"SÓLO PUEDE HABER UN GENIO EN LA FAMILIA"
El director filmó en Argentina "Tetro", la presentó acá en Cannes, donde se declaró admirador de Roberto Bolaño, deslizó sus intenciones de vivir en Valparaíso y trató de 'mafia' al sindicato de actores trasandinos. También habló de su familia y menospreció los vinos chilenos. ¿La verdad? No dejó títere con cabeza.
POR ERNESTO GARRATT VIÑES, ENVIADO ESPECIAL A CANNES
Francis Ford Coppola es más bajo de lo que uno podría esperar. Con una barba completamente canosa, sin embargo, no aparenta los recién cumplidos 70 años que arrastra con juvenil paso en la azotea del Palais Stephanie, acá en Cannes. Este es el centro de operaciones de la Quincena de Realizadores, sección paralela del Festival que ha acogido su más reciente película, "Tetro": una historia intensa sobre la familia, un tema recurrente en Coppola y filmada en Argentina con más de un problema.
–¿Quién es de Chile, quién?, pregunta a viva voz mientras se acerca a un grupo de periodistas que estamos ahí, como si este espacio con una bella vista de la Riviera Francesa fuese su set de filmación. Un par de periodistas me apuntan y Coppola dirige su primer comentario con contundente precisión.
–¿Sabes quién fue Alone?, me dice, misterioso. Coppola quiere hablar de cine, de Chile, de la vida, del arte y de cómo todo eso ha chocado de maneras mágicas y misteriosas en "Tetro", una historia sobre la familia, sí, pero también sobre dos hermanos artistas enfrentados por una obra de teatro.
La referencia a Alone de Coppola tiene que ver con "Tetro" y sorpresivamente con Chile. La española Carmen Maura interpreta a una despiadada crítica de arte llamada Alone. "En una de las novelas de Roberto Bolaño ('Nocturno de Chile') había un personaje llamado Farewell, un importante crítico literario. Quería tener en mi película un personaje así y pensé en robar esta idea que está basada en Alone, un respetado crítico chileno, ¿lo conoces?".
Impresionante ratón de biblioteca, Coppola maneja esa clase de datos e identifica el legado de Hernán Díaz Arrieta (1891-1984), Alone, y su aporte a la crítica chilena en el siglo XX. En un comienzo iba a ser Javier Bardem el encargado de ponerse en esos zapatos, pero al final el español no pudo. "Me encantaba la idea de llamarlo Alone, así que cuando hice que Carmen Maura fuera una crítica, le puse ese nombre igual".
-¿Le gusta entonces Roberto Bolaño? Está de moda, ¿no?
"Leí todos sus libros pero no el más reciente. Mira, cuando comencé a leer a Roberto Bolaño hace unos años, nadie sabía quién era. Adoré 'Detectives salvajes"'.
UN HOMBRE DE FAMILIA
Coppola parece nunca separarse de su familia. Acá en Cannes su hijo Roman Coppola (44 años), director de segunda unidad en varias de sus películas recientes y autor de geniales videoclips y de la película "C.Q.", camina por la azotea de la Quincena con traje de baño, polera y lentes oscuros. Además está la esposa de Francis, Eleanor Coppola, quien hace 46 años comparte la vida y las películas de su marido con intensidad.
"¿Quieres un consejo para hacer buen cine? Cásate. Tener una familia, hijos, te pone los pies en la tierra, no sales fuera de casa, te inspiras para hacer grandes cosas", receta Coppola.
En 1986, su hijo de por entonces 22 años, Gian-Carlo Coppola, murió en un accidente en bote. Desde entonces, el director de "El padrino" cuida a su familia con mirada sobreprotectora, tratando de nunca estar lejos ni de Sofia Coppola (38 años), ni de Roman, ni de Eleonor.
– ¿Cómo ha logrado mantener junta a su familia con un oficio tan disperso como el de cineasta?
"Traté de mantener siempre a mis hijos cerca cuando estaban creciendo. Ellos saben lo que es criarse en los sets de filmación. Cuando filmé 'Apocalipsis ahora', pasaron años viviendo en Filipinas - donde se rodó la cinta- , y he logrado mantener ocupada a mi esposa con una cámara de 16 milímetros. Gracias a eso la pude tener cerca de mí para que grabara cómo filmamos 'Apocalipsis ahora"'. Fue gracias a ese precioso material con cientos de horas de registro que los directores Fax Bahr y George Hickenlooper pudieron dar vida al imprescindible documental de 1991, "Hearts of Darkness: A Filmmaker's Apocalypse".
