Saturday, February 27, 2010

El italiano

Es una lectura de la Rusia postsoviética, la "gran madre" que ha dejado a sus hijos en la pobreza y el abandono.

Ascanio Cavallo
Esta película se inicia en alguna gélida ciudad (nunca se dice cuál es) de la región de Murmansk, en el extremo norte de Rusia, donde hay un orfanato cuyos administradores se dedican a la venta de niños a Occidente. Su situación es ligeramente ambigua: acoge y recoge a los muchos niños que sus madres abandonan, pero luego trafica en dólares con ellos.
La gestora de las adopciones es la energética Zhanna Arkadyevna (Mariya Kuznetsova), que circula con su ayudante Grigory (Nikolai Reutov) impartiendo órdenes para asegurar la venta de los niños. El relato comienza cuando Zhanna obtiene la colocación, con una pareja italiana, del niño de 6 años Ivan "Vanya" Solntsev (Kolya Spiridonov).
Antes de los 20 minutos, la visita de una madre arrepentida, que llega demasiado tarde, introduce en Vanya la desesperada ansiedad de ubicar a la suya antes de partir a Italia a un futuro más promisorio.
El orfanato funciona de una manera autogestionada y oscuramente metafórica. El director ordena y manda sobre los niños y la vida diurna; pero en las calderas y en la noche imperan los jóvenes y adolescentes, organizados como pandilla para controlar los robos y las propinas que recogen los infantes. Entre ellos hay muchachas tiernas y prostitutas involuntarias, y jefes violentos y leyes que sólo se pueden imponer en el mundo del delito...
¿Suena familiar? Totalmente: este es el mundo de Dickens, el de Oliver Twist y de las ciudades en la fase temprana de la industrialización, la era del "capitalismo salvaje". Es también el mundo de Chéjov. Sólo que no se trata del siglo 19, sino de los años 2000. Hay algo incómodo en este cruce de épocas, motivos y estéticas.
Pero, al fin, todas las cosas inquietantes que contiene esta película convergen en un solo punto. Porque no es igual hablar de la madre en Rusia que en otros países. Uno de los mitos fundantes de ese país es la "Gran Madre Rusia" (frase incorporada a su actual himno nacional), la patria protectora que cuida a sus hijos. Salvo en un pequeño pasaje del final (en el orfanato original), esta película no da señas de querer construir una metáfora política.
Pero, en ausencia de otras explicaciones acerca de por qué tantas madres abandonan a sus hijos, y por qué las madres se arrepienten, y por qué hay en el relato una especie de tristeza institucional, más que individual, no cabe sino concluir que El italiano es, en efecto, una lectura de la Rusia postsoviética, la "gran madre" que ha dejado a sus hijos en la pobreza y el abandono. Y eso hace que esta película sombría, de aire dickensiano, premiada incomprensiblemente en festivales de cine infantil, sea una obra extraña y sugerente.
Italianetz
Dirección: Andrei Kravchuk. Con: Kolya Spiridonov, Mariya Kuznetsova, Nikolai Reutov, Denis Moiseenko, Olga Shuvalova. 90 minutos.
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Ascanio Cavallo.

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