Sunday, October 15, 2006

Imágenes paganas

Youtube es espléndido, magnífico. Una fiesta para mi cabeza. Unos son fanáticos de chatear, otros de los juegos de video, otros de masturbarse. Yo soy fanático de Youtube. Para un ser humano como yo que tuvo como nana, amigo imaginario y guía para vivir la vida a una imagen audiovisual, Youtube es volver al origen. Pienso que programas como “Había una vez” o MTV van a desaparecer. Uno tendrá su propio “Había una vez” y su propio MTV, editándolo como uno quiera. Entrevistas, programas de culto, imágenes de las cuales todos hablaban pero no había visto, videos musicales...todos los videos musicales.

Acá va una nota que salió en “Artes y Letras” del Mercurio y te adentra en este fenómeno que sedució a Google. Y eso no es poco.

Qué hay detrás de la compra de Youtube:
Youtube: Mi tevé personal
Google pagó US$ 1.650 millones por Youtube, el sitio web que marcó el comienzo de la batalla audiovisual en el mundo de las tres doblevés.
MACARENA GARCÍA G.
Si usted abre la página web de Google y tipea la palabra "youtubear", tendrá 171 resultados. "Googlear" es útil también para esto, para medir popularidad y testear neologismos. Para saber cuándo una marca se convierte en verbo y se vuelve indestructible. "Youtubear", que ya se conjuga en la red, es subir un video a la página web YouTube, una acción que diariamente realizan 65.000 personas.
Esta semana, Google, el gigante de la era internet post crisis punto com, decidió asumir que había perdido la batalla audiovisual en la red; su sitio Google Video -con mejor definición de la imagen y clips más largos- no había logrado hacer frente al pionero, y popularísimo, Youtube. Asumir la pérdida fue pagar $ 1.650 millones de dólares (en acciones) a la dupla conformada por Chad Hurley y Steven Chen, fundadores y hasta entonces dueños de esa empresa que aún escribe sus balances en rojo. Google apostó por un futuro muy azul y cerró la transacción más costosa de su historia para quedar a la cabeza del emergente negocio de televisión a la carta por internet abrazado a una marca de alto arrastre. Youtube, al igual que Google, está asociada a un servicio bueno, bonito y barato (por no decir gratis); nada de pop ups publicitarios, ni spams, ni cualquiera de esas fórmulas de financiamiento que atosigaron a los internautas de hace algunos años. Youtube es, ante todo, un sitio construido por los usuarios que suben los videos, un ejemplo de cómo en internet el contenido se comparte y se democratiza; cómo el video musical de una joven de Chiloé puede compartir el servidor con Shakira. Aunque eso no sea tan así y por ese no-tan-así corran los millones de dólares.
Monarquías de la red
Poco demoró Youtube, el pasado lunes, en alojar un clip de un minuto y medio en el que Hurley y Chen agradecían "a todos ustedes, chicos, que han estado contribuyendo a esta comunidad, porque no podríamos haber llegado ni cerca de dónde estamos sin la ayuda de esta comunidad". Demoran un minuto en contar la noticia, agradecer y aclarar que seguirán a cargo del sitio, mejorando las tecnologías ahora que estos "dos reyes de internet se han unido". Después Hurley se ríe, Chen se escapa fuera de la cámara riendo, su amigo trata de explicar lo de los dos reyes, Chen se agarra el estómago a carcajadas, vuelve a salir de cuadro y Hurley se pasa la mano por el cuello en señal de cortar la grabación. De más está decir que eliminar estos segundos habría costado un clic, y que si está ahí y es visto hasta el viernes por más de un millón de personas es porque nos quieren aclarar que siguen teniendo 29 y 27 años, que comparten esa estética casera de la mayoría de los videos youtubeados, y que se ríen un poco cuando hablan con seriedad de Google y de sí mismos. Los tipos que más han visto a Hurley y Chen tienen entre 12 y 17 años, les gusta grabar y colgar videos en la red, y probablemente odian a Google porque en el último tiempo ha dejado de ser ese motor de búsqueda creado por dos veinteañeros para transformarse en otra megaempresa de internet que nos sigue los pasos desde GoogleEarth y nos manda publicidad adecuada a nuestros gustos gracias a que cuentan con un software que escanea nuestros (privados) emails. Hurley y Chen, en cambio, hablan de comunidad y les da risa pensar que hay reyes del ciberespacio.
