Saturday, November 10, 2007



EL CORRECAMINOS BIP- BIP

Alberto Fuguet responde como escribe: una máquina de cuñas y one liners (“En la familia está el petróleo que hace funcionar la máquina de la verdad”, fue una de ellas), lleno de información, referentes pop y tesis que los explican. Acaba de lanzar su primera novela gráfica, Road Story, y de filmar el nuevo video de los Teleradio Donoso: dos formas de sobrellevar que la nueva película que quería hacer, se haya perdido en el limbo del "stand by". De todo eso hablamos en esta entrevista.


Por Luc Gajardo

EMPAMPADO FUGUET

La nueva oficina de Alberto Fuguet está casi vacía. Y él está solo. Las paredes son blancas y grises. Afuera hace un calor sofocante, pero adentro no. Las ventanas están cerradas con las persianas abajo. Hay una mesa grande con una impresora, muchos papeles, un vaso lleno de lápices grafito, un sacapuntas eléctrico y las páginas anilladas de un nuevo libro.

En el suelo, un afiche enmarcado de Perdido, la película que debería estar filmando pero que se cayó por falta de plata. Según Fuguet, se rieron en su cara porque no era comercial. “Esta oficina debería estar llena de gente y de cosas. Trabajando en Perdido, pero no pasó nada así que me quedé solo”.

Inspirada en El Empampado Riquelme, libro de Francisco Mouat, la película se trata de un tipo que se pierde en el desierto. “Para encontrar algo, primero hay que perderse”, dice el storyline del proyecto que se quedó en el limbo del “stand by”. “Fue como saltar a una piscina vacía…no sé, caer y perder igual te afecta. Perdí tiempo, energía, y creatividad.”.

Entremedio Fuguet se encontró con los Teleradio Donoso y dirigió ahí mismo en su oficina, el nuevo clip del grupo para “Máquinas”. “Leí un artículo que hablaba de una especie de nuevo síndrome que se está dando en Japón. Se llama Hikikomorie y es como de adolescentes que se aíslan totalmente del mundo. Se quedan en sus computadores y se ausentan y pierden total comunicación con las personas del entorno.” Esa es la idea del video. Los Teleradio encerrados.

Entre todo eso también se encontró con Road Story (07), la adaptación a la novela gráfica de su cuento homónimo que aparece en Cortos (04), dibujada por Gonzalo Martínez. La primera novela gráfica editada en Chile por una editorial grande -“y transnacional”, agrega Fuguet-. El tercer salto de género de este “narrador”, como él mismo se define. Del periodismo a la literatura. De la literatura al cine. Y del cine a la novela gráfica.




LA COMODIDAD INCÓMODA

Al parecer a Fuguet le gusta saltar de un lugar a otro, aunque a veces la piscina esté llena de combos como en Se Arrienda (05), o vacía como pasó con Perdido, su película que quedó en el refrigerador. Así desde el comienzo; hace casi dos décadas Alberto Fuguet trabajó como periodista de prensa roja. Y lo hizo hasta que empezó a sentirse demasiado cómodo.

“Cuando hice la práctica en crónica policial, que era un mundo que despreciaba y que incluso temía, me terminó gustando. Pasé de ser un tipo que vomitó la primera vez que vio un muerto, a ser un huevón que se alegraba cuando había un asesinato impactante. Me engrupí muy rápido con la idea de que podía terminar siendo un asesino. En esa época yo era mucho más loco, y quería ser el mejor reportero policial, pero tampoco quería convertirme en un huevón como mi jefe que se alegraba y se excitaba con los asesinatos, y después salía a tomar y a irse de putas. Porque me empecé a sentir cómodo, preferí irme de ahí.”

De ahí pasó a cubrir cultura en Wikén, la Zona de Contacto, y un sinnúmero de revistas. Se convirtió en crítico de cine. Entre cursos y talleres de literatura en Estados Unidos, escribió Sobredosis (90). Y el inseguro jovenzuelo medio gringo y medio chileno, se convirtió en un referente a los 26 años sin entender mucho.

“Ahora claramente sé que en literatura llegué a un lugar que no era mi barrio. Yo pensé que me iban a tratar más o menos bien porque en el taller literario me iba relativamente bien. Además había leído muchas críticas a escritores nuevos gringos, y a lo más decían ‘veamos qué pasa con el segundo’ o ‘es una promesa’. O sea yo me sentí como un vecino de Nueva Orleans, a lo más pensé que iba a llover.”

