Wednesday, July 02, 2008

Reflexiones de funeral

Por mi pega fui a un funeral de un empresario de la ciudad. Que inconsecuente son lo que señalan los sacerdotes en los funerales. Escuchaba impresionado mientras todos se persignaban: “Nosotros amamos lo absurdo”.(No puede decir eso. Te puedes reír de lo absurdo, te puede hacer mal, te puede doler lo absurdo, te puede dar pena, pero ¿amarlo?. Parece que el sacerdote reconoce nuestra condición y nuestra suerte y lo que piensa no es para nada un coherente proyecto de amor)
“No entendemos ni podemos explicarlo, pero confiamos” (Tener fe es entregarse a la ignorancia, decía Nietzsche).“Somos frágiles antes Dios y nos reconocemos pecadores” (No se supone que para los católicos, Dios quiere que seamos fuertes y siempre nos perdona)
“Ese monstruo terrible que es la muerte”. (¿¡Qué!?. No se supone que para los católicos después viene lo mejor).
Yo de pronto imaginaba a George Carlin o Roberto Bolaño, mirando todo desde arriba de la iglesia. Sentados uno al frente al otro y riendo.
También imaginé, de puro aburrido, a Jesús sobre el altar. Al verdadero Jesús. No al que estaba crucificado en esa iglesia. Hablo del palestino de hace 2 mil años. Meditando y observando como con pena a todos los feligreses TAN católicos. Una persona en el sepelio al interior de la iglesia, esto fue lo más tragicómico de todo, se tiro un peo. Así de simple. No es que se haya oído, sino que de pronto salió el maldito olor.¿Qué haces ahí? ¿Qué mierda haces ahí? ¿Cómo reaccionas ante esa maldita situación? Se supone que la hueá es un funeral. Qué terrible, qué notable y qué chistoso. Ahí están los católicos, mostrando sus mejores ropas y tirándose peos en los funerales.

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