Saturday, August 15, 2009

ASCANIO CARVALLO

A Michael Mann le gustan las historias policiales. Le gustan los relatos violentos, urbanos, arquitectónicos y abundantemente nocturnos. Le gustan los protagonistas postmodernos, a-psicológicos, con un intenso sentido del vacío y de la fatalidad. Le gustan los héroes profesionales, disciplinados, con sentido de la superioridad y la autosuficiencia.
Y le gusta envolver todo esto en un cierto aire de tragedia cósmica, filmando en soporte digital pero pensando siempre en la gran pantalla, con grandes repartos y gran visualidad. Uno puede imaginar cómo odiará Mann a los que ven sus películas en televisores o computadores, y que degradan en ese paso su talante operático.
Pero lo que más le gusta es la confrontación entre dos hombres. Este patrón se encuentra en sus obras tempranas, desde el choque entre el detective Will Graham y el doctor Hannibal Lecter en Cazador de hombres (1986) hasta el más raro debate de un oficial de las SS nazis con otro del Ejército alemán en Fuerte infernal (1983); y también en sus películas más exitosas, como Fuego contra fuego (1995), con el teniente Vincent Hanna contra el mafioso Neil McCauley; El informante (1999), con la dupla del productor Lowell Bergman y el científico Jeffrey Wigand; Ali (2001), donde el boxeador legendario encara al periodista Howard Cosell; Colateral (2004), con un taxista y un sicario; y Miami Vice (2006) y sus oscurecidos detectives Ricardo Tubbs y Sony Crockett.
Enemigos públicos vuelve sobre lo mismo. No es una película que explore la historia del más atrevido asaltante de comienzos de los 30, como lo hizo hace años la recordable Dillinger (John Milius, 1973). Su centro está en la relación de John Dillinger (Johnny Depp) con su némesis, el agente del recién creado FBI Melvin Purvis (Christian Bale), encargado de darle caza allí donde se encuentre.
Dillinger y Purvis sólo se cruzan una vez, en el primer tercio del metraje, y apenas intercambian unas frases. Pero la curiosidad que sienten el uno por el otro recorre toda la película y si no fuera por eso, carecería de sentido la rara secuencia en que Dillinger entra sin que lo noten en el despacho del escuadrón creado para capturarlo.
No hay trazas de homoerotismo entre ambos, aunque también es llamativo el escaso erotismo con que Mann aborda la relación del asaltante con su amada Billie Frechette (Marion Cotillard). Dentro de su oscuro nihilismo, de su total ausencia de futuro, Dillinger está seguro de que la policía es incapaz de capturarlo, y cuando el desafío que le plantea Purvis debilita esas certezas, empieza a comportarse como un torpe animal herido.
Como Colateral, como Fuego contra fuego, Enemigos públicos trata del enfrentamiento entre dos profesionales, pero profesionales fallidos, hombres sin proyecto ni destino, que se terminarán en el mismo momento en que uno consiga derrotar al otro, después de fallar muchas veces. Es un extraño cine de la fatalidad masculina.
Trata del enfrentamiento entre dos profesionales, pero fallidos, hombres sin proyecto ni destino.
Public enemies
Dirección: Michael Mann.
Con: Johnny Depp, Christian Bale, Marion Cotillard, Billy Crudup, Branka Katic.
duración: 140 minutos.

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