Saturday, March 31, 2007

Palabras

REVISTA EXTRA - AÑO XII - N° 133 - JULIO 1976
Se llama Borges: se le perdona todo... hasta su racismo
Entrevista a Jorge Luis Borges en Tiempo Nuevo
Muchas de las cosas que surgen de los labios de Jorge Luis Borges horrorizarían si no fueran de Jorge Luis Borges. Su particular racismo contra los negros -olvidando quizás que alguna cultura egipcia empezó en la negrura o que aquí tuvimos al sargento Falucho y tantos negros que pelearon por nuestra libertad o por la libertad del mundo en los ejércitos norteamericanos de la segunda guerra mundial-, su fobia contra los indios, su odio contra los políticos -tal vez porque confunde políticos con demagogos- y su negación de la democracia y de la religión sólo pueden ser consumidos por una sociedad como la nuestra cuando su "dueño" es el "dueño" del talento. Y Borges, con quien no podemos compartir ni el 60% de sus "ocurrencias" o sinceridades, es realmente un "fuera de serie". Sabe que por hablar mal de los negros corre el riesgo de no recibir jamás el premio Nobel, porque los negros cantan y votan en el mundo. Pero no le importa, la sinceridad ante todo. Y contra todo. Su sinceridad. No la verdad. Las otras noches en Tiempo Nuevo batió records de audiencia, de admiraciones, de adhesiones y de rechazos. Por si usted no lo vió ni lo escuchó, reproducimos respuestas fundamentales.Bernardo Neustadt: ¿Cómo quiere que lo llame: Borges, maestro, Jorge Luis?Jorge Luis Borges: Borges, a secas, porque ése es mi nombre. Maestro no soy de nadie.Neustadt: Usted ha dicho que el mundo sin negros no pierde nada. ¿Por qué piensa esto?Borges: Vamos a imaginarnos el mundo sin vascos -yo tengo bastante sangre vasco-, vamos a imaginarnos el mundo sin negros -que yo sepa, no tengo sangre negra-. Sería exactamente igual. Hay países que han dado mucho, entre los países modernos, desde luego. Es evidente que Italia, Inglaterra y Francia, mientras que es evidente que hay otros países que han dado menos, o casi nada. Eso es lo que yo he dicho, nada más.Neustadt: ¿Qué pasa si por ahí se le descubre que tiene sangre negra?Borges: Y, nada. Posiblemente la tenga. Pienso que no hay un individuo en el mundo de sangre pura. Puede haber algún esquimal, algún africano. Pero en general, las sangres están muy mezcladas.Neustadt: Me decía hoy que usted encuentra al hombre americano solo. ¿Borges también es solo?Borges: Sí, muchas veces me siento solo. Pero tengo amigos, pocos pero buenos; tengo gente que me quiere. Y tengo además un refugio que no todos tienen y es el hecho de que esencialmente soy un escritor. Mal escritor, buen escritor, eso no importa. Lo importante es poder refugiarme en la literatura, eso es lo que más me ayuda a escapar de la soledad.Neustadt: Pero usted sabe que es un gran escritor.Borges: No. Yo no creo ser un gran escritor. Sin salir de este país hay escritores muy superiores a mí. Yo me considero siempre un chapucero. Mal escritor, pero buen lector. He pasado la mayor parte de mi vida leyendo en diversos idiomas.Neustadt: Le quiero hacer un pequeño test, muy breve. ¿Qué es para usted la democracia?Borges: Para mí la democracia es un abuso de la estadística. Y además no creo que tenga ningún valor. ¿Usted cree que para resolver un problema matemático o estético hay que consultar a la mayoría de la gente? Yo diría que no; entonces ¿por qué suponer que la mayoría de la gente entiende de política? La verdad es que no entienden, y se dejan embaucar por una secta de sinvergüenzas, que por lo general son los políticos nacionales. Estos señores que van desparramando su retrato, haciendo promesas, a veces amenazas, sobornando, en suma. Para mí ser político es uno de los oficios más tristes del ser humano. Esto no lo digo contra ningún político en particular. Digo en general, que una persona que trate de hacerse popular a todos parece singularmente no tener