Después de eso: Mala Onda (91). Por Favor, Rebobinar (94). Tinta Roja (96). Unos lo odian, otros lo aman, casi todos lo leen. Luego varias antologías, entre ellas una tan destrozada como McOndo, y luego la CNN y revista Newsweek lo eligen como uno de los 50 líderes jóvenes del nuevo milenio. Eso sumado a muchos otros datos curriculares que empiezan a acomodar al nombre de Fuguet como escritor “consagrado”. Entonces él agarra sus cosas y decide ir a probar suerte al cine.


¿Te incomoda la comodidad?

No lo había pensado. Pero la palabra incómodo me incomoda un poco, porque no es como que yo esté sufriendo en la literatura y quiera huir, me encanta ser escritor. Pero creo que cuando uno se pone demasiado cómodo tiende a repetirse. A no correr riesgos. O sea yo no salto bungee pero supongo que esto sería el equivalente. Yo lo veo así: Ya hice esto, ¿qué puedo hacer ahora? Mi agente literario odia eso, dice que pongo en peligro mi carrera. Y más ahora con lo que pasó con Perdido, que fue como saltar a una piscina vacía.

¿Qué te pasó con eso?

No lo creía. Yo pensaba que la película era muy buena. Conmovedora, honesta, y que por eso la historia podía gustar. Pero se rieron de mí a gritos, justamente por el tema. Porque no era comercial y en verdad fue una de las cosas más locas que me ha pasado porque a mí toda la vida me habían dicho que soy comercial y taquilla y que después te destrocen porque no lo eres es como raro. Se Arrienda por ejemplo ha sido rechazada en todos los canales por poco taquillera, entonces no sé, yo siento que en el cine en muchas cosas me ha ido bastante mal.

¿Llegaste a molestar? Como cuando entraste a la literatura.

A mí me gustaría pensar que no estoy molestando. Y en el cine siento que no me han tratado como molestoso. Todo parte porque las películas que necesitaba no se estaban haciendo. Si con lo que se está estrenando yo quedara suficientemente vuelto loco escribiendo de ellas o promocionándolas, jamás hubiera dejado de ser crítico de cine. Pero como critico había momentos en que sentía que quería estar ahí arriba del escenario, no sé bien por qué. No me bastaba quedarme quieto para siempre como crítico.

“(EN LA FAMILIA) ESTÁ EL PETRÓLEO QUE HACE FUNCIONAR LA MÁQUINA DE LA VERDAD”


¿Cómo te decidiste a hacer una película?

Se me acercó un productor para ver la posibilidad de hacer algo y me pilló volando bajo. Lo primero que le mostré- y eso que tenía muchas ideas y guiones y cosas a medias- fue el Empampado Riquelme de Francisco Mouat. Me miró y me dijo “Punto uno: esto es infilmable. Y dos: no me tinca nada. ¿No tienes otra idea?”. Ahí me di cuenta que mi debut en el cine no podía ser exactamente como me hubiese gustado.

Si me interesó tocar el mismo tema que me estaba pasando, que era un poco arrendarse. Yo lo pensaba como una revista Blank: abc1, bonita, que apareciera gente joven. Pero eso era el cascarón, la película en el fondo se trataba de Gastón andando en micro. En tránsito. Como creciendo. Creo que Se Arrienda es sobre la familia, sobre crecer, madurar, y tomar riesgos.

La familia por acción u omisión es tema fuerte en tus trabajos.

Es un tema clave. Pensando en la familia como el círculo más íntimo de una persona, también está lleno de fantasmas, de desafectos, de inseguridades, tropiezos. Ahí está el petróleo que hace funcionar la máquina de la verdad. Lo otro es buscar explosiones, chistes, minas empelota. Yo lo que uso es ese petróleo para echar a andar mis máquinas… aunque sea una analogía muy rara.

Las cosas que yo veo y me gustan vienen de ahí. No sé…las tres o cuatro mejores películas del año son de género o son de cine entre comillas basura. Primero Ratatouille,que es como “¿debo desobedecer y traicionar a mis padres y ser lo que yo quiero ser?”. Supercoolque es sobre la inseguridad de crecer, de darte cuenta que no es tan terrible ser virgen y medio loser a los 16, porque después puede ser peor. O el Ultimátum de Bourne,que es un tipo que quiere saber quién es realmente, en qué momento falló y se convirtió en alguien que no quería ser.



La relación padre e hijo también es súper recurrente. En Se Arrienda eso queda un poco a medias.

La primera escena que se me ocurrió fue la escena del auto con Gastón y su papá conversando. A partir de ahí se fue construyendo. Yo estoy satisfecho con la película, aunque sí siento que faltó incluir más al padre, o a la familia de Gastón. Pero básicamente la película se trata también de cómo te pueden afectar a los 30 las mismas cosas que te afectaban a los 15.

