Saturday, February 02, 2008

Autor de "El club de la pelea" Nuevo libro:
El temible Chuck
Para marzo se espera la llegada a Chile de "Rant", la historia de Buster Casey, un precoz asesino serial elevado a la categoría de mito por quienes lo conocieron. Una vez más, Chuck Palahniuk articula un relato sobre la violencia sin remedio.

Patricio Jara REVISTA DE LIBROS EL MERCURIO

Probablemente, no hay un acto público más sublime al que pueda aspirar un novelista que la lectura abierta de pasajes de su obra. Un salón, un micrófono, una luz adecuada y la atención absoluta de la audiencia; un fraseo con voz afectada, gestos medidos y, finalmente, los aplausos. Aunque, en el caso de Chuck Palahniuk, a esto debieran sumarse arcadas, chillidos y desmayos en el respetable. Desde la publicación de su novela Fantasmas (2006), los encuentros del autor con sus lectores han terminado así. Ciertas palabras hacen que a varios les baje la presión, palidezcan y se desplomen. Hay más de sesenta casos registrados y cientos de testigos del alboroto. Todo a causa de un pasaje llamado "Guts", la forma vernácula de referirse al tracto gastrointestinal, en el inicio de una novela sobre escritores encerrados en un castillo donde todo termina, lógicamente, en guts esparcidas por el suelo.

Pero la historia viene de antes: con la aparición de El club de la pelea (1996), para muchos la literatura recobró parte de su carácter como producto peligroso. De pronto, las librerías se llenaron de tipos que en muchos años no habían tomado un libro, de hombres y mujeres marginales que leyeron la novela como un manual de guerrilla y que, finalmente, al saber que tales clubes para descargar la rabia a puñetazos eran producto de la ficción, no dudaron en fundar los propios en diversos puntos de Norteamérica y Europa.

En muy poco tiempo, Palahniuk (1964) dio el mismo paso de Stephen King con Carrie, en 1974, y de Bret Easton Ellis con Menos que cero, en 1985: romper con el arquetipo y renovar los escenarios donde se cuentan historias que antes parecían confinadas a nichos marcados, como el terror o la alegoría a la decadencia de un modelo social. Sus personajes son saboteadores, tipos que hacen trampa y se rebelan; gente con empleos infernales, mal pagados pero hiperconscientes de su derecho a la insurrección; son los que nunca gastarán saliva predicando en contra de la Coca Cola y, en cambio, irán derecho a dinamitar una planta embotelladora o bien lazarán un camión repartidor por el barranco.

Buena parte de las claves del mundo de Palahniuk (y del mito, si se quiere) están en Stranger than fiction, un pequeño libro de crónicas rebautizado por sus traductores como Error humano (Debolsillo, 2007). En una veintena de relatos en primera persona, deambula por los escenarios que sustentan su narrativa; se inmiscuye entre la gente que hace, como se dice, que sus novelas tengan sangre. Y el lector encuentra justamente eso: a un autor vampirizando sutilmente a sus fuentes para que le cuenten todo lo que él después empleará en su aparente ficción. La línea, se sabe, es difusa. Y Palahniuk dice al respecto: "Les sorprendería la cantidad de tiempo que el novelista tiene que pasar con gente a fin de crear esa voz individual y solitaria. Ese mundo en apariencia aislado. Es difícil llamar ficción a alguna de mis novelas".

De cualquier modo, Asfixia, para la cual asistió por medio año a terapias de adictos al sexo, es bastante más que la historia de un chico que finge atorarse en los restoranes para no pagar la cuenta; Nana abre un mundo mucho más complejo que aquella peligrosa canción de cuna de origen africano, como Monstruos invisibles, cuyo detonador está en las líneas de conversación telefónica pagada, es un relato sobre la belleza y la deformidad en el sentido más estricto del término. Y para todas ellas Palahniuk ha necesitado, previo al encierro de la escritura, salir, aprender y contaminarse. Los hombres y mujeres que habitan sus relatos, antes de abrir la boca, primero tienen un empleo que los define.

"Tiendo a darle a cada personaje una educación y un conjunto de habilidades que limiten su visión de mundo", apunta en el prólogo a sus crónicas. "Una modelo ve el mundo como una serie de competidoras por la atención del público. Una mujer de la limpieza ve el mundo como una serie interminable de manchas que quitar".

El propagador

Pese a que no todas sus novelas han tenido el mismo recibimiento y la crítica lo mida con sospechosa severidad, tanta es la devoción que Palahniuk despierta entre sus lectores que el sitio oficial del autor fue bautizado como The Cult y es un verdadero supermercado de productos relacionados con su obra, donde además de recomendaciones y talleres literarios, se reciben donaciones para mantenerlo activo. Además, Palahniuk probablemente sea el único autor por cuyas novelas se imprimen camisetas y sus seguidores las compran (y se las pelean) hasta agotarlas.

Para los próximos meses, se contempla la llegada a las librerías nacionales de Rant, un relato coral sobre la vida y obra de Buster Casey, un chico convertido en asesino y de quien todos se permiten decir algo hasta apoderarse de él e investirlo como figura pop, lo que en cierta manera ocurre con todos los asesinos en serie de Estados Unidos. Palahniuk aquí ocupa más que nunca las artimañas del buen reportero para sumar voces y nada más que voces en torno a un sujeto que se arma y desarma desde la visión de los otros. De allí, entonces, que su curiosa definición del género novela como "nada más que una combinación de historias cortas", parezca cobrar sentido.

Buster "Rant" Casey, que recibe su apodo de una onomatopeya irreproducible, lidera un grupo de chicos cuyo principal deporte nocturno es salir a estrellar autos en una ciudad donde la sobrepoblación ha traído el caos. Dotado de una maldad a toda prueba y de agudeza sensorial como pocos -puede saber qué comió su novia o qué problema tuvo en la cola del banco nada más que probándola-, por momentos el personaje deja a Jean-Baptiste Grenouille, de El perfume, como un ingenuo cachorro.

Rant es una novela sobre la rabia o, más bien, sobre la enfermedad de la rabia; sobre el contagio, sobre la violencia sin remedio o bien cuando el único remedio es la violencia. Es la corta vida de un chico cuya declaración de principios no da pie a objeciones: "Hay gente que nace humana. Al resto nos cuesta toda la vida conseguirlo".

Snuff: la fiesta de la primavera

Para el 20 de mayo de este año está fechada en Estados Unidos la aparición de Snuff, su décima novela. Su protagonista es Cassie Wright, una estrella de cine porno que se anima a romper el récord mundial de sexo ante las cámaras con 600 hombres non stop. Narrada desde los personajes Mr. 72, Mr. 137 y Mr. 600, se inspira en Annabel Chong, pionera de estos desafíos (251 hombres en 1995), marca que, por cierto, ya ha sido ampliamente superada en la realidad. La novela es definida como "salvaje y mortalmente divertida; una investigación profunda a la presencia de la pornografía en la vida contemporánea". Para su campaña promocional, Palahniuk anunció la distribución de miles de muñecas inflables.

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