”. Eso de sorprenderse con cosas comunes pero extraordinarias: hacerle una canción a una pluma que cae, a un niño que nace o filmar un gato atropellado cuyas células siguen vivas, preguntándose sin angustia qué pasa ahí. De eso, de la muerte, los “artistoides”, lo mal vista que es la “buena onda”, su nueva película y de por qué dar vergüenza ajena “es lo más punk que puede hacer un artista actualmente”, en esta entrevista.

Por Marcelo Ibáñez www.zona.cl

ESA VIEJA VESTIDA DE NEGRO

Hubo gente como Italo Passalacqua y Leopoldo Muñoz de LUN que la destrozaron. Menos carnicero, César Rivera en Disorder opinó que el debut cinematográfico de Silva “no logra empinarse más allá de lo anecdótico”.

Por el lado de las críticas favorables, Antonio Martínez en Wikén le dio cuatro estrellas de cinco. La Tercera lo mismo. Juan Pablo Vilches de Artes y Letras escribió: “queda la sensación de que La Vida Me Mata pudo haber sido mucho más”. Mallory Knox de Zancadala calificó como una “excelente película”. Rafael Gumucio la defendió a brazo partido en The Clinic. René Naranjo hizo algo parecido, aunque calificó de “chorezas juveniles” algunas de sus imágenes.

Antes de su estreno comercial, recién terminado el Festival de Cine de Valdivia, Patricio Urzúa la calificó en la Zonacomo “intensa, divertida, monstruosa a ratos, fascinante”.

Como sea, la película duró dos semanas en cartelera (este jueves 22 de noviembre la reponen en el Cine Arte Alameda) . Quizás le pesaron los prejuicios que generan el tema y el blanco y negro. Una lástima, porque La Vida Me Mata es lejos el debut cinematográfico nacional más interesante del año.

Ok, estamos de acuerdo que frente a bodrios como Malta Con Huevo eso no es tan difícil. Pero a pesar de ser un debut que abarca un tema “infilmable como la muerte”, La Vida Me Mata es una película bastante buena: como acertadamente me dijo un amigo crítico vía msn, es una “buena película fallida”. “Me dieron ganas de ver la segunda, creo que va a ser bastante buena”, agregó.

Fallida, porque cae en ese vicio que afecta a gran parte del cine nacional, esa sensación de estar ante una estructura episódica que no cuaja completamente, más que frente una historia hecha y derecha. Buena, porque emociona, divierte, saca carcajadas y a ratos deja sin palabras. Y promisoria, porque tiene mirada propia, es una obra de autor ajena a la presuntuosa pomposidad que suele afectar a quienes aspiran a ello. "La saqué barata", dice Silva. "Hay weones que parten con un bodrio que los destrozan".

Todo este preámbulo previo a la entrevista, es para darles un consejo a quienes no la vieron en el cine. Esta película se merece más que una oportunidad, sobre todo ahora que la reponen en el Cine Arte Alameda.




“LO MÁS PUNK QUE UN ARTISTA PUEDE HACER HOY EN DÍA, ES CAUSAR VERGÜENZA AJENA”

Algunos criticaron el desparpajo para abordar el tema. Como que le exigían a la película ser algo que no quería ser: una cinta cabezona sobre la muerte. ¿Qué te parece toda esa postura de gente que cree que para tener “valor artístico” hay que ser críptico y serio? Es un sub tema del que además te ríes en la película.

Encuentro que son sospechosísimos. La gente más inteligente que he conocido no son así primero que nada, y eso ya es un alivio. Generalmente los weones sabios tienen un humor la zorra y están dispuestos a reírse de sí mismos. Probablemente ante una obra de ‘artishtas contemporáneos e incomprensibles’, un sabio se va a ir a comprar un Super 8.

La gente que tiene una afinidad con mi obra en general, ya sea con la musical, ahora la película o los monitos, es generalmente gente sencilla y principalmente entretenida, una cualidad que a mí me gusta mucho”.

