Monday, August 20, 2007

ENTREVISTA. Raúl Ruiz y sus imágenes del "Chile permanente": "En Chile, la elegancia es monopolio de los pobres"

"Yo de aquí no me fui tan joven, sino que a los 32 años. Hay toda una parte de mí, una percepción del mundo, que quedó ahí, congelada".Foto:Mauricio Palma
"Cuentos criollos: la recta provincia", un relato campesino no lineal, estructurado en cuatro capítulos.A juicio de su director, Raúl Ruiz, "insistir en ser chileno es como insistir en estar resfriado, pero aún así es un país que existe e insiste".

POR OCTAVIO CRESPO

Después de acosarlo durante dos horas tratando de saber cuál es el imaginario a partir del que reconstruye nuestro país en sus producciones, Raúl Ruiz le pregunta al periodista si tiene carnet de identidad. "No tengo, me lo robaron el fin de semana", responde éste, sin saber adónde va la pregunta. "Yo también lo perdí", asegura, para luego agregar: "y si le preguntas al resto de la gente de este café, te apuesto que la mitad de la gente tampoco lo tiene. Así es nuestra identidad nacional".Así es Raúl Ruiz: aunque haya creado múltiples teorías sobre el cine, sus referencias, finalmente son imágenes y paradojas que describen realidades complejas e inasibles. Traté de entender, de sus palabras, cuál es su mirada de nuestra identidad.

-¿De dónde viene su interés por recuperar las imágenes de Chile?

"Lo que pasa es que una parte de mis intereses cinematográficos no pueden entrar en Francia: todo lo que tiene que ver con la cultura popular. Basándome en la cultura popular, he hecho cosas en Portugal, Taiwán, Italia y hasta en Marruecos y Túnez, pero en Francia, que es donde hago la mayor parte de mis películas, no se puede. Piensa que yo de aquí no me fui tan joven, sino que a los 32 años, por lo tanto hay toda una parte de mí, una percepción del mundo, que quedó ahí, congelada, o como dirían los masones, que quedó en sueño y ahora la puedo despertar y rescatar".

-Las historias que usted rescata no son actuales, sino que fábulas más bien ancestrales, ¿por qué?"No más ancestrales que yo mismo. Es cine actual: la inactualidad es una forma de actualidad también. Es una forma de tratar el Chile permanente".Un misterio y una paradoja-¿Hay un Chile permanente?"Fíjese que sí".

-¿Y como es?"Está lleno de, usando la expresión nacional, chuecuras, de vueltas, de cosas con las que no pasó nada. El Chile permanente está sobre todo en folclore y en las historias que uno leyó en el colegio y que son distintas a las que existen en otros países. Este país existe y, más bien, insiste".
-¿En qué insiste?
"Insistir en ser chileno es como insistir en estar resfriado, pero aún así es un país que existe e insiste".
-¿De dónde vienen las imágenes a las que apela al momento de retratar Chile?
"Recuerdos de infancia y, detrás de todo eso, un misterio y una paradoja: por qué, mientras más pobre, más elegante. Uno va a hablar con los huasos y es como estar en Versalles, subes de nivel social y te encuentras, en el mejor de los casos, con The Clinic, es decir, el caballero arrotado, que es una actitud voluntaria. Ese es un misterio: que la elegancia, un concepto burgués, sea monopolio de los pobres es una realidad extraña. Hablo de los pobres rurales, no los de Santiago por supuesto. La pobreza urbana nunca ha sido muy elegante, salvo en México y, tal vez, en Nueva York, pero esa es una elegancia sanguinaria. Por ejemplo, el campesino en Chile usa la palabra gruesa, el garabato, solamente cuando está enojado y no por principio, lo que es una cosa extraña, que no ocurre en muchas partes del mundo".

