Monday, November 17, 2008

Qué leer para Revista El Sábado

Jorge Baradit, autor de una novela de ciencia ficción, Ygdrasil, que ha tenido una buena recepción crítica en Chile y en otros países, insiste en el cultivo de un género que no ha sido mayormente desarrollado por estos lares, salvo excepciones notables como Hugo Correa. En este caso, la propuesta de Baradit es un caso ejemplar de distopía o ucronía, como prefiere decir el autor. Ucronía arriesgada y hasta temeraria, puesto que contradice no sólo lo que efectivamente ocurrió en Chile en 1973, sino también todo el horizonte sobre el que se definen las simpatías y oposiciones a lo largo de las últimas décadas. En efecto, comenzar una novela sobre la base de que el golpe de Estado fracasó, que la Unidad Popular siguió gobernando y que Pinochet fue el salvador de la democracia, puede provocar la inmediata repulsa, o al menos el estupor, de quienes vivieron esa etapa de nuestra historia.

El comienzo es, sin duda, lo más atractivo: el Chile de 1978, en la novela de Baradit, sigue gobernado por Allende, pero además ?y aquí ingresa el componente genérico de la novela? ha desarrollado con éxito un sistema cibernético que conecta a todo el país y permite la circulación de información instantánea entre los usuarios, llamado Synco (iniciativa que, según el autor, efectivamente existió). Pero, puesto que la red comenzó a instalarse antes del auge de la miniaturización de los componentes, el ?digamos? GPS de los taxis ocupa todo el maletero; en las casas, una maraña de cables y antenas delata la existencia de los terminales Synco; en una pieza de hotel, un clóset completo está dedicado al artefacto y se alimenta con tarjetas perforadas. De ahí en adelante, sin embargo, la novela toma un derrotero que, por una parte, es sorprendente: las aguas son bastante agitadas bajo la superficie y el retorno de la protagonista, Martina Aguablanca, desde Venezuela, se torna cada vez menos plácido. Y, por otra, es previsible: más que indagar en las implicancias políticas y sociales de la continuación del gobierno de la Unidad Popular, la novela rápidamente se enfila hacia los contenidos propios de la ciencia ficción. Y, si la premisa inicial es muy interesante, la aparición de elementos cada vez más fantásticos en torno a Synco ?tales como los "psíquicos enterrados en cápsulas de loza" que "forman un arco de acupuntura sobre Santiago", o los 800 niños rompecódigos que protegen la seguridad del sistema? la convierte en un producto más convencional y genérico, aunque la afirmación suene contradictoria a la luz de los prodigios tecnológicos que provee la fecunda ?y hasta delirante? imaginación del autor. En esos términos, en tanto novela de aventuras, thriller tecnológico, fábula ucrónica que da una insólita vuelta de tuerca en su desenlace, el libro funciona, y funciona bien; pero no hay que pedirle más.

Ediciones B, Santiago, 2008. 304 páginas.

El colombre

Dino Buzzati

Clásico

El acantilado, Barcelona, 2008. 380 páginas.

Continúa la recuperación de la obra de Buzzati, un escritor que la historia había dejado injustamente en penumbras, de parte de las editoriales El acantilado y Gadir. Maestro del relato breve y autor de al menos una novela de renombre, El desierto de los tártaros, invita aquí a una sucesión de historias que adelantan o multiplican las obsesiones de nuestro tiempo: la espera (inútil), la irrupción del azar, el desencadenamiento del caos.

Decir casi lo mismo

Umberto Eco

Ensayo

Lumen, Barcelona, 2008. 542 páginas.

La traducción, en especial cuando se trata de la literatura, ha sido un motivo de discusión desde antiguo y dio para acuñar un dicho en italiano que se cita, siempre, en el idioma original: traduttore, traditore. Eco, conforme a su antiguo postulado de que todas las lecturas de un texto son válidas, prefiere indagar en los problemas concretos que implica el paso de una lengua a otra, en un interesante y contundente libro.

Escipión Munizaga Suárez

Gustavo Munizaga Vigil, editor

Arquitectura

Ediciones Universidad Diego Portales, Santiago, 2008. 182 páginas.

Escipión Munizaga (1096-2002) fue uno de los arquitectos importantes a la hora de considerar la fisonomía de la ciudad de Santiago antes de la irrupción de la estética Sanhattan. La calle Orrego Luco, el Hotel Carrera, la actual sede del Ministerio de Bienes Nacionales y muchas otras obras conforman un patrimonio histórico que sus hijos y nietos rescatan en este libro-homenaje, que incluye la biografía y la obra del destacado arquitecto.

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