Friday, January 23, 2009

El curioso caso de Brad Pitt

El cuento de Fitzgerald, en realidad, fue inspirado por una observación de Mark Twain al que le parecía una pena que la mejor parte de la vida pasara al comienzo, cuando no se sabe apreciarla, y que al final, cuando llega la sabiduría, tenga que ir acompañada por el deterioro físico. Y dice Pitt que esa paradoja lo atrajo al proyecto.

El resto de la historia, muy poética por cierto, lo hace atravesar un par de guerras y navegar por el mundo, aunque sólo sea su cabeza la que asome en las escenas. Por una tecnología que mezcla efectos de computación y fotografía, su cara avejentada fue imprimiéndose en las cabezas de actores niños y adolescentes. "Fincher se las ingenió para tomar algo que parecía potencialmente imposible y convertirlo en algo fantástico", elogia Blanchett.

En cuanto a Brad, que carga sobre sí el estigma de ser considerado uno de los hombres más sexies del mundo, trata de llevar con hidalguía un corte de pelo y unos bigotes que todo el mundo le critica pero que debe preservar porque forman parte de un personaje que está filmando en Alemania bajo las órdenes de Quentin Tarantino. Nada lo deformará más que los efectos especiales en esta película. "Mis hijos venían todo el tiempo al set y me veían disfrazado de viejo, pero nunca se asombraron. Para ellos yo seguía siendo papá", comenta. Y debe reconocer que Shiloh, la beba rubia y angelical que tuvo con Angelina, forma parte de la película como se rumoreaba. "Es una escena en la que reemplazó a una beba a la que le agarró un cólico", explica con cierta resistencia a exponer a su familia.

Y aunque se fueron de la fiesta de los Globos de Oro con las manos vacías cuando ambos estaban nominados para mejor actor y actriz (él por "Benjamin..." y ella por "Changeling"), Brad y Angelina tendrán otra posibilidad el 8 de febrero cuando se entreguen los prestigiosos premios británicos BAFTA, donde ambos mantienen las mismas nominaciones. Y, con un poco de suerte, quizás tengan otra chance más el 22 de febrero durante la entrega del Oscar. Pero todo eso parece banal cuando Brad se encuentra inmerso en inquietudes existenciales. "La película te hace pensar en que la gente se va y te deja, en que eso es inevitable. Y que a veces es necesario perder cosas para valorarlas. El film explora esa idea de que nosotros somos responsables de nuestras vidas y que no hay nadie más a quien culpar", filosofa el actor de moda, casi arquitecto, súper papá.

Wikén

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