El padre sigue siendo una figura ante la cual uno busca aprobación. Esa escena funciona porque al final el padre le da el visto bueno a Gastón, y eso da el vamos. Por eso siento que Se Arrienda es como un prólogo. La película realmente empieza una vez que se va a negro.

¿Y a ti te gustó lo que vino después de que terminaron los créditos?

A mí me da igual que de Se Arrienda digan lo que quieran. Siento que me pegaron menos de lo que merecía. Yo también fui crítico de cine. Pero para mí fue un placer filmar esa película, hay personas que me han dicho que han sentido cosas y que algunas escenas los han afectado. Viajar a países freaks a presentar la película. Haber compuesto una canción con Cristian Heyne.Sería injusto que todo eso no tenga un costo y ese costo es que te tiren mierda. No puede ser gratuito pasarlo tan bien.

¿Y estás cómodo en la industria del cine?

No sé, yo me imaginaba que en ese mundo todos eran súper cinéfilos y todos tenían colecciones de dvd increíbles. Pero no es tan así. Te das cuenta que en el set a veces te aburres porque no hay con quién hablar de cine. En los festivales muchas veces uno termina hablando de fútbol, o de cualquier cosa. En cambio con los escritores, es distinto, todos los escritores sí han leído muchos libros. Y era algo que yo antes despreciaba, pero ahora me doy cuenta de que hay más pasión en el mundo literario. Entonces uno vuelve a los libros y dice, puta no eran tan malos.


“MI META ES QUE ALGUIEN SUBRAYE MIS LIBROS, COMO LO HAGO YO CON LOS LIBROS QUE ME GUSTAN”

Mala Onda también termina con un comienzo. Con alguien que se salva.

Yo siento que Matías al final de verdad termina muy mal. Estoy escribiendo un libro sobre eso y no quiero adelantar mucho. Se salva, claro, pero se salva a los 17, y un tipo que vive todo eso a los 17, por los menos con algunas heridas sigue adelante. Con fisuras.

La escena final con el padre (jalando y tirando con putas) es lo bastante chocante y bizarra para que ese huevón después a los 20 y tantos se le haga difícil ser un tipo normal. Yo creo que Matías es como mucha gente de mi generación, medios “locos”, gente que vivió cosas fuertes, y que tapó todos esos traumas con la farra y el carrete. Hoy esos tipos son como bien loser, bien decadentes, amargados, y esa clase se personajes me atraen mucho.

¿Por qué?

No sé… son esa clase de personajes los que a mí como lector o espectador también me atraen. Entre Hugo Chávez y un tipo que le fue mal con su banda y ahora trabaja en una ferretería y se encierra en la noche a escuchar sus discos y recordar, me atrae mucho más el segundo, pese a que Hugo Chávez debe ser un tipo fascinante pero a mí no me interesa ir a Caracas a reportearlo.

Mis personajes tienden a no ser nadie. No me interesa la gente ligada al poder, en ese sentido me siento muy lejano a un escritor como Carlos Fuentes. Yo creo que mis personajes mucho más allá de ser gente con poder, es gente con carencias. Mis libros, no cuentan grandes historias, más bien son como un tráfico de emociones cotidianas que yo al menos espero que sirvan, que conecten.

¿Qué significa que conecten?

Mi meta es que alguien subraye mis libros, como lo hago yo con los libros que me gustan.

¿Crees que tus personajes son personas que le hacen el quite a la madurez?

No creo que sea hacerle el quite, es simplemente la inquietante certeza de que eso nunca llega. Al menos yo lo veo así. Ahora estoy leyendo la última novela de Phillip Roth. Es sobre un tipo de 70 años. Este tipo se queda sin amigos porque todos se mueren, se queda sin sexo porque tiene cáncer a la próstata. Entonces es un hueón al que se le da vuelta la vida, porque llega a los 70 y tantos y se da cuenta que no está ni cerca de sabérselas todas, al contrario. Está llegando al final de su vida y termina pareciéndose a un tipo de 15. Volviendo a empezar.

¿Te gustan más las partidas que las llegadas?

Es que de alguna manera uno siempre está partiendo otra vez. Comenzando. Porque también cada libro es un viaje nuevo que no sabes dónde va terminar. No sabes si va quedar bueno, si vas a ser capaz de terminarlo. O como con Perdido, yo estaba seguro que iba a estar hoy en el desierto filmando, y no estoy. Quedé a medio camino.

Y en cambio estás lanzando una novela gráfica.

Sí, y es una nueva experiencia que suma y que me tiene muy contento sobre todo porque me da la oportunidad de trabajar en equipo y no solo. Pero si Road Story fuera en verdad un auto avanzando por una carretera, siento que yo voy en el asiento de atrás.

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