Monday, November 27, 2006

Descripción del gran Mike Patton cortesía de zona.cl, delicada y sutilmente editada por este pechito

Mike Patton es Sinatra con problemas sicológicos, o un trasher que escucha pop a escondidas. Patton conoció la fama con Faith no More, pero decidió refugiarse en su propia guarida. Ahora vuelve a su veta pop con Peeping Tom. Y oops, lo hace de nuevo. Acá, sus múltiples proyectos y la razón de por qué es el Frank Zappa del nuevo milenio. Un tipo aparentemente normal y de apariencia nerd, pero a la hora de crear es un friki absoluto y un huéon insano, lúcido y valiente que está más allá del bien y el mal, más allá del asco, más allá de la cordura.

Mike Patton al cuadrado:
Mike Patton es un chico listo que supo jugar las cartas cuando debía. Luego de la separación de Faith no More el 98, creó su propio sello: Ipecacy le inventó un lema propicio: “Making people sick since 1999” (“enfermando a la gente desde 1999”), se alejó de las grandes casa discográficas y se encerró en su mundo a componer. Lo hizo como si se tratara de un personaje de Tim Burton, porque Mike Patton vive en un suburbio de California, ve a los Lakers los findes, pero a la hora de componer es un friki absoluto, lo más cercano a Zappa que ha aparecido en las últimas décadas.
En su guarida musical compone para esa minoría que cree que Patton es una suerte de luz divina. Según algunos –algunos pocos, pero tampoco tan pocos- Patton es un semi dios que padece del síndrome de la mediana fama. Porque para muchos Mike Patton no existe, no tienen idea de quién es. Pero en ciertos círculos, Patton es dios. Es Mr. Patton: un extraño personaje gritón y con mucho gel en el pelo, que les cambió algo más que los gustos musicales.
Patton puede llegar a ser tanto un Sinatra con problemas sicológicos como un trasher que escucha pop a escondidas. Patton también es un tipo cara dura, que dice –grita más bien- lo que siente. Como cuando los miembros de INXS le ofrecieron ser el cantante de la banda, y él se rió en sus caras, en medio de un recital de Fantomas en Australia.
Patton es, por sobre todo, un tipo que se le respeta: Borjk le pidió ayuda en varias canciones de “Medulla”, cantó con Sepultura en un par de canciones, rapeó con The X-cutioners en un disco; y hasta Norah Jones y Massive Attack lo veneran y lo tienen en lista para posibles colaboraciones.
Es lo más parecido que existe actualmente al Zappa setentero: un músico ritalín que publica en promedio dos discos por año, colabora mucho con otros músicos, gira por el mundo haciendo música extraña y vive en su personal ghetto sonoro.

El monstruo
Fue minutos antes de que tocara su penúltima canción sobre el escenario de la Quinta Vergara, cuando Mike Patton, con un peinado a lo “Danza con lobos”, dijo: “Esta canción es dedicada a Myriam Hernández....mi amore”. Y acto seguido desplegaron “Edge of the world”, una extraño crossover de metal y funk.
No quedaba duda: Faith No More fue y será lo más bizarro que ha pasado por el escenario de la Quinta. Fue un seis y siete de febrero de 1991. Porque Faith No More tocó dos noches en el Festival de Viña, dicen, debido a las recomendaciones del hijo del entonces alcalde Juan Tejo.
Gracias a él, porque la venida de Faith No More incluyó un agarrón de culo a Antonio Vodanovic por parte de Patton, muchas borracheras de la banda en distintos bares y sucuchos de Valparaíso (incluido un paseo de Fuguet con Patton y varias groupies), y por sobre todo, la primera vez que vimos una banda no mainstream en Chile. No es de extrañara que se ganara un desatinado titular que decía “Please no more”.
No hay primera sin segunda. Y la segunda vez de F.N.M (95, en el peak de su popularidad) en Chile fue tan histórica como la primera. Le abrieron el show a Ozzy Osbourne.
F.N.M nunca fue una banda de metal, ni de funk, ni de rock, sino que todas las anteriores. Y los metaleros que llenaron el Teatro Monumental no estaban acostumbrados a tanta mezcla musical. Patton lo pasó bien. Demasiado. Cantó “Glory box” de Portishead, “I started a joke” de Bee Gees y hasta “Back for good” de Take That, canciones que no iban con el canon metalero de la audiencia.
Filo, Patton se rió harto e incluso incentivó a la asistencia para ver quién lograba achuntarle con un escupo en su boca. Porque Patton es como su carrera: un delirio. A continuación, la lista de sus proyectos en orden cronológico, incluido el último imperdible, Peeping Tom.

Mr Bungle: amigos para toda la vida

Mr Bungle es la banda de los cinco amigos freak del barrio que no encajaban en ninguna tribu. Ni metaleros, ni funkies, ni punkies, ni nada. Pero que les gustaba experimentar con todos los estilos posibles, admiraban a Frank Zappa y hacían competencias de Mario Bros toda la noche.
Y eso se vio reflejado en la música cuando, años más tarde, John Zorn (saxofonista y una suerte de dios del avant garde y del jazz experimental) los apadrinó, participando en la composición de su disco homónimo. El primer disco “conocido” de Mr Bungle –91, el del payaso- suena a horas de estar frente al Nintendo apretando botones, a un pijama party que puede terminar con un homicidio en cualquier momento. Y eso agrada, transgrede y hace ver que la palabra normal acá no encaja.
Que cada disco de Mr Bungle sea un mundo independiente en sí, ajeno al disco antecesor, no es un capricho para la banda, sino horas de composición para que todo quede en su lugar. Aunque en el resultado se sienta que todo es un caos, Mr Bungle es una de esas bandas que componer es cosa seria. Cada disco está plagado de detalles y arreglos: “Disco Volante” (95) es el de los gemidos, tango y Patton susurrando en italiano; y “California” (99) es el que muestra a Mr Bungle como unos Beach Boys en éxtasis, el disco que los llevó a figurar en la Rolling Stone. Ninguno tiene nada que ver con el otro.
Como todas las relaciones que uno tiene con los amigos del barrio, Mr Bungle se acabó por una de esas peleas estúpidas, de esas que terminan haciendo odiar a tu amigo de la infancia. Tres discos en quince años y el señor Bungle descansa en paz