vergüenza. El político en sí no me inspira ningún respeto. Como político.Neustadt: Creo que hay casi una crueldad de su parte. El mundo está dirigido por políticos. Usted también es un político, es popular...Borges: No. Yo no soy un hombre político. Si mañana me llamasen para ocupar un puesto político, porque me eligiesen o impusiesen, yo sé lo que haría: renunciaría inmediatamente. No entiendo de política, de igual modo que no entiendo de medicina, no entiendo de música, no entiendo de ingeniería, ni entiendo de cultura.Neustadt: ¿Del amor entiende, Borges?Borges: Sí. Desgraciadamente, sí.Neustadt: ¿Cómo desgraciadamente?Borges: Porque desgraciadamente pienso que trae más pesares que placeres. Ahora claro que la felicidad que da el amor es tan grande que más vale ser desdichado muchas veces para ser feliz algunas. ¡Es también una cuestión de estadística!Neustadt: Vale la pena entonces ser desdichados muchas veces para ser felices un minuto?Borges: Sí. Yo creo que sí. Yo creo que todos nosotros hemos sido muy felices con el amor alguna vez y también creo que todos hemos sido muy desdichados muchas veces. El amor le ofrece a uno esa incertidumbre, esa inseguridad del hecho de poder pasar de una felicidad absoluta a la desdicha; pero también de poder pasar de la desdicha a la brusca, a la inesperada felicidad. Pienso que es una experiencia y uno no debe rehusar experiencias.Neustadt: Usted ha dicho en unos de sus libros: "Mis convicciones en materia política son harto conocidas. Me he afiliado al Partido Conservador". Y más adelante agrega: "Creo que con el tiempo mereceremos que no haya más gobierno". ¿Sigue pensando lo mismo?Borges: Bueno, creo que por el momento necesitamos unos 200 años de dictadura, y después, desde luego, bastante más civilizados, prescindir del gobierno. Ser conservador es una forma de ser escéptico.Neustadt: Dígame, ¿la libertad cuenta algo para usted?Borges: No. Yo creo que se le ha dado demasiada importancia. Sobre todo, ya que la mayoría de la gente no sabe ejercerla. La ejercen de un modo bobo.Neustadt: ¿Qué piensa del estudiantado argentino?Borges: Pienso que no se diferencia en nada al del resto del mundo. Además creo que son mejores los métodos que se siguen aquí, que son los europeos, que en los Estados Unidos. Allí parece que todo se apoya en una de las facultades humanas que me parece deleznable, y es la memoria. Para un gran místico sueco, la principal facultad del cerebro era el olvido. La verdad es que recordamos demasiadas cosas.Neustadt: ¿No será que lo mejor que tiene la memoria es la capacidad de olvido?Borges: Sí, pero en ese caso podemos decir que el mayor defecto del olvido es que a veces incluye a la memoria.Neustadt: ¿Ve en los jóvenes la posibilidad de algún cambio, a tantos errores que ya se han cometido?Borges: Creo que los jóvenes como los adultos estamos totalmente a la deriva. Yo no sé qué puedo hacer para ayudar al país. Tengo la máxima voluntad y la mayor incapacidad.Neustadt: ¿Usted en qué cree más: en el perdón o en la penitencia?Borges: Por lo pronto, no creo en el perdón. Si yo obro mal, y me perdonan, el perdón es ajeno y no puede mejorarme a mí. De modo que ser perdonado no tiene importancia. Ser castigado, puede sí servirme. Puede ayudarme a pensar en lo mal que he obrado. Creo que hay un solo don que se aplicaría igualmente al perdón o a la venganza y es el olvido.Neustadt: ¿Cómo se ve como argentino, como escritor, como ser humano?Borges: Como argentino, tengo mi conciencia tranquila. Fui nombrado director de la Biblioteca Nacional por la Revolución Libertadora, porque sabían que no era peronista. Cuando volvió el gobierno de cuyo nombre prefiero no acordarme, renuncié. Como escritor, trato de escribir lo mejor posible, lo cual no es mucho. Como ser humano soy una especie de antología de contradicciones y errores. Pero tengo sentido ético. En fin, no espero ni