Monday, February 25, 2008

Sin lugar para los débiles

Ascanio Cavallo

La impronta puritana de los hermanos Coen reaparece con toda su fuerza. Esta vez viene acompañada de un estudio sobre el mal; no el mal con pretextos que ha descrito Hannah Arendt, sino el mal a secas, el inatajable e incomprensible, introducido en esta película por el relato del viejo sheriff Ed Tom Bell (Tommy Lee Jones) acerca de un adolescente que no deseaba otra cosa que matar.

La historia es ciento por ciento Coen, aunque está basada en una novela de Cormac McCarthy. En 1970, en el oeste de Texas, un pobre diablo, Llewelyn Moss (Josh Brolin), que malvive en la pobreza con su esposa, encuentra por casualidad los restos de un intercambio de coca que ha salido mal: autos perforados, sangre por doquier y muchos muertos. Además del cargamento de droga, hay dos millones de dólares en efectivo.

Moss se lleva los dólares, pero, con la mala conciencia de no haber ayudado a un moribundo, regresa al lugar justo cuando la mafia ya se hace cargo. Moss logra huir, herido: es el comienzo del calvario que siempre espera a los personajes de los Coen cuando participan de un crimen.

Ese calvario es Anton Chigurh (Javier Bardem), un sujeto que escapa de la ley asesinando a un policía con sus esposas. Chigurh es una fuerza del mal en estado puro, a la que no asiste ninguna piedad humana; su sonrisa ancha y gélida parece la última cortesía de la muerte. Su mortífero tanque de aire comprimido y sus armas con silenciadores lo hacen pasar como un susurro por ciudades y pueblos, dejando un reguero de asesinatos. Y ahora Chigurh va a la caza de Moss, quien huye al encuentro de la frontera de México.

Chigurh lo sigue sin prisa y sin estridencia, con la precisión de un asesino experto. La cercanía del peligro excita y mejora la limitada inteligencia de Moss. De los muchos hombres tontos que pueblan la filmografía de los Coen, éste es primero al que el instinto de supervivencia le sacude la modorra intelectual.

En paralelo, el sheriff Bell no hace mucho más que reflexionar. En este mundo de hombres jóvenes violentos, donde se mata y se muere sin razón, ya no hay lugar para los viejos como él. Más que la imagen del perdedor –otra figura recurrente en los Coen–, el sheriff representa la rendición ante un panorama donde el pecado y el mal resuelven sus problemas a solas, lejos de la ley.

En su parsimoniosa lucidez, en la generosidad con que deja espacio aun a los personajes más pequeños, en la inteligencia con que construye su ajedrez moral, Sin lugar para los débiles es una de las mejores películas de los hermanos Coen.

No country for old men

Dirección: Ethan y Joel Coen.

Con: Tommy Lee Jones, Javier Bardem, Josh Brolin, Woody Harrelson.

Duración: 122 minutos

Ascanio Cavallo.

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