Monday, November 09, 2009

Artículo
Jueves 05 de Noviembre de 2009
Una temporada en Elisaland


Pablo Illanes
Siempre he pensado que la única responsabilidad de un guionista es contar historias desde el estómago. Cuentos viscerales, sin concesiones y que ojalá permitan iluminar ciertas zonas oscuras de nuestro entorno. No nos pagan por hacer reír o llorar, tampoco se nos contrata para teñir de azul los cielos grises que ven los espectadores. Ni siquiera recibimos un sueldo por hacerlos felices por 33 minutos diarios. Nuestro salario es simplemente por vomitar lo que siempre quisimos y nunca nos dejaron. Ahí está la gracia de este oficio, en correr los riesgos que sean necesarios y articular ese cuento que nunca te han contado. Eso no asegura el éxito, pero sí al menos una buena historia, lo que no es poco.
Junto a Nona Fernández, Hugo Morales y Josefina Fernández tuvimos ese privilegio, el de armar un relato alambicado, a ratos brutal en sus extremos sicológicos, pero jamás gratuito a la hora de describir lo que vemos. Nada de lo que escribimos está sólo en nuestras cabezas. Personajes, historia y hasta las vueltas de tuerca tienen un referente en la realidad. En este Chile del 1 de enero del 2010 (que es el que vivieron los Domínguez en el último capítulo de ¿Dónde está Elisa?) existe de verdad gente maltratada por la tragedia, magnates prepotentes y retrógrados, esposas idiotizadas por la idea de familia, gays mitómanos, madres pastilleras, adolescentes monstruosos, niñas que se cortan y ejecutivas adictas al Johnnie Walker. Como diría Sonita, la nana de los Domínguez y único ser confiable de la teleserie, "De todo hay en la viña del Señor".
Todos ellos convivían plácidamente -según un orden establecido de manera consuetudinaria- hasta que un hecho inusual alteró para siempre la calma del grupo: un tío y su sobrina se enamoraron. Elisa tuvo que pagar con su vida el precio de alterar el orden. Lo que sucedió después ya todos lo sabemos y es parte de nuestras conciencias, las mismas que durante tantos años han sobrevivido apenas con el recuerdo de los muertos y los desaparecidos, pero los muertos y desaparecidos de verdad. Esos que nunca fueron héroes ni villanos de ninguna teleserie.

Blog Archive