En la historia de "Tetro" hay una evidente conexión con el tema de la familia. El protagonista, Vincet Gallo, es un hijo que crece bajo el alero de un padre genio (el austriaco Klaus Maria Brandauer), Carlo Tetrocini, conductor de orquesta admirado y respetado. Tetro quiere ser artista como su padre, pero él quiere ser escritor, y en una crucial escena en la playa, un despiadado progenitor le dice a su aún joven retoño: "Hijo, no seas escritor, estudia algo productivo".
Tetro insiste. Su padre replica: "Hijo, sólo puede haber un genio en la familia".
-"Tetro" tiene muchas cosas parecidas a "El Padrino". ¿Qué diferencias hay entre ambas películas?
"Mira, la diferencia entre 'El Padrino' y este filme son cuatro puñaladas, dos estrangulaciones, veinte asesinatos por disparos, tres muertes por accidentes de auto y un asesinato cometido por ametralladora (ríe)".
"Tetro" tiene más de la vida familiar de Coppola que otras de sus cintas. Si bien en "El Padrino" usa como referencia el comportamiento de su familia para darles carne y alma a los mejores mafiosos del cine, en "Tetro" el asunto fue más a la médula porque este trabajo forma parte de los tres filmes que el director ha realizado con historias originales suyas. "Esto me ha pasado antes con 'The Rainmaker' y 'The Rain People'.
Y en esta nueva cinta, la historia hace referencia a su propio padre, Carmine Coppola, destacado músico de la escena estadounidense, bajo cuyo alero el pequeño Francis, quien sufrió de polio de niño, creció. "No puedo mentir, usé a mi familia como base para 'Tetro', pero sólo la base, porque hay mucha ficción acá".
ENTRE ARGENTINA Y CHILE
Cuenta Coppola que "Tetro" nació como idea cuando estaba terminando de editar su trabajo previo, "Youth Without Youth": una película metafísica sobre la muerte y la eternidad con Tim Roth. "¿Recuerdas que había un bolero en 'Youth Without Youth?'. Algo así como 'Tarara ri tarara ri'. ¿Recuerdas? Bueno, puede que no, porque casi nadie vio esa película".
Desde hace algunos años, Coppola se ha alejado de los grandes estudios de cine. Explica que porque gana dinero con su negocio de vinos en Napa Valley, y que si hace cine, quiere hacerlo a su modo. Nada de atenerse a las reglas de otros. A sus 70 años, Coppola quiere hacer cine como se hacía en los años 70 en Hollywood, con más independencia, energía y fuerza. Bueno, en esa década pudo hacer sus dos obras maestras: "El Padrino", "Apocalipsis ahora" y la perfecta "La conversación".
Y Coppola explica por qué hace cine a su modo: "Mira, la gente no quiere filosofar en las películas, quiere sentir algo y yo quiero sentir algo (...) Mientras más pequeño sea el presupuesto de una película, más grande las ideas. Porque si haces una cinta grande, tiene que ser estúpida porque le tiene que gustar a todo el mundo. Lo que amo del cine es que se trata de un arte muy joven y por eso tenemos mucho que aprender. No sabemos todo aún sobre cómo visualmente podemos contar una historia porque los grandes progresos se hicieron en el cine mudo. Cuando llegó el cine sonoro, las películas se volvieron obras de teatro filmadas y después de ese período, las cintas compitieron con la TV y los estudios no dejaron a nadie experimentar".
Coppola viajo entonces a Argentina para poder rodar con libertad su filme de 15 millones de dólares, con casi exclusivas locaciones en el barrio de La Boca. Hizo las cosas a su manera, experimentando, usando blanco y negro. Pero con lo que no contó fue con los problemas con los que se iba a encontrar en Buenos Aires, donde estuvo viviendo con su familia en Palermo. Que le robaran el guión de su película que estaba en sus computadores, que el sindicato de actores argentino se fuera a paro...
"Espera, espera, espera", interrumpe amable Coppola. "Todas esas cosas fueron inventos de la prensa. No hubo problemas. Sabes cómo es Argentina, un país exagerado, porque básicamente son italianos. Chile es más como Suiza o Alemania, Argentina es la cultura italiana. La prensa exagera todo. Número uno: Robaron mis computadores pero, ¿cómo no voy a tener una copia de mis guiones? Nunca me robaron los libretos. Número dos: El sindicato de actores en Argentina es como una mafia, son gánsteres. No hablo de los actores, que son maravillosos, pero mira, el sindicato argentino nos dice, 'queremos que nos paguen 60 mil dólares si tienes algún actor español o norteamericano en la película'. Les replico: '¿Por qué debo pagar esa suma?'. Me dicen: 'Porque les quitas el cupo a actores argentinos'. Les explico que qué argentino va a interpretar a un norteamericano de Nueva York y que necesito un actor español porque esto es una coproducción con España. Entonces me dicen: 'De acuerdo, sólo danos 40 mil dólares'. No les di nada. Me amenazaron con un paro, eso salió en la prensa, pero en la realidad nunca paramos, no perdimos ni un día de rodaje".