Lo paradójico es que tu película tiene dos elementos “shúper artísticos”: el tema y el blanco y negro. ¿Por qué blanco y negro?

“Como ilustro y pinto, mi relación con el color es demasiado estrecha y compleja. Iba a estar pajeándome demasiado: si se asomaba una weá morada en un fondo café me iba a poner neurótico. Puras weás de las que es mejor no preocuparse en la primera película. Lo otro es que el blanco y negro integra las películas mucho mejor, las une mucho.”

Toda esa onda de “artishta” es un tema del que te burlas, con la filmación de un corto malísimo dentro de la película que se llama igual: La Vida Me Mata. ¿La parte de comedia para que no quedara tan densa? ¿Una burla a ti mismo? ¿Un truco para que tu película se vea mejor en comparación?

"Ja, lo pensé ene. La película sin ese corto sería mucho más densa, sería una lata de hecho, pero de más que es un buen truco. Ves la película y dices ‘La Vida Me Mata de Susana (N.R: el graciosísimo papel de Claudia Celedón) es demasiado peor que la de Silva’. Quedo por sobre alguien al tiro con mi película.

Yo sé que pa’ festivales europeos más serios y weones snobs, meter ese corto es un riesgo porque lo hace burdo. Algunos han dicho que lo hice para “meter gente al cine”. Y no: está ahí porque es demasiado divertido, es una forma de decir pico con la muerte, no sabemos nada, no podemos tomárnosla demasiado en serio”.



No sé si compartes esta sensación, pero creo que jugar, tratar de ser positivos o “buena onda” a la hora de crear, algo que cruza las canciones de CHC, tus ilustraciones y ahora la película, es muy mal visto acá


“Sí, es como demasiado liviano ser buena onda. Es heavy esa weá. Creo que hay demasiada gente llena de prejuicios que no han superado la vergüenza ajena, que es uno de mis temas favoritos ahora último”.

Recuerdo una crítica del último disco de CHC –La Cosa (07)- que hicieron en la Rolling Stone, donde lo despedazaron usando puros argumentos extra musicales. Era algo así como ‘qué se creen estos cuicos que fuman pitos en Maitencillo’.

“Un weón que se pique porque el disco de CHC tiene una canción que se llama “Súper Bueno” es como ‘¡¿qué?!’. El disco anterior era más denso y este es una broma, tiene un grado de superficialidad a propósito: Weón, ¡trae un mensaje satánico a lo Xuxa!, que tenís que darlo vuelta pa’ oírlo y un twist demasiado saco wéa llamado La Cosa.

Si no se dan cuenta que nos estamos riendo, es porque se han reído muy poco en su vida. El disco originalmente se iba a llamar Pichulein Pompein solamente pa’ causar esa vergüenza ajena.

¿Cuál es ese rollo con “la vergüenza ajena”?

“Me parece que lo mas punk que un artista puede hacer hoy en día es causar vergüenza ajena, porque estái arriesgándote tanto a que te digan que ‘erís un sacowea cuico, que le gusta chupar loli pop (NR: lo del koyac lo decía la crítica de la Rolling Stone) y bailar con la cabeza’. Sí, weón, eso es lo que me gusta, y mira como bailo este twist. Causái tanta repelencia intelectual, y les perturba tanto tu alegría idiota, que les hacís bien.

Creo que “la onda artishta de Chile” sufre demasiado de vergüenza ajena, algo que es muy de mina cuica; eso que le pasa a las pendejas que les da vergüenza que el papá sea divertido. Un poco esa es la sociedad que siento que hay en jóvenes como Super 45 o Revista Ronda,el tipo de gente a las que probablemente les daría vergüenza estar con sus amigos y que llegue su papá a saludarlos y les diga ‘¿oye, lo están pasando requetebomba?’. Es como una generación con el poto apretado”.

