Monday, July 14, 2008

Little Children

No había tenido la oportunidad de verla, pero la vi. "Little Children" me golpeó con su fuerza, su sutileza, sus detalles, su inteligencia. Todd Field pasó a sentarse
en una buena ubicación en el panteón de los grandes. El notable Daniel Villalobos había señalado que la narración en off era muy buena. Yo digo que es perfecta. Para mí es John Cheever quien habla. Me gustaría pensar que él me está contando la historia.Qué buena película. Sólo había oído buenos comentarios, pero las expectativas altas que tenía todavía eran bajas. Uno se reconcilia con el cine con este tipo de películas. Una fábula moderna narrada por John Cheever. Vivir y morir en los suburbios. El cine de Todd Field disecciona el microcosmos de la clase media norteamericana como haría un forense de “C. S. I.” con un cadáver: fría, conzienzuda, metódicamente. Como ya ocurriera en la magnífica "En la habitación", Field vuelve a huir en su nueva cinta de la sentimentalidad o los remarcados; es consciente de que, en la vida cotidiana de las familias arremolinadas en una urbanización o en una pequeña localidad, las corrientes telúricas que las recorren apenas salen a la superficie, y que las mayores frustraciones, los anhelos o las ansias viven en las esquinas, a la sombra, y raramente se manifiestan: los vecinos, cuando se cruzan, siempre se sonríen; las parejas hablan de trivialidades a la hora del desayuno, y los niños se conocen y juegan entre sí, quizás no tan ajenos a lo que les rodea como podría parecer. El infierno bajo eso todo tan bonito. Adultos que son niños. Cuarentones que en realidad son "Little Children". La película termina y uno dice si, todavía quedan películas inteligentes dirigidas a personas con cerebro. Todavía quedan películas que no juzgan a sus personajes. Todavía quedan películas con corazón. Todavía hay mucha gente idiota en este mundo.

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