Saturday, May 08, 2010

La guerra de los libros

Amos Oz y el filósofo palestino Sari Nusseibeh, en Barcelona, en 2004. | Santi Cogolludo
• La primera traducción árabe de Amos Oz aviva las suspicacias
'La puerta del Infierno' podría ser el 'alter ego' de 'Una historia de amor y oscuridad'. Ambas novelas están basadas en la memoria y las dos hablan de un pueblo perseguido. El autor de la primera, el libanés Elías Khoury, se felicita de que la segunda, obra del israelí Amos Oz, haya sido traducida al árabe por primera vez. "Por supuesto que tenemos que leer esta novela" dice Khoury.
Aunque sea, para enfurecerse. "No se puede colocar a la víctima (los palestinos) y al agresor en el mismo plano. Dicen que esta obra debería servir para que los palestinos aprendan a construir un estado en base a la historia del pueblo judío. Me pregunto cuál es el mensaje. ¿Es que por el hecho de ser un pueblo de refugiados tienen que convertir a otro pueblo, el palestinos, en refugiado?. He leído ese libro y muchos otros de autores judíos, pero no para recibir lecciones de moral" explicó Khoury a EL MUNDO.es.
La controversia generada en torno a la traducción de 'Una historia de amor y oscuridad' y su total ausencia de las librerías libanesas -ese a que se había anunciado su distribución hace semanas- son un reflejo de cómo las seis décadas de conflicto han conseguido eclipsar a la cultura. Una máxima que alcanzó el paroxismo cuando el ministro de cultura egipcio, Farouk Hosny, amenazó con quemar cuanto libro israelí encontrara en la biblioteca de Alejandría. Aquella declaración, a la postre, truncó su candidatura a la dirección de la Unesco.
La traducción de autores judíos israelíes en el mundo árabe es tan mínima como polémica ante el acoso de grupos militantes que ven en estas ediciones un esfuerzo hacia la llamada "normalización" con Tel Aviv.
"Traer libros de autores israelíes siempre es polémico. Líbano e Israel están todavía en guerra y esa realidad política es más poderosa que cualquier consideración cultural" opina un librero de Beirut que no quiso ser identificado.
Egipto y Jordania, los dos únicos países que mantiene un tratado de paz con Israel, son los principales artífices de estos amagos de acercamiento cultural. De hecho Oz ya había visto como 'Mi Michael' fue llevada al árabe en Egipto en 1994 y 'Soumchi', tres años más tarde en Jordania. Títulos como 'El viento amarillo' de David Grossmans o 'La carretera hacia Ein Harod' del difunto Amos Kenans figuran también entre las obras disponibles en las librerías egipcias y jordanas.
De hecho, editoriales como Dar al-Arabiyya de Egipto o Dar al-Galil (Jordania) han traducido más de un centenar de libros del hebreo como 'Viktoria' del escritor y activista pro derechos humanos Sami Michael o el mismísimo 'Un lugar bajo el sol' de Benhamin Netanyahu.
Pero ni siquiera El Cairo ha podido evadir la repercusión del conflicto y, hace sólo tres años, la aparición de la novela romántica Yasmin de Eli Amir generó un inusitado furor mediático y una ingente avalancha de críticas.
El subdirector del semanario 'Octubre' -vinculado al régimen egipcio-, Hussain Serag, responsable de la traducción, se quejó entonces de la falta de atención que presta el mundo árabe a la literatura en hebreo. "Israel ha traducido todo sobre nosotros (los árabes) y nosotros no hemos hecho lo mismo. La cultura y el arte no se deberían dejar influir por la política porque (son cosas) que carecen de nacionalidad", declaró.

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