Pero a la mayoría de la gente que tiene un origen social muy distinto al tuyo, todo ese juego y buena onda les puede valer nada. Quizás por eso como que siempre “exigen” crítica social en las obras.

“Hay gente para todo, tú no podís pretender que todo sea lo mismo. Las ‘actividades filantrópicas’ tienen que estar divididas: tienen que estar los que se dediquen a la conciencia social, los que busquen inspirar a los demás y los que junten pañales pa’ ayudar.

Es sano mostrar también el lado positivo de la gente. Yo sé que hay mucha que no tiene tiempo pa’ bailar “Súper Bueno” porque tienen que salir a buscar el fucking dinero pa’ comer, pero en una de esas prefieren oír eso en la radio que una canción que les esté recordando lo terrible que es todo.

Hay gente que cumple distintas funciones. La crítica de Ronda por ejemplo, le exigía al disco de CHC tener contenido social y eso es demasiado facho, creer que todo tiene que ser igual. ¿Qué querí?, ¿qué no haya abanico? Por último si lo que te importa es solo la gente que se dedica a la critica social, agarra a los que hacen eso, dales cabida a ellos, pero no le pidái peras al olmo”.




“TENER CURIOSIDAD POR LA MUERTE ES LO MISMO QUE QUERER SABER DE DÓNDE VIENE EL AZÚCAR O CÓMO FUNCIONA UN DISCMAN”

¿Por qué partir haciendo una película sobre la muerte? Es un tremendo tema, donde es muy fácil fracasar…

“Fue el tercer guión que escribí. El primero era una basura y con el segundo no pasó nada. Encuentro que la muerte es de las cosas que más debe alterar tu percepción, con ella te movís de lugar. Yo realmente creo en la inmortalidad del alma y que hay vida eterna, por eso siento que no es tan grave morir. Es más bien un cambio que me produce mucha curiosidad, me dan ganas de saber lo que es. Imagínate morir medio ga ga, se me ocurre que debe ser distinto a morir consciente.”

Por más que crea en Dios, la cultura occidental plantea la muerte como un fin más que un paso hacia otro lado. Acá la muerte siempre está llena de dolor y pena…

“Gaspar (protagonista de La Vida Me Mata interpretado por Gabriel Díaz, compañero de Silva en CHC) tiene esta visión de la muerte como un fin, una perdida, como algo muy triste. Ahí aparece el personaje de Álvaro (Diego Muñoz) que es un idiota, y va y le dice “por qué tenis pena weón, si no tení idea de qué es la muerte? Cachemos primero lo que es, y de ahí decidís si te da pena o no”. Entonces se meten en todos estos experimentos con la muerte, que son todas unas weás, una estupidez, un viaje ridículo, porque nunca te vas a poder acercar a la muerte a menos que te mueras.

Igual yo sospecho que a cualquiera le debe hacer bien tener contacto con un cadáver humano, sospecho que te da una nueva idea de qué es la muerte. Pero la verdad es que es muy cara de raja de mi parte proponer estos ejercicios, porque yo no lo he hecho”.



¿Has tenido alguna experiencia directa con la muerte?


“Ninguna. Se murió un abuelo y un tío, pero nunca sentí aflicción de verdad por la muerte de ellos, me daba más pena ver a mi mamá llorar. Para mí tener curiosidad por la muerte es lo mismo que querer saber de dónde viene el azúcar o cómo funciona un discman. Probablemente si a mí se me hubiera muerto mi madre o un amigo querido, nunca podría haber jugado tanto con el tema como lo hice en la película”.

Patricio Urzúa escribió acáen la Zona, que por el tema tu película "podría haber sido un drama cabezón y existencialista", pero que se la jugaba "por la rareza que a todos nos produce la muerte", que está "más cerca de una conversación en un bar que de un sermón de domingo sobre la existencia del alma”. La película es como un resumen de todas esas cosas que uno ha pensado sobre el tema, más que una historia en sí misma.

