Tuesday, October 24, 2006

Tal vez de los artistas... (de los de verdad, claro)

Leo la encuesta que acaba de salir sobre el orgullo de ser chileno. Y me da risa. Veo todo este tipo de estudios con inconformismo y lejanía. Con incredulidad y resistencia. Mi reportaje de título fue sobre qué significaba ser antofagastino. La identidad en una ciudad con una población flotante que a veces causa hasta risa. Da la impresión que todos son de afuera. Que no hay antofagastinos.
¿Soy orgulloso de ser chileno?....no sé... no sabría decir de qué estoy orgulloso. Si eso significa ser chauvinista, no lo soy. Para nada, de hecho.

Tal vez nuestra identidad es negar nuestra verdadera identidad. Aparentar lo que no somos. Quizás si fuéramos más pobres no estaríamos tan orgullosos de Chile. Cada vez queremos ser más gringos, pero no definimos a que parte de EE.UU queremos ser. Nueva York no es igual a Miami, y te aseguro que Washington no es igual a Nebraska o Missisippi o N. Orleans. Esa es una situación. Ahora habrá que preguntarse si eso es bueno o malo.

Nuestro problema es adaptar más que adoptar, nos llenamos de tradiciones extranjeras. Nos falta celebrar el 4 de julio. Somos sudamericanos, latinos, sudacas, generalmente apelamos a lo colectivo al tener tanta influencia católica. Estamos alejados, aunque nos hemos acercado, a la ética del trabajo protestante, pero somos igual de religiosos. Vitriniamos los mall con el rosario en la mano y nos llenamos de culpas
¿Si fuese a pelear una guerra por Chile? Ni cagando. Que vaya Angelini, Matte, Luksic, los edwards, Sebastián Piñera, incluso Douglas Tompkins. Este país es de ellos. El país largo de la memoria corta.
A decir verdad, cada vez me interesa menos ser chileno y me siento cada vez más ciudadano de este maldito planeta. A veces me parecen tan extranjeros los chilenos y tan cercanos algunos extranjeros. El hecho, sólo por dar un ejemplo, de que nuestras autoridades y general todos nosotros seamos impuntuales, ese solo hecho y acto que a todos luces es irrespetuoso, ya nos hace ser un país subdesarrollado. De ahí viene la flojera, la poca disciplina, la poca preparación, la ignorancia, la chantería.

SOLIDARIOS
No digo que no seamos solidarios, pero no somos de ninguna manera solidarios como nos contamos el cuento. Además, de qué solidaridad me hablan cuando nos caracterizamos por ser chaqueteros, que es completamente lo contrario.
Damos el vuelto en el supermercado, pero hacemos como que no vemos al mendigo que está en la salida. Ayudamos al dueño del supermercado, pero rechazamos al pobre que está acostado en la calle, borracho y sucio.
Si hoy llegara el padre Hurtado y nos interpelara, ayayay... que no nos diría. El no apelaba a la solidaridad como caridad, sino como justicia. Y Chile ahora está en la situación de decir, “soy solidario porque doy limosna”. Para el Padre Hurtado eso era insuficiente. Quizás de él me siento orgulloso. La peleó solo y se atrevió a ser valiente y no era muy brillante. Sólo tenía cojones y bondad.
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Para integrarse a la globlalización hay que reforzar la identidad, pero para ingresar de verdad a la globalización, hay que ceder algo de identidad. La identidad es algo variable. Los chilenos de La Colonia no son los mismos que los de principios del siglo XX y aquellos chilenos no se parecen en nada a los chilenos actuales. ¿Qué mierda es la identidad? El sentido de pertinencia, nuestros valores, cómo hablamos, nuestros ritos. Cómo somos físicamente. Vaya saber uno.
Realmente no sé de qué sentirme orgulloso. Quizás de nuestros artistas. Sí, tal vez de ellos

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