Saturday, January 31, 2009

El valor de los otros Por Francisco Mouat

Da lo mismo si Kapuscinski escribió novelas de no ficción, crónicas, libros de memorias o simplemente "textos", como le gustaba llamar a sus escritos. Lo de Kapuscinski fue un ejercicio literario sobresaliente y también un testimonio de humanidad. No siempre ambas cosas van de la mano. Sus textos cuentan y conmueven, no sé qué más pueda pedírsele a un autor. Quien quiera entender un poco mejor al siglo que pasó y a sus habitantes más desvalidos, que lea a Kapuscinski. Quien quiera entender los bemoles del poder, que pase por las historias que narra en sus libros.

Reportero en África, Asia, Europa del Este y América Latina, fue capaz de convertir el trabajo de un periodista inquieto y curioso en literatura pura y dura. Los personajes de su obra son aquellos seres humanos que padecen el poder y con los cuales se encontró a lo largo de su vida en distintas latitudes: los hondureños y salvadoreños que vivieron la guerra del fútbol en 1969, los chilenos barrocos que arrendaban departamentos amoblados repletos de chucherías absurdas a sus ojos, los africanos que lucharon por liberarse de las colonias y de todas formas no fueron libres. Ellos, los otros, los mineros de Siberia o los vecinos polacos que sufrieron como él hambre y frío en la Segunda Guerra Mundial, terminaron siendo la razón de ser de su oficio, y tratar de acercarse a sus vidas, el último objetivo de sus afanes. Kapuscinski es la antítesis del narrador ombliguista. Los otros, los de más allá, gracias a sus libros se acercan a nosotros, sus lectores, para concluir junto a sus textos que no sabemos nada o apenas un atisbo de lo que le ocurre al hombre: "Hoy el mundo es inmenso e infinito, se ensancha día a día y pasará un camello por el ojo de una aguja antes que nosotros podamos conocer, sentir y comprender todo aquello que configura nuestra existencia, la existencia de varios miles de millones de personas".

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