Youtube se creó a comienzos del año pasado, cuando nuestros jóvenes héroes querían compartir el video de una comida y era muy pesado para enviarlo por mail. En un año y poco invirtieron 11,5 millones de dólares y crearon una empresa conformada por 67 personas. Compitieron, y ganaron holgadamente, contra Google Video, Ifilm, Metacafé y otros. Aceptaron videos musicales, spots antidrogas de la Casa Blanca; fiestas de cumpleaños de Pepito, cuya familia está lejos; parodias al programa Saturday Night Live, fragmentos de la tercera temporada de Lost, clips de spots de los '70, cortometrajes, etc. También un subgénero de videos que sería algo así como cuélgate-de-Madonna-y-sé-famosa, en el que anónimos sedientos de reconocimiento hacen sus propias coreografías a lo Vogue. En Youtube cabe de todo, y finalmente son los propios usuarios los que visualizando ciertos videos y linkeándolos desde sus blogs los jerarquizan.
Está claro que este sitio es parte de un cambio de paradigma. Por un lado, es una de las formas más visibles de la llamada Web 2.0, que agrupa a los sitios que han explotado las características colaborativas de internet para crear contenido, como Wikipedia, los blogs y el sitio de fotografías Flikr. Por otro flanco, Youtube quebró con el paradigma MTV, que impulsó la música de los '90 y levantó estrellas según cuán audiovisualmente hubieran traducido sus canciones. Hasta entonces los sellos gastaban cientos de miles de dólares en sus artistas para conseguir videos dignos del canal de cable. Si la banda no era muy conocido, la inversión podía irse al tacho de la basura; pero si lograban estar allí venderían muchísimo más y podrían llegar a ese olimpo de las superestrellas. Hoy, cuando a duras penas tenemos superestrellas (en los ochenta hasta las abuelas sabían quién era Boy George), han aparecido grupos que filman clips de bajo costo para después subirlos a la web. Incluso un artista como Beck enganchó con el fenómeno y realizó nada menos de quince videos para su último álbum, baratos y con esa estética youtubeada que hace que se pierdan los contornos.
Pero Google apuesta por un cambio que estaría por venir. Esos 1.650 millones de dólares debieran ser una pequeña parte de la torta que se repartirá cuando internet reemplace a la televisión y Youtube sea la videoteca del universo. En el día de la venta, los jóvenes de las risas anunciaron alianzas con CBS, Sony y Universal; antes de eso habían llegado a acuerdos con Warner y NBC. Lo que empezó como una estrategia contra las querellas por los derechos de autor de los videoclips, acabó en pactos comerciales para difundir material e incluso para participar de porcentajes de la publicidad emitida en la pantalla grande. La compra de Google deja ver a Youtube como el canal más visto del universo y da cuenta de que aunque esos 100 millones de espectadores al día sean reacios a las tandas publicitarias, son consumidores. La gente de Google nunca se ha olvidado de eso, de que al final del día consumiremos algo y que ya encontrarán la forma de llevarnos hacia allá. Sobre todo a quienes comenzaron a caminar primero hacia ese futuro de banda ancha, segmentación de audiencias y televisión a la carta sólo a un clic de distancia.
Para principiantes:
Es la videoteca del universo: un sitio web al que cada día se agregan 65 mil videos de menos de 10 minutos.
Los internautas son quienes suben los videos, los jerarquizan según popularidad y abren foros para debatir sobre ellos.
Su especialidad son los clips musicales, en youtube.com está toda la historia de MTV, incluso sus capítulos chilenos. La idea es alojar todos los videos que alguna vez se han hecho para promocionar una canción. En estos días firman alianzas con los sellos para lograrlo.
También hay registros de la Segunda Guerra Mundial, del beso de Madonna y Britney, fragmentos de teleseries, los spots para el plebiscito de 1988, trailers de películas que aún no se han filmado y millones de anónimos hablándole a una web cam. Sólo censuran pornografía.

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