Monday, August 20, 2007

Guillermo Arriaga: "No me gusta la palabra guionista"
Con motivo de la presentación de su nuevo libro Retorno 201, colección de cuentos que nada tienen de infantiles, el reputado escritor de cine y literatura Guillermo Arriaga nos concede una entrevista en el corazón de Malasaña (Madrid). Asiste a nuestras preguntas, de la misma manera en la que desenvuelve su narrativa: puntual, estratégico, punzante.
Sergio Fernández Pinilla. Fotografía: W. Ringer
—¿Qué le resulta más sencillo desfragmentar, el cine o la literatura?
—Yo creo que lo que es importante es que la estructura que escojas para narrar sea la adecuada para la historia. La memoria no funciona de forma lineal, y el arte tiene que reflejar eso. El cine es un arte nuevo y está empezando a encontrar sus voces narrativas, sus formas de narrar. Por contra, la literatura es un arte viejo, y ha explorado mejor cómo contar historias. Yo procuro llevar ese arte de contar historias de la literatura al cine.
—¿Traspasaría la política de los autores a los guionistas?
—Es tan nuevo el cine que aún no queda claro quién es el autor de una película: se dice que el director, pero eso aún está en debate en varios países. Cuanto más se respete al escritor de cine como autor de la película, mejores escritores de cine van a aparecer.
—Como su última película, sobre la emigración clandestina a EE.UU., su literatura es fronteriza: Rulfo, Cortázar, Bolaño; Hemingway, Faulkner, Carver. ¿En qué tradición se siente más cómodo?
—Roberto Bolaño no es un autor que me haya sido cercano. ¿Lo escabroso dentro de la normalidad? Lo que yo pretendo es explorar las contradicciones de la experiencia humana.
—Y de los escritores españoles, ¿a quién admira más?
—Benjamín Prado y Ray Loriga. Como autor español clásico mi maestro es Pío Baroja.
—Su película con Tommy Lee es parte de una trilogía, ¿nos puede contar algo más sobre este ambicioso proyecto?
—A mí me gusta escribir por trilogías. Empecé una manera de escribir sobre la frontera, primero viene Los tres entierros de Melquíades Estrada, que hablan no sólo de la frontera, sino del desierto. Y ahorita estoy escribiendo la segunda parte de esta trilogía.
—¿Volverá a trabajar con Alejandro (González Iñárritu)?
—No, no creo. Pues ya hicimos tres películas juntos (Amores perros, 21 gramos, y Babel, que ahora se encuentra en fase de rodaje) y también me gustaría conocer a otros directores. No obstante, estoy muy agradecido de la experiencia que significó trabajar con él.
—¿Con qué cineastas de su país siente una mayor afinidad?
—No he podido ver Sangre, de Amat Scalante, pero me parece que lo que hace Reygadas es un cine muy importante. Recomiendo Japón, sobre todo.
—¿Por qué son sus relatos tan poderosos desde el punto de vista visual?
—Yo procuro que la estructura se someta a lo que quiero contar, y me interesa ir condensando cada vez más; total: ser lo más expresivo posible con la menor cantidad de recursos narrativos. Ahorita estoy tratando de llevar los diálogos a la máxima síntesis posible y las escenas a la máxima compresión. Es más, mis nuevos guiones son de media página cada escena, con dos o tres diálogos y ¡vámonos!
—¿Por qué re-escribe tantas veces sus guiones?
—Porque así aprendí a trabajar con las novelas. Es una formación literaria, de la perfección del lenguaje, de la belleza del trabajo literario…
—¿Entonces te consideras más escritor que guionista?
—Absolutamente. No me gusta la palabra guionista, porque los guionistas hacen como guía para, y a mi me gusta crear, como dirían los americanos, plays, dramas, obra, por eso "le llamo" que yo escribo novela para cine.
—¿Cuántos años crees que necesita un escritor/ guionista para llegar a la madurez?
—Depende, Rimbaud era un poeta maduro a los 16 años, ¿no?
—¿Cómo negocia los derechos audiovisuales de sus novelas?
—Yo vendo los derechos para una película. Procuro quedarme el resto de derechos: los literarios, los teatrales, etc. Eso es lo que hago en el guión. Y en la novela la vendo para que se publique, y para que se publique con un límite de tiempo. Y todos los demás derechos me pertenecen. Jamás ha vendido los derechos audiovisuales antes de escribir una novela.
—¿Cómo se plantea el tema de las adaptaciones de la literatura al cine?
—La única forma en la que acepto colaborar en la escritura de un guión es en la adaptación de una novela mía.
—Cuéntenos algo sobre la película que está produciendo. Y sobre su ansiado debut en la realización cinematográfica.
—Estoy produciendo El búfalo de la noche, luego tengo que escribir un par de guiones, y terminado ese par de guiones empezaré la escritura del guión que quiero dirigir.
—¿De quién son los guiones?
—Es un secreto.
—En defensa propia parece un episodio de una película de Tarantino...
—Tarantino no es una influencia para mí. Este es un cuento en parte autobiográfico, yo soy cazador, y escuché a alguien merodeando por la cocina, entonces cargué mi Winchester con una bala expansiva y sorprendí al ladrón. Coloqué el cañón del rifle sobre su cabeza. No disparé, pero la historia estuvo a punto de suceder en la vida real.
—¿Cuándo fue escrita Nueva Orleans?, ¿adaptaría para el cine esta tragedia?
—Fíjate, es algo sorprendente: este cuento lo han estado dejando leer en las Universidades americanas como muestra de lo que pasó allí, y fue escrito en el 83.
“En este mundo no hay Dios. Aquí las cosas, los hombres, los animales se mueven solos. Este caos es lo que llamamos vida… una pérdida de tiempo.” (fragmento).
En defensa propia y Nueva Orleáns forman parte de Retorno 201, publicada en España por la Editorial Páginas de Espuma.
Entrevista publicada en el número 4 de KANE 3.es (enero 2006)

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