Sin embargo, no hay que malinterpretar las cosas. Coppola disfrutó su estadía en Argentina. Y mucho. "Amé su infinita cultura, sus muchos teatros. La gente puede pasar por muchos problemas de plata, pero disfruta de exquisitas comidas, quieren pasarlo bien, además, en Argentina tienen uno de los mejores vinos del mundo. Mis disculpas: Los chilenos hacen muy buen vino, pero lo venden. Los argentinos, lo beben".
-Claro, los chilenos hacemos "negocios".
"Sí, ustedes hacen el dinero, pero los argentinos hacen el mejor vino. Ahora la gente se está empezando a dar cuenta de lo bueno que es el vino argentino".
-Mantengamos el secreto entonces.
"Pero es que en Argentina el vino no sólo es bueno, es grandioso".
Pero Coppola da un premio de consuelo para la bancada chilena: "¿Sabes? Quizás haga una película en Chile, de hecho estaba interesado en la historia de Bolaño 'Estrella distante', pero hay que ver. También quiero escribir mis cosas. ¿Y qué tal si voy para Chile y vivo en Valparaíso? Eso sería bueno. Es muy pequeño allí, ¿no?
-Sí, pero tiene su encanto
"¿Y hay bellas mujeres (ríe)?"
-Oh sí, claro, muy bellas chilenas.
Coppola dice que hace unos años su prioridad en la vida era mirar bellas mujeres. Ahora, es mirar cómo crecen los niños pequeños de su familia y, en segundo lugar, mirar bellas mujeres. "Me gusta la vida, disfrutar, eso es lo que hay que hacer", dice este hombre con corazón latino en la Riviera Francesa. Ríe de buena gana, y chicas periodistas de Austria, México, Japón, piden fotos con él. "Parezco el ratón Mickey", comenta feliz y cuando llega el momento del click fotográfico, sienta a cada una, en su momento, en su regazo.
Como si fuera un Viejo Pascuero.
Aunque es de día, uno hermoso y soleado en Cannes, una luz extra parece iluminar aún más a Coppola, la estrella del momento, la leyenda viva que comparte con los mortales reporteros.
Y de nuevo, en un rincón, a los lejos, aparece su hijo Roman Coppola, de lentes oscuros, traje de baño, polera, mirando en segundo plano cómo la prensa adula a su padre.
Y Francis Ford le grita:
"Eh, Roman, sólo puede haber un genio en la familia".
Estallan las risas. Todos ríen. Es una buena broma. Todos ríen, menos Roman. Una mirada de hielo atraviesa sus lentes de sol. Y llega hasta su padre.
Momento incómodo.
-¿Sus hijos le piden consejos cuando hacen sus propias películas?
"Antes lo hacían mucho, pero ahora es cada vez menos. Cada vez menos", dice Francis Ford. El único genio de la familia.
COPPOLA SE MORDIÓ LA COLA
Ni el ofrecimiento de presentarla en el bajo perfil de la Quincena de los Realizadores de Cannes, ayudó a "Tetro", la última producción de Francis Ford Coppola que, para sorpresa de muchos, esta vez no calificó para participar en la competencia.
El drama familiar sobre un joven que viaja a Argentina para encontrarse con su hermano ha sido comparado incluso con la obra de un estudiante de cine con notorias ganas de demostrar sus capacidades artísticas.
"Aunque años atrás se podría haber justificado, el lento ascenso del drama durante más de dos horas que hace Coppola en "Tetro", se siente usado y trabajado de un modo anticuado", ha dicho la revista Variety. Por su lado, Hollywood Reporter se ha referido a ella como "Un mundo infundido por una versión yankee del realismo mágico (...) Se trata de Coppola saliendo de EE.UU. hacia un italiano y bohemio distrito de Buenos Aires, para redescubrir su arte y su amor por el cine". Para alivio del director, por lo menos todos concuerdan con su elección de haberla filmado en blanco y negro.
Ernesto Garratt Viñes.
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