“Sí. Empecé a escribir esta película como una especie de ensayo más que como una pieza de ficción hecha y derecha con historia divertida y todo eso. Hice un listado sobre la muerte: suicidio, miedo a la muerte, cadáveres, necrofilia, la idea de irse al cielo o al infierno, etc…. Una vez hecho el listado fue ‘ya, ¿y ahora cómo lo convierto en historia?’

Así nació el personaje de Gaspar: ‘Ya, se quiere suicidar porque se le murió su hermano… Ahí está el suicidio y la perdida de un ser querido’. Entonces iba tachando la lista ítem por ítem. Así fui armando la historia, un guión muy parecido a lo que se puede ver en la película pero mucho más frío y discursivo. Cuando lo coescribimos con Peirano, la historia se conecto mucho mejor con las emociones que provoca la muerte”.


“NUNCA ENTENDÍ QUE LA NANA ESTUVIERA EN LA COCINA, ESPERANDO QUE LA FAMILA FUERA A ENTREGARLE LOS REGALOS DE NAVIDAD. ME PARECÍA DE UNA CRUELDAD SUPREMA”

Este verano filmas tu segunda película, protagonizada por una nana puertas adentro. Un gran tema nacional que casi nadie ha filmado. ¿Cómo llegaste a él?

“Sí, estamos en la página 90 del guión con Peirano. Surgió porque mi relación con las nanas es una de las pocas que en mi vida nunca estuvo resuelta, que nunca pude entender.

Yo no podía creer que no comieran con nosotros, nunca entendí que estuviera en la cocina esperando que la familia fuera a entregarle los regalos de Navidad, en lugar de estar con nosotros, me parecía de una crueldad suprema. Era una weá que estaba en el stablishment y hasta ahora no se cuestiona. Quiero dejar en claro que en mi película yo no voy a culpar a nadie, voy a mostrar la situación”.

La situación de las nanas puertas adentro es súper medieval, casi de siervos.

“Sí, absolutamente. Encuentro que las nanas deberían tener un gremio heavy que pusiera límites, porque su trabajo es de lo más esclavista. Hacen cualquier weá: te crían a tu hijo -desde que haga las tareas hasta que no robe-, tienen que llevarte el desayuno a la cama si se lo pedí, lavar el baño, las ventanas, etc...

Las nanas son las primeras en levantarse y las últimas en acostarse, ganando muy poco. O sea todo cabe en la pega de una nana, como que no hay límites, y esa weá es muy esclavista. Una nana puertas adentro la tenís recluida ¿cachái? Generalmente terminan solteras porque no tienen una vida íntima verdadera, envejecen solas”.

¿De qué se va a tratar?

“En realidad es la historia de una mujer. Y sucede que esta mujer es una nana, que ha estado veinte años en una casa súper cuica y es súper sola. Toda su moral y su ética está súper trastocada por haber convivido con una familia de clase alta que la incluye de alguna forma, pero no del todo.

Es muy raro el proceso emocional de una mujer a la que le sucede esa weá. Y en Chile y México es donde más pasa. Acá hoy día todavía siguen construyendo departamentos con pieza de nana, que son del porte de esta mesa, con vista a un balón de gas y un baño enano. Es muy medieval. Pero repito, siento que no hay culpables en esta weá realmente, hay más bien una insensibilidad. Ellas también decidieron vivir así, hacer ese trabajo en esas condiciones, no sé, ganan poco pero no pagan arriendo, luz, agua.. es más complejo.

Pero si eligieron esa pega es porque no tenían muchas opciones. Que haya gente dispuesta a hacerlo es producto de las enormes desigualdades…
“Sí, eso está claro. Pero es de una soberbia extrema decir qué está bien y qué está mal para esa mujer. Si no son animales, no podís decir que están siendo sometidas, esa weá finalmente es mas cuica todavía, estái reduciendo su capacidad de discernir”.

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