-¿Cómo define la elegancia?
"Prudencia y modestia frente a la vida. Es un poco como lo que propone Lope de Vega en "El villano en su rincón". En esa obra el rey quiere ir a darle la mano al villano, o sea, de alguna manera, al huaso, y éste le dice "usted allá y yo acá".El límite del retorcimiento-Usted estaba filmando, al interior de Rancagua, una película hablada en francés y que podría haber sido filmada en muchos otros países. ¿Por qué hacerlo en Chile?
"Primero, porque en Chile los presupuestos alcanzaban, lo que es una muy buena razón. En segundo lugar, aunque el proyecto original no era así, porque ya estando acá, la nacionalicé. De repente se transformó en una película que pasa en Chile. Es una película que gira en torno a los amores de ultratumba: amar a una mujer muerta o que una muerta se enamore de un hombre es un tema que existe en las leyendas del norte de Chile, y en casi todas partes del mundo, por lo demás".
-¿Por qué esa transformación de hacerla suceder en Chile?"Porque, ya que estábamos acá, había que aprovechar. Yo, siendo exiliado, soy sensible a las experiencias de otros exiliados, entonces tomé los recuerdos de exiliados europeos que llegaban a nuestro país, pero que internamente seguían viviendo en Europa y se encerraban hablando el idioma de su país de origen, negándose a aprender a hablar castellano. En este caso, utilicé austriacos que insisten en hablar francés, porque en la corte del imperio austrohúngaro se hablaba francés. Esa retorsión tiene que ver con que los franceses que llegaron acá se pusieron a hablar castellano inmediatamente; en cambio, es mucho más plausible que los austriacos estuvieran más decididos a conservar el idioma de su corte".
-¿Cuál es el límite de retorcimiento que soporta una historia?"El de un grupo de austriacos que insisten en hablar francés pese a estar en América. Ahora, la realidad no es muy distinta. Piensa en el retorcimiento de los alemanes del sur que, cerca de diez generaciones después de haber llegado a Chile, siguen hablando alemán. Y que incluso ya se les olvidó el alemán y hablan un alemán inventado, pero se siguen negando a hablar castellano".Un país apurón