castigos ni recompensas. El cielo y el infierno me quedan grandes.Neustadt: ¿Lo espera el purgatorio entonces?Borges: No, ninguna de las tres cosas. Espero desaparecer definitivamente. Y espero además no ser recordado. ¿De qué me sirve morir si van a seguir pensando en mí?Neustadt: ¡Pero usted es un nihilista entonces!Borges: Sí, desde luego, pero tranquila y burguesamente nihilista.Neustadt: ¿Nunca juzga al fútbol?Borges: Me parece una forma del tedio. Además al argentino no le gusta el fútbol. Le gusta ver ganar tal o cual cuadro. Fútbol así, no. Yo nunca he oído decir a la gente: "¡Caramba, yo soy de San Lorenzo de Almagro, pero qué bien ha ganado Boca! ¡Qué contento estoy!" Entonces el fútbol no les interesa.Neustadt: ¿Para usted qué es ser amigo?Borges: Es algo muy misterioso. Contar con una persona. Saber que esa persona puede contar con uno. Pero la amistad no significa la frecuentación.Neustadt: ¿Es una forma de amor?Borges: Yo no estoy tan seguro. Yo diría que el amor no puede prescindir de la amistad. Si el amor prescinde de la amistad es una forma de locura. Una especie de frenesí, un error en suma. Que en la amistad haya algún elemento del amor puede ser; pero son dos cosas diferentes. El amor exige pruebas sobrenaturales, uno querría que la persona que está enamorada o enamorado de uno le diera pruebas milagrosas de ese amor. En cambio la amistad no necesita de pruebas.Neustadt: Si uno amó mucho y dejó de amar, ¿se puede ser amigo?Borges: Sí, quizá eso mejore la amistad. Quizás después del amor quede siempre algo de amor, algo sentimental, algo especialmente grande.Neustadt: Le voy a leer una frase suya...Borges: ¡Y me arrepiento de ella de antemano!Neustadt: En el "Informe de Brodie" usted dice: "Soy decididamente monótono". ¿Sigue usted considerándose monótono?Borges: Yo veo que estoy más o menos siempre escribiendo el mismo cuento. Tengo siempre tres o cuatro argumentos de cuentos y los voy sometiendo a tratamientos distintos. Los digo con una inflexión distinta, los sitúo en distintas épocas, distintas circunstancias, y ya son nuevos.Neustadt: ¿Qué es un hombre inteligente?Borges: Realmente, no sé. Muchas veces cuando uno dice que tal o cual persona es inteligente se refiere más a que es ocurrente, que tiene algo que decir de un tema inmediatamente. Esa persona puede no ser inteligente. La inteligencia puede ser lenta.Neustadt: ¿Usted es inteligente?Borges: Si me dan algunos años para pensar, soy inteligente. Si me hacen preguntas como las suyas, inmediatas, soy más bien estúpido.Neustadt: Quisiéramos que nos hablase un poco de la honestidad.Borges: La honestidad es tan rara que uno tiene pocas ocasiones de estudiarla. Pero creo que toda persona tiene algo de ejercicios honestos. Por ejemplo yo sé que mi vida ha sido una trama de errores. He pasado gran parte de ella comprobando que los demás tenían razón; sin embargo, he tratado de ser honesto, de no mentir más de lo necesario. Parece que no puede vivirse sin mentiras. No ignoro cínicamente, pero creo haber obrado bien. De modo que me considero una persona proba. He sido indiferente, he sido cruel, sí, pero por estupidez, por negligencia.Neustadt: ¿Por qué los argentinos somos un fenómeno de a uno y un desastre en grupo? Lo tenemos a Borges, a Vilas...Borges: Vilas es un hombre desconocido para mí, pero supongo que tiene méritos. Pero sí, es raro. Probablemente porque somos un país de individualistas, respondiendo a nuestra herencia española. Mi padre era un anarquista, individualista. Yo me crié bajo la misma línea.Neustadt: ¿Qué es la patria?Borges: La patria es algo que se siente, no puede definirse. Yo la siento muy profundamente. Si la definimos, estamos diluyéndola en palabras.Neustadt: Borges, ¿cuántos idiomas habla?Borges: Yo creo que uno, el español. Ahora, yo puedo expresarme en inglés, en alemán. Luego la suerte me dio dos idiomas más: el latín