Thursday, November 19, 2009

Bastardos sin gloria

Ha dicho Tarantino a propósito de Bastardos sin gloria: "Escribí una película de guerra y una carta de amor al cine". De lo segundo no cabe duda: esta es una película infestada de cine, atiborrada de referencias a otras películas, inflamada de reflexividad post-moderna. Lo primero es más oscuro: es una cinta de guerra, sí, pero de una guerra, ahistórica, puramente imaginaria, de cómic, como un Asterix de la ocupación de Francia por los nazis.
El punto de partida es el mismo que el de docenas de películas sobre la Segunda Guerra Mundial, desde Los cañones de Navarone hasta Operación Crossbow, desde El botín de los valientes hasta Siete bastardos sin gloria (Quel maledetto treno blindato, 1978, una de cuyas versiones se llamó en EE.UU. The inglourious bastards y cuyo director, Enzo G. Castellari, aparece aquí), pero sobre todo el de Doce del patíbulo: un grupo de soldados debe cumplir una misión suicida detrás de las líneas enemigas.
El de Tarantino está bajo el mando del teniente Aldo Raines (Brad Pitt) y lo integran soldados judío-norteamericanos que deben sembrar el terror en la Francia ocupada, asesinando nazis con métodos brutales y despojándolos del cuero cabelludo, a la usanza apache.
El relato está organizado en cinco capítulos, pero esta división es más estilística que narrativa: define mucho menos la evolución del relato que el "look" que Tarantino quiere dar a cada uno de sus segmentos. El primero, por ejemplo, es una larga conversación entre el nazi más sádico, el coronel Hans Landa (Christoph Waltz) y un campesino francés (Denis Menochet) al que se va a asesinar, una introducción que hace pensar en un drama fuerte y reconcentrado, donde se pondrán en movimiento las fuerzas desesperadas de la muerte y la supervivencia.
Pero el segundo capítulo salta a una secuencia de humor sangriento, donde las bárbaras ejecuciones de unos prisioneros nazis acompañan a la presentación de los "Bastardos". El tercero ensaya un tono de historia romántica del realismo francés, y así por delante, mientras la trama gira hacia el esfuerzo de los "Bastardos" por tender una trampa a los jerarcas nazis durante... el estreno de una película.
El cine quema, el cine inflama, el cine mata: OK, todas estas gruesas metáforas están ahí, como expresión de la "carta de amor". Pero esta es una carta rara. Las primeras películas de Tarantino citaban, de forma más delicada, a los grandes maestros del cine norteamericano. Desde Kill Bill en adelante, sus citas remiten mayormente a la producción más descaradamente mercachifle del cine mundial, como si quisiera encontrar en el basural de la historia fílmica el alimento de una megalomanía ejecutada con todos los recursos, el talento y la astucia que esas películas no tuvieron.
Quizás por esto es que Bastardos sin gloria resuena en la pura superficie, mientras por debajo de ella se oye el eco inmenso del vacío.
Inglourious Basterds
Dirección: Quentin Tarantino. Con: Brad Pitt, Mélanie Laurent, Christoph Waltz, Eli Roth, Til Schweiger. duración: 153 minutos.

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