-¿Cuáles son sus imágenes totalizantes de Chile?"Tengo bastantes, hago muchas listas de imágenes. La que más me llama la atención últimamente es un hombre de rodillas, comiéndose un hot-dog y mirando un pozo. Es inexplicable, pero es justamente esa manera de ser inexplicable la que hace hablar a la imagen, la hace decir algo de Chile. Esa es una de muchas. Varias de ellas las usé cuando hice "Cofralander", que es la película que más tiene que ver con las teorías del cine que he inventado, porque, en general, invento teorías del cine que nunca he aplicado, ya sea por falta de tiempo, dinero o apoyo de los productores".
-Me dijo que en Chile la gente suele equivocarse: ¿cuánto se equivoca la gente en Chile?"No sé, hacer un catastro sería muy largo, pero hablando como chileno, te diría que Chile es un país apurón y, para usar terminología de mi tiempo, se apuran tanto que, en el mejor de los casos, se les corta la leche, y la mayor parte de las veces, se avinagra. En general, el mayor problema es que la opinión precede a la idea: primero se opina y, después, a veces, se piensa".El espectador soberano
-En su trabajo, la estructura narrativa convencional pasa a segundo plano...
"Ese es un aspecto, entre otros. Eso no quiere decir que la estructura narrativa no sea importante, pero sí creo que el rol de la estructura narrativa es dejar ver la imagen, porque la emoción pasa por las imágenes y no por lo que un personaje le hace al otro".
-¿Cuando idea sus películas, piensa en los espectadores que las van a ver?
"Yo soy partidario de las películas con cero espectador, lo que no significa que no las vea nadie, sino que no las vean en tanto espectadores. El espectador es la opinión de los otros, es alguien que ve y opina según su relación con los otros: se trata de llorar, reírse y emocionarse por las mismas cosas y en el mismo momento. Un espectador soberano, en cambio, ve su propia película".-Sus películas han recuperado a ciertos autores literarios,¿cómo los escoge?
"En general no es una sola novela, son varias, que se mezclan en torno a un tema prioritario y muchas veces no son novelas, son poemas. 'Las rimas del viejo marinero' de Coleridge, por ejemplo, se transformaron en 'Las tres coronas del marinero'. Lo que me interesa son los procedimientos que están en los textos y que no están en el cine. Proust, como varios otros de los escritores que he recogido, es más un inventor de procedimientos cinematográficos que de recursos literarios: inventó el zoom y el fundido encadenado. Incluso es más fácil hacerlo en cine que escribirlo: unos minutos de fundido encadenado pueden ser sesenta páginas de Proust. Ese es un aspecto, porque también es cierto que a este último lo he usado como coartada para hacer lo que no me dejan hacer si no le pongo la palabra Proust debajo. En producciones cinematográficas, Francia es un país más rígido de lo que se cree, entonces hay que buscar una salida, porque si no, se cierran las comisiones, los infinitos Fondart europeos".
-Usted está postulando, por primera vez, a un fondo audiovisual en Chile, el del CNTV, para financiar parte de la continuación de 'La recta provincia', la serie que se estrena mañana en TVN. ¿Por qué no lo había hecho antes?
"Porque me daba vergüenza. Una cosa que ha ido desapareciendo es la separación entre los de adentro y los de afuera. Después de la dictadura, tal como pasó en Portugal y Grecia, había una sensación de que Chile era para los que estaban en el país, pero ya han pasado 17 años y eso ha cambiado, además de que hay más fondos. También tiene que ver con que, antes, otros cineastas me decían que por favor no postulara a fondos acá porque podía conseguir fondos europeos a los que ellos no tenían acceso".Ruiz y Sarmiento: memorias del exilioAl hablar sobre sus obras, Raúl Ruiz y su esposa, la cineasta Valeria Sarmiento, inevitablemente se refieren al exilio. Pese a lo dramático de la experiencia, ven en su ostracismo una vivencia central para su poderosa creatividad. Aquí, en conjunto, recuerdan sus primeros años en París y cómo fueron marginados por la colonia de exiliados chilenos debido a la película "Diálogos del exiliados". A modo de extra, niegan que el pensamiento dependa del lenguaje.-Muchos exiliados chilenos en Francia recuerdan que hacían muchas relaciones entre chilenos y que no se vinculaban mucho con los franceses.S: Nosotros no, porque cuando Raúl hizo "Diálogos de exiliados", hubo mucha polémica en la izquierda chilena, porque consideraban que era una película que no la vanagloriaba como correspondía y nos marginaron de los espacios de reunión de chilenos. Fueron los franceses los que nos abrieron las puertas.R: Quizás marginar es mucho decir.S: Es mucho decir, pero, más o menos, ya no podíamos pertenecer a esa cotidianidad, porque Raúl había hecho "Diálogos de exiliados". Nos miraban harto feo, y la prueba es que recién ahora la están viendo.