que estudié cinco años en la Universidad y el francés, ya que me eduqué en Ginebra. Sé italiano y portugués como lo saben todos aquellos que hablan el español. Cuando perdí la vista, en 1955, pensé que eso tenía que ser el principio de algo; recordé que yo llevaba en la sangre un idioma que ya se dejó de hablar hace siglos, el Old English o inglés antiguo. Entonces estudié este idioma sajón. Ahora he pasado al estudio de islandés, afín al anglosajón, pero con una literatura más compleja.Neustadt: ¿Por qué le gusta tanto Islandia?Borges: Me gusta su literatura: es una de las más complejas y también de las más desconocidas. Además Islandia es un país admirable. Yo estuve dos veces y creo que me sentiría feliz viviendo allí.Neustadt: Pero quédese aquí...Borges: Sí, por el momento estoy aquí, pero soy islandés honorario o trato de serlo. En Islandia tuve una gran satisfacción: salió una noticia en los diarios donde se me nombraba como "el gran trovador escandinavo". Confieso que me llenó de orgullo.Neustadt: ¿Le gusta ser trovador, no?Borges: ¡Sí, pero además trovador escandinavo!Neustadt: Esta pregunta puede parecer cruel, pero no lo es, y es cristiana. El día que usted pueda volver a ver bien, ¿qué es lo que le gustaría volver a ver?Borges: Vacilo entre dos contestaciones: algunas caras, algunos libros. Quiero leer poesía, en alemán.Neustadt: Las caras ¿le gustaría que fueran de mujer o de hombre?, ¿jóvenes o maduras?Borges: ¡Por raro que parezca yo diría de mujeres, de mujeres jóvenes! (Y agregó en voz baja: si llego a decir que quisiera ver a un hombre ¿sabe lo que dirían de mí...?)

Domingo 21 de enero de 2007
HABLA EN EXCLUSIVA SOBRE "APUNTES AUTISTAS", SU NUEVO LIBRO Fuguet sin alarmas
Patricio Jara
No es una novela ni un conjunto de relatos; tampoco son ensayos. O quizás todo lo anterior, pero remezclado con la lucidez de la pausa y el sosiego luego de una fuerte exposición pública. Alberto Fuguet prefiere definirlo como libro a secas, con todo lo que el papel aguanta, incluyendo la historia de Carlos, su tío perdido.

PATRICIO JARA
Fuguet lo sabe. Ya no quedan estacionamientos gratis. Ni en las calles ni dentro de la fotografía que ilustra la portada de Apuntes autistas, su nuevo libro. Una imagen tomada por él mismo y que funciona como obertura de ésta, tal vez su obra más personal, escrita en un periodo de mucho movimiento, de mucho viaje y exposición por sus proyectos cinematográficos. Es una foto de vehículos cerrados, quietos. La tomó en el aeropuerto LAX de Los Ángeles, California. Autos estacionados en el sitio donde los aviones levantan el vuelo y se pierden. Fuguet advirtió el detalle tal como ha advertido otros; por ejemplo, decidir que algunas cosas en su carrera como escritor estaban de más. Por eso los estacionamientos no son gratis. Aunque él ya encontró el suyo.
- En vez de andar rajado por la Kennedy - dice; luego se queda un momento en silencio, probablemente recordando- . Me gustó la idea de ese auto solo, arriba, en penumbra. Lo personalicé. Porque también lo veía libre, respirando. Los otros estaban guardados.
Apuntes autistas (Epicentro), será presentado el próximo sábado 27 en la feria del libro de Viña del Mar y, aunque para muchos el contexto lo amerite, no habrá show. Ya no más. Simplemente sabe que puede no hacerlo y pasar, que no es tan necesario. Razones tiene. Aquí van dos:
La primera fue en 1996, para la presentación de Tinta roja, aquella novela que, pensaba, lo llevaría a sacudirse de motes y etiquetas tan incómodas como injustas por sus libros anteriores. Pero bastó una frase de cuatro palabras aparecida en el diario La Época para que todo patinara. "Mala onda con pebre", decía.
- Pensaba que iban a decir "ahora Fuguet es de los nuestros", porque era un libro distinto, pero no resultó. Entonces me liberé y dije: "escriba lo que escriba, ya estoy frito; mejor hago lo que quiero".
