Monday, August 11, 2008

El ser humano emergente 2

Patricia May

El mundo interconectado, donde el planeta ha vuelto a ser una aldea, donde todo ocurre en todas partes al mismo tiempo, donde lo local es, al mismo tiempo, global, donde el tiempo adquiere una aceleración creciente por la cantidad de procesos que se entrecruzan a cada instante, constituye una realidad radicalmente distinta a aquella en que hemos vivido, e involucra un cambio paradigmático mayor; o sea, una nueva manera de entender, sentir y vivir la vida y, con ello, el surgimiento de nuevas habilidades y potencialidades humanas.

En un mundo en que la interconexión genera tanto flujo de información, donde lo que ocurre en todas partes afecta a todas partes y las variables que afectan a los procesos de cambio son múltiples, ya no basta la mentalidad lineal del oficinista que planifica, anticipa e intenta controlar los escenarios futuros, pues éstos son cada vez más impredecibles; más bien es preciso ser mentalmente sensible, intuitivo a los flujos de ideas, a las tendencias emergentes para actuar y emprender asertivamente en ellas.

Los intuitivos o visionarios que comprenden hacia dónde van las cosas, no por analizar todas las variables, sino que por "ver" el flujo y sus tendencias, son vitales en estos tiempos. Esto requiere del desarrollo de otras áreas del ser, donde ya no basta la inteligencia lineal de causa-efecto, analítica, sino que es preciso tener una visión ampliada, sintética de la vida, que intuitivamente incluya las holovariables que condicionan desde la economía a los procesos sicológicos. En un mundo tan complejo, las cosas dejan de ser linealmente lógicas y se vuelven sincrónicas, y el cerebro comienza a tener la capacidad de procesar varias cosas al mismo tiempo.

El ser humano emergente piensa holísticamente, ve el "todo" en cada parte, lo "uno" en los muchos, lo que une por sobre lo que separa. Su ética es naturalmente ecológica, pues sabe y percibe que lo que hace afecta a todos los seres; por ello es también respetuoso del otro, solidario e inclusivo de la diversidad. Se nutre y recicla con las visiones y realidades múltiples, es amplio, no dogmático, pluralista.

Es curioso, buscador, creativo; en el mundo de la multiplicidad, el pensamiento integrador, que se abre a muchas posibilidades, que no se obsesiona con un solo modo o camino, es vital. Personas abiertas, libres, no sujetas por los miedos a los nuevos estados, desapegadas de las formas que toman las cosas, conectadas con el "sentido" como hilo conductor que une sus múltiples y cambiantes quehaceres, podrán ser faros de claridad en un mundo en constante transformación. Donde la mirada más chata sólo ve caos, comienzos y fines interminables, estos seres verán el "sentido" profundo del movimiento.

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