Fantomas: amenazando al mundo

En 1998 Faith No More dijo no más. Según Patton, desde ese instante comenzó a tener pesadillas, de esas en las que uno despierta gritando. Por eso desde 1998 comenzó a trabajar en un proyecto para musicalizar esas pesadillas, un proyecto que abarcara el metal extremo, el avant garde y los sonidos jazzeros.
Le pidió ayuda a algunos amigos: Dave Lombardo (Slayer), Buzz Osborne (Melvins) y Trevor Dunn (Mr. Bungle) y formó Fantomas,nombre tomado en honor al héroe de una historieta francesa de antaño.
Lo de Fantomas siempre ha sido musicalizar otras formas de arte. Sus discos son la prueba de ello: “Fantomas amenza el mundo” (99), disco apenas digerible y dividido en páginas como una historieta y no canciones; “The Director’s cut” (01), clásicos del cine adaptados al sonido avant garde; “Delirum Cordia” (04), un álbum-pesadilla de una sola canción que dura 74 minutos; y “Suspended Animation” (05), que es animación japonesa llevada a música.
En escena son un verdadero caos andante, en el que nunca se sabe cuándo una canción termina ni la otra empieza, y en que aprovechan de tocar covers de Britney Spears, Christina Aguilera o el grupo popero de moda.
El año pasado estuvieron cerca de tocar en Chile. Tres productoras negociaron su venida, pero al final sólo tocaron en Brasil. Una pena.

Tomahawk: Sir, yes, sir

Cuatro tipos vestidos de policías de Los Ángeles se suben a un escenario comiendo donas y fumando cigarrillos. “¿Alguien quiere refrescarse?”, pregunta Patton. Entonces, cada uno saca una pistola gigante de plástico y comienzan a mojar a las primeras filas. Luego todos apuntan contra los fotógrafos a quienes no les queda otra que escapar. Más o menos así comienzan los conciertos.
En escena los integrantes de Tomahawk se visten de policías, marineros, soldados de guerra. Fueron apadrinados por Tool para abrir sus shows. Y Tomahawk es lo más parecido a Faith No More: rock duro con tintes de heavy metal. Riffs uniformados que machacan, y los característicos duetos vocales de Patton que se dividen entre aullidos y falsettos a lo Frank Sinatra.
Formado también por Duane Denison (Jesus Lizard), John Stanier (Helmet) y Kevin Rutmanis (Cows, Melvins), Tomahawk tiene un disco homónimo (2001) y “Mit Gas”(2004), además de muchos detractores en la prensa británica luego de que en un show en Londres, Mike Patton saliera con un aparato reproductor de plástico tirando un extraño líquido a la sección de los periodistas.

Lovage: i’m too sexy

Patton es un fanático del trip hop y de la música disco. De hecho, uno de sus trabajos cuando era joven fue de DJ en un crucero donde ponía funky - disco de los setentas, al más puro estilo del “Crucero del amor”.
Por eso de vez en cuando, a Patton se aburre de cabecear riffs metaleros y chillar sobre bases pesadas, y le da por componer música sexy, soul y funk setentero. Y por eso un día llamó a otra de sus amistades musicales, Dan The Automator (productor de hip hop conceptual y bizarro, además de creador de Gorillaz junto a Damon Albarn). Juntos se encerraron en un estudio con la misión de componer el disco más “horny”.
¿Resultado? Lo que Patton describe como “el disco perfecto para seducir a una mujer”. Nada de gritos ni distorsiones de guitarra, puros susurros y duetos de voces femeninas y masculinas. Trip-hop caliente. El viagra musicalizado.

Peeping Tom: Ooops, he did it again.
¿Un proyecto más? ¿Qué no le basta con tres grupos y todas las colaboraciones que hace? Peeping Tomes lo más convencional a la fecha dentro del mundo Pattoniano. El evangelio del pop según Patton. En palabras suyas: “No escucho la radio, pero si lo hiciera, me gustaría que esto sonara” Por eso, qué mejor lugar para lanzar su nuevo proyecto que uno de los talk shows más importantes de Estados Unidos: The Conan O’Brian show.
Peeping Tom es una pincelada de variedades musicales, cubierta con una capa de pop fino; desde el trip-hop hasta bosanova y rock. Donde cada canción tiene un invitado diferente. Y la lista es bastante heterogénea: Norah Jones, Bebel Gilberto, Massive Attack, Kool Keith y el rapero Razhel.
“Mojo” es el primer single en años de Patton que se escucha en radios comerciales. Aunque a Patton, hace rato le dejó de interesar eso de ser parte del mainstream. Ahora prefiere reírse de la industria comercial y sus figurillas, como al final de “Mojo” donde Patton parafrasea a Britney Spears con un leve y chillado “Oooops I did it again” que se escucha en los segundos finales. Patton lo hizo de nuevo.

Blog Archive