La segunda es de mayo de 2002; la portada de la revista Newsweek y él en el centro, solo, anunciado como Latin literature's new look. Esperaba un artículo mediano, en el que apareciera más gente, pero fue al revés. Lo apuntaban como el líder de la pandilla. Alberto recuerda que salió de su oficina y bajó al último nivel del estacionamiento subterráneo a buscar su auto.
- Quería salir, arrancar. Empecé a subir rápido y en una curva giré mucho. Hice tira el espejo y rayé entero todo un lado.

AL COSTADO DEL MUNDO
Hoy es su primera entrevista a propósito de éste, su noveno libro. Y lo aclara de entrada: es un libro; no son cuentos ni crónicas. O tal vez sí, pero revueltos. Apuntes autistas está dividido en cuatro segmentos que reflejan su vocación: viajar, mirar, leer y narrar. Es todo lo que soporta un libro, todo lo que aguanta el papel. Cerca de 50 textos y casi 400 páginas.
- Cada vez me interesa más hacer libros en los que no tengo tan claro de qué se tratan. Ya sé dónde llegué; conozco las aguas en que me muevo. En muchas cosas ya perdí. Nunca voy a tener la plata de Isabel Allende, la fama de García Márquez ni el respeto de no sé quién. Me di cuenta de que no necesito cuatro casas ni tres autos. Puedo ganarme la vida en otras cosas. Tengo cierta cantidad de lectores, hay países donde mis libros han funcionado; así puedo llegar a acuerdos de mutuo respeto y publicar cosas que no son comerciales y tomar riesgos.
Apuntes autistas es ese riesgo. Uno más. Pero Fuguet juega hacia delante y recuerda una frase de su amigo Rodrigo Fresán: "los ricos lloran pero no leen y eso nunca lo vamos a lograr. Los lanzamientos están creados para seducirlos, y el objetivo final es aparecer en la vida social".
Ya le pasó con Cortos, su libro de relatos de portada blanca.
- Debutó en el ranking en el puesto nueve y eso fue todo. Pero es un libro que quiero harto, tuvo buena crítica.
Y le pasó antes con Dos hermanos, la bitácora de la cinta del mismo nombre que escribió y produjo.
- ¡Tuvo más público que la película!
- Muchos han pedido que te definas entre escritor o cineasta. En este libro das varias luces.
- Sí, y quizás la explicación está en la globalidad de estos apuntes. Y no fue premeditado. Surgió como un hallazgo; me di cuenta de que soy un narrador, por eso me encantaría que todos mis libros fueran libros a secas. Éste lo siento muy cercano a Primera parte, el compilado periodístico, pero fue un acto de memoria, como recordando esos raros peinados nuevos. Era salvar los textos de la hoguera. Ahora escribí sin saber qué saldría. No hubo selección, hubo una opción.
- Ya pasaron los diez años de "Mala onda", también de "Tinta roja".
- Y Sobredosis tiene 16.
- La edad de varios personajes que hay dentro.
- Es bonito eso. Aunque ellos van creciendo y apareciendo en otros libros.
- "McOndo" también ya cumplió una década. Muchos piensan que harto de ese prólogo terminó dándoles la razón.
- No quiero entrar en ese tema. Te respondo "puede ser".
- ¿No se va a reeditar? Te lo han pedido.
- Jamás... sobre mi cadáver. No voy a pisar el palito. Y ahora Ignacio Echevarría saca un libro en que aparece una crítica dura. Me da lata. Yo no puedo hacer nada, salvo no meterme de nuevo en eso ni menos dar mi versión de las cosas. Se han quedado pegados en una polémica que no viene al caso. Aunque en algún grado sí tienes razón... ganamos, pero es de muy mal gusto andar demostrando la victoria. Y si perdimos, no nos vamos a automutilar en público. No somos huevones.
Dentro de Apuntes autistas hay un Fuguet más reposado, pero no menos vehemente. Las terminales nerviosas del libro las agrupa un breve texto titulado "Más". En éste echa fuera sus impresiones sobre el rol de escritor, sobre su rol de escritor: "Y una vez que se tradujo tu librito, ¿cómo analizas el triunfo? ¿Contabilizando las ventas o las críticas? Qué sucede si un autor sale en alemán pero es destrozado en Der Spiegel. ¿Importa?".
