Saturday, February 27, 2010

El Tercer Reich








Ya es vieja la polémica sobre los inéditos de escritores desaparecidos. No importa la edad a la que murieron ni cuánto tiempo ha pasado desde su muerte; ahí están los casos recientes de Cortázar y Mistral. Pero se acentúa en el caso de Roberto Bolaño, que, además, solía trabajar en muchos proyectos a la vez, que quedaron en distintos grados de avance. Parece indiscutible que concluyó esta novela en 1989 y que no quedó satisfecho. En 2001 declaró: "Mi única novela inédita tenía 400 páginas, pero al llegar a la última me di cuenta de que me había salido una mierda insalvable. Entonces, me juré que nunca más iba a escribir una novela sin tener clarísima la estructura, la forma y el argumento, es decir, sin tener la historia escrita en la cabeza a mi gusto".
El juicio de Bolaño sobre El Tercer Reich es injusto. Se trata de una obra menor, pero también en el sentido en que él lo definió a propósito de Amuleto: "Está escrita en tono menor. Por eso he utilizado la primera persona, ya que las obras mayores de la literatura están escritas en tercera persona". El juicio es indicativo de su manera de relacionarse con su obra y de establecer sus alcances. Sin duda que El Tercer Reich está más cerca de La pista de hielo que de sus obras mayores y tardías; sin duda que el juego entre estructura y lenguaje es menos complejo que en ellas; sin duda que la trama discurre de manera más lineal y convencional. Probablemente eso llevó a Bolaño a repudiar esta novela, pues ya veía historias "escritas en su cabeza", esas historias que luego escribió y que sí son, indiscutiblemente, "obras mayores de la literatura". Pero que sea menor no significa que carezca de interés. Al contrario, la novela fluye bien y relata una historia que pasa de la contención al misterio, que se va abriendo hacia esa sensación de amenaza y riesgo, tan característica de toda su obra, que cuenta una historia muy bien armada y sofocante: el narrador, que registra obsesivamente en su diario lo que le ocurre en sus vacaciones mientras prepara nuevas estrategias para un juego de guerra, ve cómo sus seguridades y certezas se desmoronan una a una, en una espiral que se intuye casi desde el comienzo, pero que no por ello es menos sorpresiva y asfixiante. La precariedad de las convenciones y de la imagen que cada quien tiene de sí mismo es puesta a prueba aquí y en el conjunto de su obra, que por esa vía transmite al lector una poderosa corriente de inquietud y desazón, de desacomodo frente al mundo, donde radica, quizá, lo más perdurable de la escritura de Bolaño.
Roberto Bolaño. Anagrama, Barcelona, 2010. 362 páginas.

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