Perdí hace rato el miedo al ridículo. Cuando no tienes nada que perder, el prestigio te importa un carajo. Desde ahora en adelante, tengo que cuidar un sólido desprestigio.

Administrando voces y sampleando frases. Pirateo descarado de mejores impresiones y de gente mejor uno. Más inteligente que uno. Blog bisagra básicamente. Un mero ladrón de neuronas. Nada más.