Y luego complementa en directo:
- Los libros no son sushi, no duran cuatro días. Cada vez que nace alguien, cada vez que alguien aprende a leer, los libros tienen una nueva oportunidad. En una época acepté que los míos llevaran franjas rojas tipo séptima edición, ¿pero qué significa séptima edición? Se confunde harto entre compradores y lectores. Es posible conquistar compradores. Pero sólo una vez.
- Has sido uno de los pocos que ha hablado frontalmente de la mafia amarilla de Anagrama, esa suerte de club de autores exclusivos y libros caros.
- Porque es un escándalo y refleja lo aspiracionales que somos. Si los libros nuestros costaran 24 lucas te apuesto que seríamos más respetados. La otra vez alguien me preguntó si con todo lo que he hueveado a Jorge Herralde, yo publicaría en Anagrama. Para qué. Antes tal vez habría cambiado mi pelo y estaría arrasando en las librerías cool. ¿Y qué pasa si te lee alguien que trabaja en un supermercado o en una farmacia? ¿Eso está mal? Además, digamos la verdad: la diferencia de calidad entre los libros grises y amarillos es abismal.

PERDIDO
Hace años que Fuguet tiene una tarjeta pegada en su tablero. Dice "El libro de Carlos". Carlos es Carlos Fuguet, su tío desaparecido en 1984. Vivía en Baltimore, Maryland y, de pronto, nada. No más. Ni en su trabajo ni en su casa. La historia, o al menos su inicio, está concentrada en "Perdido (Missing)", el último texto del volumen. Comienza así: "Esto es un caso real y los nombres no han sido modificados para proteger a los inocentes porque no hay inocentes. Supongo que todos somos culpables, de una u otra manera".
- ¿No sentiste pudor al contar esta historia familiar?
- El pudor no es escribir sobre cosas personales, sino que otros las lean. Siempre hay gente perdida en mis libros, personajes que vuelven y crecen.
- Pero aquí hay nombres y apellidos.
- Para mí esto no es nuevo; para mi familia, tampoco. Pero debes optar; no puedes andar pidiendo permiso. Además, hace tiempo saben que entre ellos hay un escritor. Y si una familia produce un escritor, algo malo hay ahí.
- Caramba.
- Es verdad, me da risa cuando veo a mamás de escritores jóvenes orgullosas y yo, de puro pesado, me acerco y les digo: "felicitaciones, pero algo hicieron ustedes, algo ocurrió para que les saliera un escritor".
- En "Perdido" dices cosas fuertes sobre tu familia.
- Chuta, vas a hacer que me arrepienta... es muy importante no darse mucha cuenta de lo que uno está escribiendo, si no, no puedes hacerlo. Yo nunca voy a poder dañar más a mi familia de lo que ya la dañé. Pero ahora todo es más positivo, es más sumar que restar. Es mucho peor que tu gente trate de leer entre líneas e intente ver quiénes son. Así funciona, incluso con un libro de cavernícolas. ¿Por qué la mamá cavernícola hace eso? ¿Por qué el hermano cavernícola hace lo otro? La memoria trabaja con puntos de vista más que con mentiras. Es como yo veo las cosas y es mucho más limpio.
- La historia de tu tío se ha extendido a otras historias.
- Y a otros temas, también. Me atrae mucho cómo Estados Unidos se ha construido con la idea de que la inmigración es buena. Eso que si uno emigra va a mejorar y el mundo también, no es tan así. Es probable que termines peor que cuando partiste. Tal vez no económicamente... pero mi tío es víctima de gente que quiso tener un mundo mejor. ¡Y cuántos han muerto porque alguien quiso cambiar el mundo o querer una vida mejor! Hay que tener cuidado con eso.
- "Perdido" es un concepto más allá de este relato.
- Creo que la mayoría de la gente que se pierde, en realidad, huye. En Chile, la palabra perdido lleva una carga negativa. No sólo es desaparecer, sino ser un perdedor. Y ser una perdida es aún más bajo.
Bajo. Como los estacionamientos subterráneos de los que a veces cuesta salir. Fuguet bien lo sabe.
EN INTERNET
Párrafos del libro 'Apuntes Autistas' comentados por su autor en: http://diario.elmercurio.com

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