-Y cuando filmó "Diálogo de exiliados", ¿no pensó en las consecuencias?R: La verdad es que las repercusiones no fueron muchas, pero sí fueron tenaces.S: Años después nos decían: "¡qué maravilla esa película!, ¡qué valentía haberla hecho!", pero en el momento fueron muchos "¿cómo hicieron esa película? Camarada, usted no debería".R: Pero, por otro lado, también fue bueno. Si no, yo todavía no sabría hablar francés.S: Nos obligó a entrar mucho más rápido en el medio francés. Al año ya nos las teníamos que arreglar y a los dos años nos manejábamos sin ningún problema.R: A los cuatro o cinco años, yo empecé a escribir guiones en francés, y hoy los escribo primero en francés y después los paso al castellano.-¿Piensa en francés?R: No, eso no existe. Uno no piensa en ningún idioma.-¿Cómo piensa si no lo hace en palabras?R: En imágenes, en cadenas de ideogramas. Estoy citando a un gran matemático, Stanislav Ulam, que propone que el pensamiento creador, y yo agrego que todo pensamiento es creador, son cadenas de ideogramas que atraviesan el lenguaje y lo usan como aeropuerto. La idea aterriza en el idioma, encuentra una expresión en las palabras y vuelve a salir volando. Esa manera de pensar permite ver la película o la obra completa. Es como Arrau decía: "antes de que pegue la última nota de una sonata con la primera, yo no empiezo a tocar". Es lo mismo que cuando uno recuerda una película que le gustó: no recuerda la historia, sino que cuatro o cinco imágenes, a veces una, que se unen en una sola imagen totalizante. No se usa el lenguaje para pensar, aunque en Chile se enseña lo contrario, pero en Chile la gente se suele equivocar.Verdejo, Caiozzi, Scorsese y las películas "cocainómanas"-Me gustaría saber cuáles le parecen los mejores retratos cinematográficos de Chile..."A mí me gustan las películas de Liguoro, que es un cineasta de la época de Chile Films. Es italiano y probablemente eso haya ayudado. La que más recuerdo es 'Verdejo gasta un millón', pero todas sus películas son muy criollas y satíricas. Además venía cargado del humanismo italiano, esa incapacidad que tienen los italianos para odiar a la gente, entonces, aunque toca los aspectos más horrendos de Chile, los toma con gran cariño. Y eso que Chile es un país imbunchico. Las palabras imbunches y guachacas condenan al chileno a ser expresionista: se privilegia la tensión y el horror, mezclados con la risa, la ironía y la carcajada pueril. También me gustan los trabajos de Sergio Bravo, porque él miraba de verdad. De los más conocidos, me gustan los retratos de Chile que hace Caiozzi, aunque las veía todas con la firme convicción de que no me iban a gustar, pero siempre me gustaban. Probablemente tiene que ver con que él también es italiano".-¿Cuál de las de Caiozzi prefiere?"No sé cuál prefiero, porque cambio constantemente de preferencias, pero creo que la que más me gusta no la he visto: me la contaron. Es 'Cachimba', que me la contaron y ya me gustó. Me imagino que vista tiene que ser mejor".-Pero ese puede haber sido sólo un buen relato."No creo, porque Caiozzi filma bien. También puede tener que ver con que me estoy poniendo viejo y me gusta ver películas de viejos: la nefasta influencia de Scorsese, en el mundo, no sólo en Chile, hace que las películas actuales sean muy cocainómanas. Si él consume cocaína, no es mi problema; pero cuando está en las películas, sí lo es: lo encuentro muy tenso, con un montaje siempre muy acelerado".-Pero el montaje acelerado hoy día es..."La regla y ha sido impuesta por la publicidad, en donde siempre están apurados, pero no es agradable, aunque hoy día parece que la palabra agradable está prohibida en los valores del cine".-¿Por qué?"Porque se supone que el cine tiene que ser visceral y repulsivo. André Breton decía eso: 'La belleza será convulsiva o no será', en el sentido de que la expresión excluye la contemplación. A mí, que juego a los bandidos, eso no me complica, pero los bandidos a veces se comen un hot-dog y se quedan mirando al techo, que es una parte que falla en muchas de las películas actuales: son tan convulsivas, que terminan siendo aburridas como la tos convulsiva. Hoy dirían que Antonioni en 'El eclipse', pierde quince minutos, tal vez más, mostrando una escena que pasa en la bolsa de comercio y que no tiene, entre comillas, mucho que ver con la historia que está contando, pero es mucho más fácil ver la aberración del sistema económico que estamos viviendo en esos quince minutos que leyendo muchos libros de Marx o Weber. Ése es un hecho. El apuro no engendra velocidad".

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