Tuesday, September 18, 2007

"Death proof", de Tarantino: dos en uno
Christian Ramírez

Desde que los lanzamientos en DVD comenzaron a adelantarse a los estrenos nacionales de ciertas películas, confieso que ya no tengo claro cuál es la regla para escribir sobre ellas: ¿se hace al momento en que el disco llega a las vitrinas de las tiendas o cuando la cinta debuta, a veces con mucho retraso, en las salas? El asunto se complica cuando el filme en cuestión es una suerte de acontecimiento del que hay que dar cuenta. O peor aún: cuando se trata de algo diseñado como un placer culpable. Es en esa categoría que cae Death proof, la última película de Quentin Tarantino, en principio uno más entre su acumulativa lista de entretenimientos irresponsables, donde lo que de verdad importa es la forma y no el fondo. Pero, ¿es tan así?Tengo claro que ya no es ni el tiempo ni el lugar para defender a QT a brazo partido. Eso ya pasó, eso fue hace diez años cuando el cineasta se jugó por sentirse adulto, contar una historia de amor y fracasar en la taquilla (Jackie Brown). Lejano recuerdo, considerando que Death proof se refiere a todo lo contrario. Un grupo de chicas que fiestea de bar en bar se topa con la horma de su zapato: un gastado doble de Hollywood (Kurt Russell) que circula con un auto preparado para filmaciones extremas -un auto "a prueba de muerte"- y cuyo pasatiempo favorito es, obvio, salir a la caza de chicas que fiestean de bar en bar... ¿Se puede ser más tautológico? Claro que sí. En vez de contar la historia una vez, Tarantino lo hace dos veces seguidas, con un set diferente de actrices y una obsesión digna de arqueólogo, o de cinépata: la primera sección está rodada al estilo de las películas de explotación juvenil de los 70 -con los obligatorios cortes de escena, fallas en la continuidad, problemas en la banda sonora, y toda clase de defectos asociados a esta clase de productos clase Z- y la segunda en el limpio y efectivo estilo de las series de acción televisiva de los 80. El efecto es rarísimo, como si el filme contuviera en su interior a su propia secuela. La cosa se vuelve realmente loca si se piensa que en Estados Unidos Death proof se estrenó junto a una suerte de filme gemelo -Planet terror, de Robert Rodríguez- como parte de una fracasada cinta de tres horas llamada Grindhouse, que trataba de revivir la experiencia de los viejos cines de barrio. La película dentro de la película dentro de la película.Al final da lo mismo. Una vez que la ridícula historia se pone en marcha, es evidente que Tarantino -quien, además, ofició de eficiente director de foto- todavía sabe qué poner y no poner delante de la cámara, cómo filmar un diálogo a la perfección y lo que se necesita o sobra en una escena de acción. La tragedia es que ello está al servicio de docenas de manierismos, ripios y malos hábitos que el realizador ha acumulado en varias décadas de cinefilia. Alguien dijo por ahí que el problema es que Tarantino veía muchas películas, pero que no era la belleza ni la perfección lo que le interesaba, pero a su modo, la increíble dinámica de Death proof es bella y perfecta, solo que no hay nada dentro, como en una hermosa pompa de jabón.
EN SÍNTESISLa última cinta de Tarantino demuestra que su don narrativo aún está fresco, pero que el cineasta se niega sistemáticamente a tomarse en serio. Y tal vez sea para mejor."DEATH PROOF"Acción. Estados Unidos, 2007.Dirección de Quentin Tarantino. DVD Zona 1.



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