Imágenes de la prohibición Por Héctor Soto
Cuando el puritanismo se sintió con la fuerza suficiente de imponer la Ley Seca en los Estados Unidos, las fronteras entre buenos y malos se corrieron y actividades que habían sido históricamente lícitas pasaron a la clandestinidad. La gran ironía es que la norma no devino en un mundo más sano y mejor. Nunca los Estados Unidos fue más peligroso, disociado e hipócrita que durante la prohibición. El triunfo que representó un país sin alcohol para la conciencia puritana -conciencia que H.L. Mencken definía como el miserable temor a que alguien, en algún lugar, pueda estar siendo feliz- fue por lo mismo pírrico. América siguió tomando lo mismo y nunca el crimen organizado se infiltró tanto en la policía, la política y los negocios.
Qué le han dicho al cine: en lo que tiene de acto fundacional y de proyecto histórico, EEUU es básicamente una invención de Hollywood. Lo concreto es que la industria cinematográfica ha sido capaz de sacar mitos y acuñar iconos de cada momento histórico con la misma efectividad que la minería extractiva opera sobre una veta imprevista y generosa.
Como el asesino al lugar del crimen, la industria audiovisual gringa vuelve una y otra vez a los años de la prohibición. Scorsese y Brian de Palma de ahí no se han movido y le están dando la bienvenida a Michael Mann. No es que reivindiquen esa época por pura nostalgia. Lo hacen porque esos años -con su rapacidad y sus oscuridades, con sus delincuencias y desafueros- hicieron patente mejor que otros algunos de los insumos que se utilizaron en la construcción de América. Y siguen ahí, en el skyline de la imaginación, de los deseos y de las ciudades.